Un felipe González de 74 años, más cansado y con menos reflejos que en otras ocasiones, pero con su oficio de buen comunicacador casi intacto, realizó un análisis del mundo que se nos viene encima y dijo muchas verdades, pero fue más lo que ocultó que lo que reveló. Se alarmó ante el triunfo de Trump y del crecimiento en todo el mundo de los nacionalismos anacrónicos y de los extremismos, sobre todo de los de derecha, pero ocultó que esos dramas son culpa directa de los que han gobernado el mundo y sólo han sabido crear injusticia, desigualdad, insatisfacción y deterioro de la democracia y de los derechos, un pésimo estilo de gobierno que ha sido el que ha propiciado el desencanto mundial de los ciudadanos y el auge de otras opciones extremas y contrarias al sistema viciado.
También ocultó que el mayor fracaso ha sido el de la socialdemocracia, la ideología dominante en el mundo durante las últimas décadas, que se ha alejado de la justicia, de la democracia, de los ciudadanos y de la decencia, abrazando en muchos países la corrupción, el abuso y la antidemocracia, mientras sus dirigentes se atiborraban de privilegios y de arrogancia, transformándose en "casta".
Sobre la marginación de España declaró que en Europa se toman las decisiones sin España, algo que no ocurrió nunca en la etapa inicial de nuestra incorporación a Europa. Dijo que cada vez que en Europa se reúnen, para tomar decisiones, Alemania, Francia e Italia, sin contar con España, él siente dolor y tristeza. Más tarde aclaró que la marginación no se debe a el año sin gobierno que ha padecido España, sino a una pérdida de interés por estar en el núcleo del mundo, una decadencia de las relaciones exteriores y una incapacidad para influir y ganar peso y prestigio.
"España no está ni si le espera", afirmó, aclarando que se refería a la España oficial y política, no a las empresas españolas, que si están porque tienen que buscarse la vida en los mercados mundiales.
Finalmente aseguró que en América Latina se nos está esperando ahora con un interés renovado, sobre todo porque, después de la victoria de Donald Trump, existe una amenaza que llega del norte.
Francisco Rubiales
También ocultó que el mayor fracaso ha sido el de la socialdemocracia, la ideología dominante en el mundo durante las últimas décadas, que se ha alejado de la justicia, de la democracia, de los ciudadanos y de la decencia, abrazando en muchos países la corrupción, el abuso y la antidemocracia, mientras sus dirigentes se atiborraban de privilegios y de arrogancia, transformándose en "casta".
Sobre la marginación de España declaró que en Europa se toman las decisiones sin España, algo que no ocurrió nunca en la etapa inicial de nuestra incorporación a Europa. Dijo que cada vez que en Europa se reúnen, para tomar decisiones, Alemania, Francia e Italia, sin contar con España, él siente dolor y tristeza. Más tarde aclaró que la marginación no se debe a el año sin gobierno que ha padecido España, sino a una pérdida de interés por estar en el núcleo del mundo, una decadencia de las relaciones exteriores y una incapacidad para influir y ganar peso y prestigio.
"España no está ni si le espera", afirmó, aclarando que se refería a la España oficial y política, no a las empresas españolas, que si están porque tienen que buscarse la vida en los mercados mundiales.
Finalmente aseguró que en América Latina se nos está esperando ahora con un interés renovado, sobre todo porque, después de la victoria de Donald Trump, existe una amenaza que llega del norte.
Francisco Rubiales