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La "chusma" accede al poder



El cambio en la política española es evidente después del 24 de mayo. Hay novedades positivas como la agonía del bipartidismo, el fin de las mayorías absolutas, la llegada de medidas regeneradoras y el saludable miedo de los políticos a la venganza de los ciudadanos en las urnas, pero también hay síntomas inquietantes de decadencia y degradación, como la llegada al poder, aupados por las urnas, de gente de bajo nivel, incluso del acceso al poder de cierta "chusma" que no merece representar ni gobernar.

Hay de todo, como en botica, pero la tendencia a descender el nivel es muy preocupante porque la calidad ética y profesional de los políticos no para de caer. Algunas de las nuevas "estrellas" elegidas causan verdadero bochorno y escándalo.

La llegada de esa "chusma" al poder es un claro signo del profundo deterioro que está padeciendo España desde hace décadas, gobernada sin ejemplaridad, sin acierto ni ética por una de las peores clases políticas del planeta.
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Imagen que circula por la red
El alcalde de Punta Umbría (PSOE) fue llevado a declarar por corrupción tan solo 48 horas después de haber tomado posesión. El concejal de Madrid Guillermo Zapata ha sido forzado a dimitir parcialmente por sus ideas racistas y antidemocráticas vertidas en la red. Otra concejal de Madrid lamentó en la red que Emilio Botín no muriera ahorcado. En Cádiz la gente comenta con escándalo que Kichi, el alcalde nuevo, de Podemos, empujó un crucifijo y estuvo a punto de tirarlo en su toma de posesión. Una concejal de Jerez de la Frontera lucía una camiseta con unos ovarios dibujados, tiró la biblia al suelo y se declaró atea al tomar posesión. Teresa, la jefa suprema de "Podemos" en Andalucía, confundía la "investidura" con "embestidura" ante la misma presidenta Susana Díaz. La flamante alcaldesa socialista de Jerez lucía un espectacular modelo de zapatos con dedos fuera, tipo "retrovisores", en el acto oficial de toma de posesión. Los perfiles profesionales y éticos, las fotografías y algunas revelaciones de la hemeroteca sobre nuevos políticos electos producen sorpresa, vergüenza e indignación.

Esos rasgos bochornosos, como la orgía de despilfarro, arrogancia y corrupción ofrecida por los grandes partidos derrotados (PP y PSOE), son síntomas claros y evidentes de que la calidad de la democracia española baja cada día mas y que el nivel de los que se dedican a ese oficio de políticos, que debería ser el mas alto, ya es indecoroso y vergonzante en España, donde el grado de deterioro de su sistema político, al que llaman "democracia" sin serlo, no para de descender.

Sin embargo, el deterioro de la calidad de la democracia española es lógico si se analiza el sistema, que tiene planteamientos, carencias y reglas insoportables e impropias en una democracia.

¿Por qué la gente se escandaliza con las ideas totalitarias y racistas del concejal de Madrid Guillermo Zapata y con la imagen deplorable que proyectan muchos de nuestros políticos ? ¿No se dan cuenta que el nivel de nuestros dirigentes no para de descender? En España se le exigen valores, conocimientos, experiencia y decencia a los que aspiran a ocupar puestos de trabajo en la sociedad, pero ¿que se le exige a los políticos? Absolutamente nada. Les basta con ser amigos del "jefe", tener un carné de partido y haber destacado en sumisión. En la práctica, a un político, que tendrá poder de decisión sobre la vida de miles de ciudadanos, se le exige menos que a un barrendero o una secretaria. La política se está convirtiendo en un espectáculo bochornoso donde compiten en el ridículo la corrupción, la incultura, la falta de valores y la ineptitud. El sistema, sin exigencias ni controles, tiende a encumbrar a gente sin grandeza ni méritos y a impregnarse de corrupción, abuso y mal gobierno.

La gente tiene derecho a sentirse orgullosa de sus líderes, pero cuando los que llegan al poder carecen de valores y calidad humana, generan rechazo y vergüenza.

El concejal Zapata, el de los judíos en el cenicero
Muchos se han sorprendido al descubrir que estaban llegando al poder en España gente sin valores y sin ética, pero ahora se sienten desconcertados porque, además, están incorporándose a la clase dirigente gente que también carece de educación, cultura, preparación, sensibilidad y estética. La "chusma" está llegando al poder en España, mientras el país, victima de una casta cada día mas impresentable y depredadora, no cesa de hundirse en el cieno.

Es cierto que también han llegado, con los nuevos ayuntamientos, detalles de gran altura y significado, como la renuncia de la corporación de Madrid a los coches oficiales y las numerosas bajadas de sueldos en nuevos gobiernos regionales y ayuntamientos, todo un esperanzador contraste con el arrogante despilfarro y el lujo ostentoso propio de los partidos viejos, como el PSOE y el PP.

Los ciudadanos siempre desean que sus dirigentes sean ejemplares y que al mirarlos uno sienta deseos de imitarlos. La ejemplaridad siempre ha sido, a lo largo de la Historia, un atributo del poder. Pero en España, ser gobernados por gente ejemplar se ha convertido en una utopía porque la "cosa pública" se llena de corruptos, incultos, vulgares y cobardes que silencian el delito y el abuso que fluyen como un río en los partidos políticos y en las instituciones.

La corrupción se torna galopante y masiva. Hay mas de mil casos de políticos imputados o juzgados por corrupción y abuso de poder, mientras que muchos otros miles están siendo investigados porque sus abultados patrimonios y actuaciones oscuras despiertan sospechas. La sospecha ya se extiende por todos los especios, incluso por los mas respetables en teoría: Casa Real, Iglesia, ex presidentes, ministros, diputados, senadores, alcaldes, consejeros y miles de políticos incapaces de justificar sus actos oscuros, su arrogancia y sus abultados patrimonios.

La cloaca española está en ebullición.

El asunto es grave si se tiene en cuenta que la experiencia mundial demuestra que los casos de corrupción que suelen aflorar y ser conocidos por la Justicia y por la sociedad representan menos del diez por ciento del total. Si esa estadística se cumple en España, como es lógico, tendríamos a decenas de miles de delincuentes incrustados en el Estado, decidiendo sobre los dineros y los destinos ciudadanos, todo un desastre de proporciones gigantescas y vergonzantes para un país como España.


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Martes, 16 de Junio 2015
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