Los talibanes celebran la derrota de Occidente e imponen su régimen salvaje e inhumano
Estados Unidos se retira de Afganistán y del mundo porque ya no tiene nada que vender y exportar. Su democracia también está deteriorada y la prueba evidente es que hay decenas de millones de norteamericanos que creen que el presidente Biden ganó las elecciones haciendo trampa y que Trump fue derrotado gracias a una conspiración.
Occidente entero está podrido y ya no es capaz de vender democracia sino un sistema repugnante y plagado de corrupción que no tiene fuerza para convencer y que los pueblos rechazan porque han descubierto que eleva hasta el poder a partidos políticos indecentes y a ciudadanos corrompidos, ineptos, mediocres y sin grandeza alguna.
El mundo occidental tiene una inmensa crisis ética y de liderazgo que le está convirtiendo en cadáver. En Europa, lo países están siendo devorados por la invasión musulmana, ante la cual no reacciona para defender sus raíces y conquistas, que han sido las mejores de la Historia.
Occidente ganó la Guerra Fría frente a la tiranía comunista porque alzaba las banderas invencibles de la libertad y los derechos humanos, pero hoy no sólo cosecha derrotas, sino que algunos países que fueron antes democráticos están siendo dirigidos hacia el oscuro mundo de la tiranía, sin que sus pueblos reaccionen ni Occidente mueva un dedo. Ahí están Venezuela, Nicaragua, Perú, Bolivia y, en cierto modo, también España para demostrar que las fuerzas del mal están resucitando y ganando batallas.
Nadie ha dimitido ni ha perdido su cargo en Estados Unidos después del fracaso de Afganistán, a pesar de que la derrota y la retirada han sido tan humillantes que hasta el mismo presidente Biden debería haberse marchado avergonzado.
En otros muchos países mal llamados "democráticos" ocurre lo mismo: los políticos fracasan y nunca pagan por ello. Los ciudadanos siempre son los que pagan la factura de los errores y destrozos que realizan los partidos políticos y sus dirigentes.
Basta mirar a España, un país llevado hasta el borde del desastre por su actual gobierno, para convencerse de que los políticos, por muy ineptos, dañinos y miserables que sean, se mantienen impunes disfrutando del poder y de sus privilegios.
El mundo occidental está lleno de contradicciones, incongruencias, dramas y mentiras: La Justicia no es igual para todos, los ciudadanos no son los que eligen realmente a los gobernantes, la verdad está siendo erradicada del poder, la corrupción anida en los palacios y ministerio, la democracia auténtica ya no existe y los que gobiernan ya no son los mejores, sino los más ambiciosos, maniobreros, mafiosos, corruptos y muchas veces delincuentes.
Occidente necesita una Perestroika que le devuelva el vigor perdido y el atractivo que llegó a tener en el pasado, cuando la libertad era la estrella dominantes y los líderes servían a sus pueblos.
Un ejemplo concreto: los civiles mandan en los ejércitos y lo hacen sin sabiduría mi acierto, como se ha demostrado en Afganistán, donde la derrota ha estado pilotada por los gobernantes civiles, sin que los militares hayan hecho otra cosa que cumplir con su deber y regar de heroísmo y sangre las agrestes montañas de Afganistán. Hubo un tiempo en el que los que mandaban en las democracias eran los mejores, gente preparada que generaba admiración y respeto en los ciudadanos. Esa gente tenía derecha a decidir sobre los ejércitos y sobre todos los demás recursos y fuerzas de las naciones. Hoy, por el contrario, con los partidos políticos y los gobiernos en manos de mediocres y corrompidos, ese liderazgo carece de sentido y es más inepto y estúpido que sabio, justo y certero.
Los ejércitos occidentales siguen siendo poderosos y tienen fuerza suficiente para alcanzar la la victoria, en Afganistán y en cualquier otro campo de batalla mundial, pero mal dirigidos por ineptos y mediocres corrompidos y sin grandeza, son llevados a la derrota. Lo mismo ocurre con la Justicia, la economía, la prosperidad, la competitividad y otras muchas facetas claves de la vida.
Occidente y Estados Unidos deben entender que si renuncian a la defensa de la libertad, la democracia, la justicia y otros valores, no son nada y tarde o temprano serán derrotados por las banderas negras y rojas de la opresión y la esclavitud.
