Con su índice de nacimientos en caída libre, España es uno de los países más envejecidos del mundo, condenado, por falta de nacimientos, a recibir oleadas de inmigrantes para que cubran las necesidades laborales y de crecimiento. A pesar de ese drama, las izquierdas españolas defienden ferozmente el derecho a abortar, sin ofrecer a las madres información y opciones para que consideren la posibilidad de dar a luz a sus hijos, sin tener que matarlos en sus vientres.
Cuando los españoles se den cuenta que matar niños en el vientre de sus madres es una aberración brutal, las izquierdas, que han defendido esa ruta suicida, serán rechazadas y despreciadas por una sociedad que volverá a valorar lo que es la esencia de la vida: la reproducción de la vida y la familia.
El paso en defensa de la vida dado por el gobierno de Castilla y León es tímido y constituye solo la primera piedra de un edificio protector de la vida que tarde o temprano España tiene que construir, si no quiere desaparecer víctima del envejecimiento y del egoísmo. Lo único que ha establecido es que las madres embarazadas que se planteen abortar puedan ver al hijo que tienen en su vientre a través de una imagen real, en cuatro dimensiones, e incluso escuchar el corazón latiente del ser que se disponen a asesinar.
Contrariamente a lo que afirman los socialistas y comunistas, esas medidas no limitan los derechos de la mujer a decidir sobre su embarazo. El uso de la mentira y el engaño al pueblo ha sido, una vez más, el gran argumento de una izquierda que ya nada en sus propios excrementos morales y que está convirtiendo España en una pocilga.
El Gobierno, lleno de rabia, amenaza a Castilla y León con los tribunales si aplica las medidas antiabortistas. La prensa lo airea, en gran parte sorprendida ante la reacción violenta del sanchismo y del comunismo. Se trata de una reacción histérica que demuestra la inmensa debilidad de la política de la izquierda en relación con la vida y la familia. Socialistas y comunistas saben que su promoción del aborto y su ausencia de estímulos para la reproducción constituyen uno de sus grandes y más brutales pecados políticos.
En la totalidad de los países de nuestro entorno el aborto es una opción permitida y facilitada por los servicios médicos, como en España, pero conviviendo casi siempre con políticas de estímulo a la natalidad, consistentes en facilidades laborales y recompensas en dinero para las mujeres que decidan dar a luz.
España es el único país de Europa que opta claramente por el asesinato de los bebés como opción prioritaria..
La reacción del Gobierno de Pedro Sánchez ante las medidas en Castilla y León ha sido tan brutal que ha requerido oficialmente a la Consejería de Sanidad de Castilla y León para que «se abstenga de aprobar o aplicar alguna medida que vulnere la actual normativa con respecto a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)». En este sentido, el ejecutivo ha advertido a la Junta de Castilla y León que el Gobierno de España utilizará todos los mecanismos que el ordenamiento jurídico pone a su disposición para defender «la libertad de las mujeres» y amenazan con implementar actuaciones jurídicas adicionales en caso de que el requerimiento no se atienda «íntegra e inmediatamente».
En la reacción de la izquierda se percibe claramente el pánico a que la sociedad española entienda toda la suciedad y crueldad que encierra la política que ellos promueven de estímulo al aborto.
Si la derecha entendiera que el apoyo a la vida es una ruta eficaz y corta hacia la regeneración de la sociedad, la defendería con más énfasis y entusiasmo de lo que lo hace el PP, que parece haberse contagiado del desprecio a la vida que impregna a socialistas y comunistas.
VOX es el único gran partido en España que apuesta con fuerza y sin dudas por el fomento de la natalidad y la protección de la familia.
Francisco Rubiales
Cuando los españoles se den cuenta que matar niños en el vientre de sus madres es una aberración brutal, las izquierdas, que han defendido esa ruta suicida, serán rechazadas y despreciadas por una sociedad que volverá a valorar lo que es la esencia de la vida: la reproducción de la vida y la familia.
El paso en defensa de la vida dado por el gobierno de Castilla y León es tímido y constituye solo la primera piedra de un edificio protector de la vida que tarde o temprano España tiene que construir, si no quiere desaparecer víctima del envejecimiento y del egoísmo. Lo único que ha establecido es que las madres embarazadas que se planteen abortar puedan ver al hijo que tienen en su vientre a través de una imagen real, en cuatro dimensiones, e incluso escuchar el corazón latiente del ser que se disponen a asesinar.
Contrariamente a lo que afirman los socialistas y comunistas, esas medidas no limitan los derechos de la mujer a decidir sobre su embarazo. El uso de la mentira y el engaño al pueblo ha sido, una vez más, el gran argumento de una izquierda que ya nada en sus propios excrementos morales y que está convirtiendo España en una pocilga.
El Gobierno, lleno de rabia, amenaza a Castilla y León con los tribunales si aplica las medidas antiabortistas. La prensa lo airea, en gran parte sorprendida ante la reacción violenta del sanchismo y del comunismo. Se trata de una reacción histérica que demuestra la inmensa debilidad de la política de la izquierda en relación con la vida y la familia. Socialistas y comunistas saben que su promoción del aborto y su ausencia de estímulos para la reproducción constituyen uno de sus grandes y más brutales pecados políticos.
En la totalidad de los países de nuestro entorno el aborto es una opción permitida y facilitada por los servicios médicos, como en España, pero conviviendo casi siempre con políticas de estímulo a la natalidad, consistentes en facilidades laborales y recompensas en dinero para las mujeres que decidan dar a luz.
España es el único país de Europa que opta claramente por el asesinato de los bebés como opción prioritaria..
La reacción del Gobierno de Pedro Sánchez ante las medidas en Castilla y León ha sido tan brutal que ha requerido oficialmente a la Consejería de Sanidad de Castilla y León para que «se abstenga de aprobar o aplicar alguna medida que vulnere la actual normativa con respecto a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)». En este sentido, el ejecutivo ha advertido a la Junta de Castilla y León que el Gobierno de España utilizará todos los mecanismos que el ordenamiento jurídico pone a su disposición para defender «la libertad de las mujeres» y amenazan con implementar actuaciones jurídicas adicionales en caso de que el requerimiento no se atienda «íntegra e inmediatamente».
En la reacción de la izquierda se percibe claramente el pánico a que la sociedad española entienda toda la suciedad y crueldad que encierra la política que ellos promueven de estímulo al aborto.
Si la derecha entendiera que el apoyo a la vida es una ruta eficaz y corta hacia la regeneración de la sociedad, la defendería con más énfasis y entusiasmo de lo que lo hace el PP, que parece haberse contagiado del desprecio a la vida que impregna a socialistas y comunistas.
VOX es el único gran partido en España que apuesta con fuerza y sin dudas por el fomento de la natalidad y la protección de la familia.
Francisco Rubiales