Una de las ideas dominantes de VOX es el rechazo a la inmigración descontrolada y permisiva, la que está llenando el país de delincuentes y vagos subvencionaos sin deseos de integrarse. Hace pocos días advirtió al PP que rompería sus alianzas para gobernar si aceptaba recibir a más MENAS (jóvenes inmigrantes que llegan no acompañados), muchos de los cuales son adultos camuflados que arrojan sus papeles de identidad al mar para ser recibidos en España y tratados a cuerpo de rey. Pero el PP, despreciando el criterio de su socio de gobierno, ha aceptado recibir a 400 nuevos menas y VOX ha decidido cumplir su amenaza y romper sus pactos de gobierno con el PP, dejando en minoría y sin el apoyo necesario a los gobiernos que compartían en Castilla León, Extremadura, Murcia y otras autonomías.
Se puede estar de acuerdo o no con la dureza y el rigor de VOX en los temas de inmigración ilegal descontrolada, con la que quiere acabar, pero todo demócrata y persona de principios y valores en España tiene que sentir orgullo y satisfacción cuando un partido político es capaz de renunciar a poder, cargos y dinero en aras de sus ideas.
En un país donde gobierna un corrupto llamado Pedro Sánchez, que incumple sus promesas, miente, cambia las leyes, asalta la Justicia y perdona crímenes a sus socios y compañeros de partido, sólo para mantenerse en el poder, y que ha sido capaz de convertir el Tribunal Constitucional en un corral socialista, el gesto de VOX merece aplausos, despierta ilusiones y abre puertas a la verdadera regeneración de la política.
Los chorizos y sinvergüenzas dueños del Estado español, al menos hoy, han sido moralmente derrotados, aunque conserven intacto su poder porque a ellos no les afectan los buenos ejemplos ni las muestras de limpieza democrática.
VOX, con su golpe sobre la mesa, se distancia y se distingue claramente de la derecha cobarde del PP, habituada a pactar con el enemigo y cuyos principios son frágiles y enclenques, al mismo tiempo que se muestra ante los electores españoles como la antítesis del socialismo sanchista, carente de principios, de ideas fluctuantes, mentiroso, enemigo de la democracia, desconocedor de la regeneración, sin amor a España, e incapaz de realizar un sólo movimiento político de regeneración, riguroso, digno y decente.
En la práctica, ganan los malos porque siguen mandando y disfrutando de todos los privilegios e impunidades sucias que adornan a los políticos en España, pero moralmente, los chorizos corruptos y sinvergüenzas han sido derrotados y vapuleados hoy.
Francisco Rubiales
Se puede estar de acuerdo o no con la dureza y el rigor de VOX en los temas de inmigración ilegal descontrolada, con la que quiere acabar, pero todo demócrata y persona de principios y valores en España tiene que sentir orgullo y satisfacción cuando un partido político es capaz de renunciar a poder, cargos y dinero en aras de sus ideas.
En un país donde gobierna un corrupto llamado Pedro Sánchez, que incumple sus promesas, miente, cambia las leyes, asalta la Justicia y perdona crímenes a sus socios y compañeros de partido, sólo para mantenerse en el poder, y que ha sido capaz de convertir el Tribunal Constitucional en un corral socialista, el gesto de VOX merece aplausos, despierta ilusiones y abre puertas a la verdadera regeneración de la política.
Los chorizos y sinvergüenzas dueños del Estado español, al menos hoy, han sido moralmente derrotados, aunque conserven intacto su poder porque a ellos no les afectan los buenos ejemplos ni las muestras de limpieza democrática.
VOX, con su golpe sobre la mesa, se distancia y se distingue claramente de la derecha cobarde del PP, habituada a pactar con el enemigo y cuyos principios son frágiles y enclenques, al mismo tiempo que se muestra ante los electores españoles como la antítesis del socialismo sanchista, carente de principios, de ideas fluctuantes, mentiroso, enemigo de la democracia, desconocedor de la regeneración, sin amor a España, e incapaz de realizar un sólo movimiento político de regeneración, riguroso, digno y decente.
En la práctica, ganan los malos porque siguen mandando y disfrutando de todos los privilegios e impunidades sucias que adornan a los políticos en España, pero moralmente, los chorizos corruptos y sinvergüenzas han sido derrotados y vapuleados hoy.
Francisco Rubiales