El drama del planeta es que, salvo muy escasas excepciones, está siendo gobernado por miserables.
Francisco Rubiales
Occidente entero está podrido y ya no es capaz de vender democracia sino un sistema repugnante y plagado de corrupción que no tiene fuerza para convencer y que los pueblos rechazan porque han descubierto que eleva hasta el poder a partidos políticos indecentes y a ciudadanos corrompidos, ineptos, mediocres y sin grandeza alguna.
El mundo occidental tiene una inmensa crisis ética y de liderazgo que le está convirtiendo en cadáver. En Europa, lo países están siendo devorados por la invasión musulmana, ante la cual no reacciona para defender sus raíces y conquistas, que han sido las mejores de la Historia.
Occidente ganó la Guerra Fría frente a la tiranía comunista porque alzaba las banderas invencibles de la libertad y los derechos humanos, pero hoy no sólo cosecha derrotas, sino que algunos países que fueron antes democráticos están siendo dirigidos hacia el oscuro mundo de la tiranía, sin que sus pueblos reaccionen ni Occidente mueva un dedo. Ahí están Venezuela, Nicaragua, Perú, Bolivia y, en cierto modo, también España para demostrar que las fuerzas del mal están resucitando y ganando batallas.
Nadie ha dimitido ni ha perdido su cargo en Estados Unidos después del fracaso de Afganistán, a pesar de que la derrota y la retirada han sido tan humillantes que hasta el mismo presidente Biden debería haberse marchado avergonzado.
En otros muchos países mal llamados "democráticos" ocurre lo mismo: los políticos fracasan y nunca pagan por ello. Los ciudadanos siempre son los que pagan la factura de los errores y destrozos que realizan los partidos políticos y sus dirigentes.
Basta mirar a España, un país llevado hasta el borde del desastre por su actual gobierno, para convencerse de que los políticos, por muy ineptos, dañinos y miserables que sean, se mantienen impunes disfrutando del poder y de sus privilegios.
El mundo occidental está lleno de contradicciones, incongruencias, dramas y mentiras: La Justicia no es igual para todos, los ciudadanos no son los que eligen realmente a los gobernantes, la verdad está siendo erradicada del poder, la corrupción anida en los palacios y ministerio, la democracia auténtica ya no existe y los que gobiernan ya no son los mejores, sino los más ambiciosos, maniobreros, mafiosos, corruptos y muchas veces delincuentes.
Occidente necesita una Perestroika que le devuelva el vigor perdido y el atractivo que llegó a tener en el pasado, cuando la libertad era la estrella dominantes y los líderes servían a sus pueblos.
Un ejemplo concreto: los civiles mandan en los ejércitos y lo hacen sin sabiduría mi acierto, como se ha demostrado en Afganistán, donde la derrota ha estado pilotada por los gobernantes civiles, sin que los militares hayan hecho otra cosa que cumplir con su deber y regar de heroísmo y sangre las agrestes montañas de Afganistán. Hubo un tiempo en el que los que mandaban en las democracias eran los mejores, gente preparada que generaba admiración y respeto en los ciudadanos. Esa gente tenía derecha a decidir sobre los ejércitos y sobre todos los demás recursos y fuerzas de las naciones. Hoy, por el contrario, con los partidos políticos y los gobiernos en manos de mediocres y corrompidos, ese liderazgo carece de sentido y es más inepto y estúpido que sabio, justo y certero.
Los ejércitos occidentales siguen siendo poderosos y tienen fuerza suficiente para alcanzar la la victoria, en Afganistán y en cualquier otro campo de batalla mundial, pero mal dirigidos por ineptos y mediocres corrompidos y sin grandeza, son llevados a la derrota. Lo mismo ocurre con la Justicia, la economía, la prosperidad, la competitividad y otras muchas facetas claves de la vida.
Occidente y Estados Unidos deben entender que si renuncian a la defensa de la libertad, la democracia, la justicia y otros valores, no son nada y tarde o temprano serán derrotados por las banderas negras y rojas de la opresión y la esclavitud.
El drama del planeta es que, salvo muy escasas excepciones, está siendo gobernado por miserables.
Francisco Rubiales