Información y Opinión

La creciente hostilidad del Islamismo





Los recientes atentados en Argelia y Marruecos, las reiteradas amenazas a España por parte de Al Queda, cada día más fuerte en el norte de África, y el renacido objetivo islamista de "reconquistar Al Andalus", absurda pero peligrosa en un caldo de cultuvo islamista radicalizado, dejan en ridículo a proyectos ingenuos como la alianza de las civilizaciones y a planteamientos cobardes como el diálogo de igual a igual con culturas violentas y revanchistas.

Numerosos dictámenes y análisis recientes de expertos coinciden en que el mayor elemento desestabilizador del mundo actual y gran parte de los problemas geopolíticos y estratégicos que afligen hoy a Occidente provienen de la cultura islámica, un mundo tan opuesto y distante a los principios y valores vigentes en la civilización occidental que resulta incomprensible.

Pero el mayor problema no es que exista un mundo islámico diferente al nuestro, sino que una parte de ese mundo es hostil, analfabeta, tecnológicamente atrasada, fanática, antidemocrática, obsesionada en destruir al enemigo y adoradora de valores que Occidente rechaza como salvajes, entre ellos la veneración al guerrero, el culto a la violencia y la exaltación de la muerte en combate.

Lamentablemente, la versión más radical del Islam se está imponiendo a la moderada y laíca. La Islámica es cada día más una cultura herida que está en guerra contra Occidente, que sueña con recuperar su antiguo esplendor y su honor perdidos y que anhela vengarse de una cultura occidental a la que identifica con el enemigo y a la que culpa de todos sus males.

Aunque muchos políticos europeos, ingenuos y acobardados, siguen soñando con una alianza de civilizaciones que elimine la hostilidad, el intento está condenado al fracaso porque la civilización islámica, extraña, hostil, vengativa e incapaz de integrarse en la "demoníaca" cultura del adversario, acumula ánimo de revancha y se está estableciéndo en el corazón de Europa, en guettos donde, alimentada por clérigos extremistas y por la nostalgia del exilio forzoso, rumia la violencia y el desquite.

Los musulmanes moderados están siendo arrasados por los radicales, lo que constituye un acta de defunción para la ingenua "Alianza de Civilizaciones" y una tragedia para la Humanidad y para la propia cultura islámica.

Es un pueblo lleno de vitalidad y cargado de orgullo de raza, cultura y religión, que se reproduce a gran velocidad y que se siente invulnerable frente a un Occidente al que considera débil, decadente, cobarde y acomodado. Y explican con claridad que su fortaleza emana de su portentosa capacidad para sufrir, para resistir el dolor y el tormento y, sobre todo, porque pueden hacer algo que los occidentales nunca podrán lograr: morir (sacrificio) en aras de sus ideas y valores religiosos.

El problema islámico no ha hecho más que empezar, como señala Husain Haqqani, ex asesor de primeros ministros islámicos y actual profesor de la Boston University, en un agudo artículo que publicó el "Herald Tribune" ("Why Muslims always blame the West"), donde sostiene que la nueva cortina de hierro entre Occidente y el mundo islámico se acentúa día a día. La cuestión palestina y la ocupación de Irak -afirma- no hacen sino acentuar el sentimiento anti-Occidental.

Jean Daniel, al ser galardonado con el premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades, declaró en su discurso: "Este bárbaro comienzo del siglo XXI es, curiosamente, el producto de un gran acontecimiento emancipador: el fin del totalitarismo soviético. Creíamos que la ideología había muerto. Sin embargo, sigue triunfando, sobre todo en su encarnación islamista, ese oscuro extravío de una gran religión".

Los incendios de embajadas, la quema de banderas y el odio contra Occidente no es una consecuencia de las viñetas que caricaturizan a Mahoma, publicadas por la prensa danesa, o del linchamiento a que fue sometido Sadam Hussein, sino un episodio más de la guerra en curso entre la cultura islámica y la cultura cristiano-occidental, un conflicto grave que algunos dirigentes acobardados y alienados de Europa se niegan a aceptar.


Franky  
Viernes, 13 de Abril 2007
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