Información y Opinión

La debilidad del déspota



Se acerca el momento de la verdad para Pedro Sánchez, el despota español, cuyo sueño es permanecer eternamente en el poder. En los próximos meses se enfrentará a dos elecciones en la que los españoles decididrán si quieren que se quede o que se marche. A esas elecciones acude con fortalezas y debilidades. Su gran fortaleza es que manda mucho, que controla casi todos los resortes del poder y que tiene sometidos a casi la totalidad de los poderes. instituciones y fuerzas de España. Su debilidad es ese mismo poder, que cuando es casi absoluto, como es su caso, corrompe y convierte en imbéciles a los déspotas.

El poder corrompe y fabrica déspotas cada día más débiles y obtusos. El poder aleja de la realidad y confunde. Cuando el poder es absoluto, el déspota se vuelve idiota y ya resulta fácil de destronar.

Ese proceso de deterioro ha funcionado desde hace milenios y ha acabado con cientos de emperadores e imperios que cayeron porque no supieron rodearse de verdad y decencia, sino de sumisión,mentiras y lealtades ciegas.

Cuando nadie de su entorno se atreve a decirle la verdad, el déspota ya está muerto.

El orgullo es el gran enemigo de todo déspota, lo mismo que la vanidad lo es de toda mujer hermosa.
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Gobernar una democracia teórica con totalitarios y golpistas como Podemos, BILDU y ERC convierte a Sánchez en un monstruo Frankestein
Es lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez, un déspota de libro, que ya valora más al adulador que al amigo sincero, un tipo al que el poder ha deteriorado tanto que no es consciente de que media España le rechaza y le quiere ver lejos del poder y juzgado por sus abusos, arbitrariedades e injusticias.

Desde que murió Franco se habla en España del “Síndrome de la Moncloa”, un proceso inexorable de deterioro mental que afecta y no perdona a los presidentes de gobierno que habitan en ese palacio. Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar y Rajoy lo padecieron y el atontamiento les llevó a perder el poder. Pero con Zapatero y Sánchez, el síndrome ha empeorado y se ha convertido en una enfermedad tan grave que sus víctimas, además de atontarse, se envilecen y se hacen perversas.

Zapatero inauguró el mal terrible que envilece y pervierte a los presidentes, un drama que convirtió a Rajoy en un gilipollas andante y a Sánchez en un ser altamente peligroso y desenfrenado.

Desde Zapatero, ningún político catastrófico paga por sus pecados, lo que constituye una tragedia para el pueblo español, que está sometido a caprichos, abusos, injusticias, errores y suciedades impunes.

Rodeado de un cortejo de aduladores cínicos que no osan contradecirle, Sánchez es ya un pobre diablo con poderes que le desbordan y que no sabe gestionar.

Sánchez se ha vuelto tan obtuso, inflado y prepotente que toma todas las decisiones personalmente, despreciando las toneladas de neuronas de sus asesores contratados, convertidos en enchufados estériles.

¿Le ocultan ya a Sánchez aquello que no desea escuchar? Es más que probable ¿Se atreve alguien a decirle que es el presidente de gobierno más odiado desde Fernando VII y Godoy? No lo creo ¿Se cree Sánchez superior a todos sus asesores, compañeros y adversarios? Seguro que sí ¿Le advierten que los impuestos están asfixiando la economía? ¿Le han advertido que esconder desempleados en las estadísticas es delito? ¿Le advierten que el endeudamiento de España es un suicidio? ¿Le avisan de que el abuso del avión Falcon y de los helicopteros Puma para actos de su partido es un abuso de poder intolerable? ¿Se atreven a decirle que gobernar con socios totalitarios y preñados de odio, como Podemos, BILDU y ERC, le convierten en un peligroso monstruo Franquestein?

El déspota es tan todopoderoso como frágil e imbécil y cuando acapara demasiado poder siempre termina siendo un ridículo pavo real arrogante y un bobo con patas.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 5 de Abril 2023
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