He visto por segunda vez "Buenas noches y buena suerte", película imprescindible para todo profesional del periodismo, y he sentido envidia de Edward R. Murrow y de su equipo, gente valiente y periodistas honrados que se atrevieron a desafiar el estado de miedo y amenaza impuesto desde el poder, entonces encarnado, en Estados Unidos, por el senador Mc Carthy.
Cuando la ví por primera vez escribí un post entusiasta en el que resaltaba la importancia del periodismo crítico y del imprescindible lugar que ocupa en la democracia un periodismo con capacidad de criticar y controlar a los grandes poderes.
Hoy, tras haberla visto por segunda vez, siento añoranza de aquel periodismo libre. hoy desaparecido no sólo en España sino en buena parte de las democracias occidentales, donde los partidos políticos han sabido amordazar a la prensa libre a través de una red de alianzas y de intereses cruzados con las empresas editoriales en la que se mezclan la publicidad, la información privilegiada y las "concesiones" del poder a las editoriales.
Cualquier periodista que se atreviera a criticar abiertamente hoy los abusos del poder público, desde una emisora de televisión o desde cualquier otro medio, arruinaría su carrera de manera fulminante. La única crítica al poder posible hoy en nuestro periodismo español es la que se produce en la blogosfera, donde todavía impera la libertad, o la que se hace patrocinada o amparada por un partido político, ya sea el que gobierna o alguno de la oposición, lo que resta a esa crítica valor, mérito, limpieza y alcance.
Recomendamos escuchar atentamente el discurso de Edward R. Murrow sobre el macartismo y el abuso del poder político.
Cuando la ví por primera vez escribí un post entusiasta en el que resaltaba la importancia del periodismo crítico y del imprescindible lugar que ocupa en la democracia un periodismo con capacidad de criticar y controlar a los grandes poderes.
Hoy, tras haberla visto por segunda vez, siento añoranza de aquel periodismo libre. hoy desaparecido no sólo en España sino en buena parte de las democracias occidentales, donde los partidos políticos han sabido amordazar a la prensa libre a través de una red de alianzas y de intereses cruzados con las empresas editoriales en la que se mezclan la publicidad, la información privilegiada y las "concesiones" del poder a las editoriales.
Cualquier periodista que se atreviera a criticar abiertamente hoy los abusos del poder público, desde una emisora de televisión o desde cualquier otro medio, arruinaría su carrera de manera fulminante. La única crítica al poder posible hoy en nuestro periodismo español es la que se produce en la blogosfera, donde todavía impera la libertad, o la que se hace patrocinada o amparada por un partido político, ya sea el que gobierna o alguno de la oposición, lo que resta a esa crítica valor, mérito, limpieza y alcance.
Recomendamos escuchar atentamente el discurso de Edward R. Murrow sobre el macartismo y el abuso del poder político.