Si el presidente del fútbol club Barcelona afirma que su equipo no es un club español, cualquier gobierno decente y con dignidad debería reaccionar retándole a que abandone la liga española y a que juegue en otra competición. Sólo así, con dignidad y principios, se puede responder en democracia a los que, como Laporta, viven permanentemente del victimismo y del órdago a los cobardes que nos gobiernan.
La opinión pública española se indigna ante esas jugadas fuertes de los nacionalistas, a las que nuestros políticos siempre responden con el silencio y con una cobardía a la que, hipócritamente, llaman prudencia y espíritu de paz.
Estamos seguros de que si el gobierno español, ante una ofensa como la que acaba de protagonizar el Fútbol Club Barcelona, que, para colmo de males, es el equipo del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, al propiciar que sus jugadores alevines boicoteen el himno nacional de España, reacionara con dignidad y lo expulsara de la liga españoal de fútbol, muchos de los excesos del nacionalismo, que suele crecerse ante la cobardía gubernamental, quedarían frenados en seco.
España, definitivamente, necesita que su gobierno sea más digno y decente.
La opinión pública española se indigna ante esas jugadas fuertes de los nacionalistas, a las que nuestros políticos siempre responden con el silencio y con una cobardía a la que, hipócritamente, llaman prudencia y espíritu de paz.
Estamos seguros de que si el gobierno español, ante una ofensa como la que acaba de protagonizar el Fútbol Club Barcelona, que, para colmo de males, es el equipo del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, al propiciar que sus jugadores alevines boicoteen el himno nacional de España, reacionara con dignidad y lo expulsara de la liga españoal de fútbol, muchos de los excesos del nacionalismo, que suele crecerse ante la cobardía gubernamental, quedarían frenados en seco.
España, definitivamente, necesita que su gobierno sea más digno y decente.