El tema se está todavía investigando, pero las revelaciones que se publican son espeluznantes. Hablan de una niña que después de ser masivamente violada fue descuartizada e incorporada a la carne vendida en un Kebab.
Lo peor es que algunos denunciantes de las violaciones fueron detenidos, mientras que los violadores jamás pisaron la cárcel.
Lo ocurrido en Gran Bretaña es un culmen de la degradación de la política occidental, extendida por medio mundo, en la que el socialismo siempre ha ocupado un espacio de privilegio.
Pero lo peor es que se extiende la sospecha de que crímenes similares se han perpetrado en otros muchos países aparentemente civilizados, donde están siendo encubiertos desde los gobiernos.
El socialismo ha sido y es brutal, injusto, corrupto y asqueroso en muchos países, entre los que destacan Gran Bretaña, Rusia, Bielorrusia, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina, Corea del Norte, España y otros muchos países, donde todavía tienen que descubrirse y publicarse crímenes que el poder político ha tapado con mentiras y censura masiva.
En España hay casos de violaciones de niñas ocultados por el poder, pero los pedófilos son políticos, no musulmanes depravados. Los casos de Baleares y Valencia son los mejor documentados.
Pedro Sánchez, al frente del socialismo, está destruyendo la democracia, sembrando odio y división en la sociedad, creando leyes para su propio beneficio, gobernando para los suyos y empujando el país hacia el fracaso, la desigualdad, la injusticia, la ruptura y la pobreza.
El problema del socialismo es que en el fondo de su ideología hay perversiones terribles, como las de creerse con derecho a gobernar y a hacer lo que sea necesario para impedir que la derecha gobierne, lo que muchas veces ha implicado crímenes y delitos inconfesables y terroríficos, como los protagonizados por Mao, Stalin, Pol Pot, los hermanos Castro, Daniel Ortega y el también socialista Adolf Hitler, entre otros.
Con ese bagaje de intolerancia y arrogancia brutal, el socialismo no sólo es incompatible con la democracia, sino con la civilización y el humanismo.
No en vano, al comunismo, versión extendida del socialismo, se le atribuyen más de 100 millones de asesinatos en las retaguardia, durante el siglo XX, muchos de ellos precedidos de horrendas torturas.
Existe una sentencia muy popular que resume con acierto lo que es el socialismo: "El socialismo no es una ideología, sino una maldición".
Francisco Rubiales Moreno
Lo peor es que algunos denunciantes de las violaciones fueron detenidos, mientras que los violadores jamás pisaron la cárcel.
Lo ocurrido en Gran Bretaña es un culmen de la degradación de la política occidental, extendida por medio mundo, en la que el socialismo siempre ha ocupado un espacio de privilegio.
Pero lo peor es que se extiende la sospecha de que crímenes similares se han perpetrado en otros muchos países aparentemente civilizados, donde están siendo encubiertos desde los gobiernos.
El socialismo ha sido y es brutal, injusto, corrupto y asqueroso en muchos países, entre los que destacan Gran Bretaña, Rusia, Bielorrusia, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina, Corea del Norte, España y otros muchos países, donde todavía tienen que descubrirse y publicarse crímenes que el poder político ha tapado con mentiras y censura masiva.
En España hay casos de violaciones de niñas ocultados por el poder, pero los pedófilos son políticos, no musulmanes depravados. Los casos de Baleares y Valencia son los mejor documentados.
Pedro Sánchez, al frente del socialismo, está destruyendo la democracia, sembrando odio y división en la sociedad, creando leyes para su propio beneficio, gobernando para los suyos y empujando el país hacia el fracaso, la desigualdad, la injusticia, la ruptura y la pobreza.
El problema del socialismo es que en el fondo de su ideología hay perversiones terribles, como las de creerse con derecho a gobernar y a hacer lo que sea necesario para impedir que la derecha gobierne, lo que muchas veces ha implicado crímenes y delitos inconfesables y terroríficos, como los protagonizados por Mao, Stalin, Pol Pot, los hermanos Castro, Daniel Ortega y el también socialista Adolf Hitler, entre otros.
Con ese bagaje de intolerancia y arrogancia brutal, el socialismo no sólo es incompatible con la democracia, sino con la civilización y el humanismo.
No en vano, al comunismo, versión extendida del socialismo, se le atribuyen más de 100 millones de asesinatos en las retaguardia, durante el siglo XX, muchos de ellos precedidos de horrendas torturas.
Existe una sentencia muy popular que resume con acierto lo que es el socialismo: "El socialismo no es una ideología, sino una maldición".
Francisco Rubiales Moreno