Los miembros de la "casta" en España viven a cuerpo de rey, se atiborran de privilegios y esquilman a los españoles con sus gastos desproporcionados y lujos innecesarios. El tipo de vida despilfarradora y ostentosa de algunos miembros de la clase dirigente de España provoca rechazo entre los ciudadanos por la injusticia que encierra y, en algunos casos, genera odio. El mejor ejemplo quizás sea el de Carlos Divar, ex presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, que dos años después de dimitir conserva un servicio de protección "similar al de los ex presidentes" del Gobierno, consistente en 15 escoltas y coche oficial, con un coste de 385.000 euros anuales sufragados con los enormes impuestos que pagan los españoles.
En un país democrático y decente, ese gasto, incluso si se tratara de un país rico, no tendría justificación y costaría la dimisión al responsable de autorizarlo, pero en la España antidemocrática y podrida del presente es perfectamente normal, a pesar de que el país está postrado por la crisis, con casi cinco millones de desempleados, casi diez millones de pobres, cientos de miles de empresas cerradas, millones de ciudadanos soportando los impuestos mas altos, proporcionalmente, de toda Europa y dos generaciones casi completas de jóvenes sin poder trabajar en su patria, obligados a emigrar en busca de las oportunidades que no encuentran en su país.
Ejemplos como el de Carlos Divar, perfectamente conocidos y aprobados por el gobierno, son los que proporcionan fuerza a partidos políticos de nuevo cuño como "Podemos" y alimentan a diario sus filas con miles de ciudadanos indignados por el despilfarro, abuso de poder, indecencia y antidemocracia de los partidos tradicionales, responsables del hundimiento político, moral y social de España.
La denuncia del "Caso Divar" ha conmocionado las redes sociales y ha disparado la indignación en una sociedad española asqueada de su clase política, que exhibe a diario su nula sensibilidad ante la injusticia y la indignación popular y una arrogancia que bordea el desprecio opresivo al ciudadano común.
Divar parece ir de escándalo en escándalo. Hace más de dos años tuvo que dimitir por el rechazo popular masivo a sus viajes a cuenta del Poder Judicial, pero esa "mancha" en su carrera no parece haberle restado fuerza ni privilegios como miembro de la clase dominante de España. Sin embargo, la democracia y la decencia son incompatibles con sus privilegios injustificables, sorprendentes y desproporcionados.
Jueces y fiscales consultados por la Cadena SER consideran "una vergüenza" y "totalmente exagerado" el servicio de protección a Carlos Dívar. Recuerdan que está jubilado, además de haber sido forzado a dimitir por cargar viajes al Poder Judicial sin constancia oficial de los mismos y fines de semana caribeños.
El Ministerio del Interior, responsable del abuso, explica que como expresidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar sigue requiriendo "un alto nivel de seguridad". Interior recalca que fue un "altísimo" cargo del Estado y que la banda terrorista ETA puede atentar contra él.
En un país democrático y decente, ese gasto, incluso si se tratara de un país rico, no tendría justificación y costaría la dimisión al responsable de autorizarlo, pero en la España antidemocrática y podrida del presente es perfectamente normal, a pesar de que el país está postrado por la crisis, con casi cinco millones de desempleados, casi diez millones de pobres, cientos de miles de empresas cerradas, millones de ciudadanos soportando los impuestos mas altos, proporcionalmente, de toda Europa y dos generaciones casi completas de jóvenes sin poder trabajar en su patria, obligados a emigrar en busca de las oportunidades que no encuentran en su país.
Ejemplos como el de Carlos Divar, perfectamente conocidos y aprobados por el gobierno, son los que proporcionan fuerza a partidos políticos de nuevo cuño como "Podemos" y alimentan a diario sus filas con miles de ciudadanos indignados por el despilfarro, abuso de poder, indecencia y antidemocracia de los partidos tradicionales, responsables del hundimiento político, moral y social de España.
La denuncia del "Caso Divar" ha conmocionado las redes sociales y ha disparado la indignación en una sociedad española asqueada de su clase política, que exhibe a diario su nula sensibilidad ante la injusticia y la indignación popular y una arrogancia que bordea el desprecio opresivo al ciudadano común.
Divar parece ir de escándalo en escándalo. Hace más de dos años tuvo que dimitir por el rechazo popular masivo a sus viajes a cuenta del Poder Judicial, pero esa "mancha" en su carrera no parece haberle restado fuerza ni privilegios como miembro de la clase dominante de España. Sin embargo, la democracia y la decencia son incompatibles con sus privilegios injustificables, sorprendentes y desproporcionados.
Jueces y fiscales consultados por la Cadena SER consideran "una vergüenza" y "totalmente exagerado" el servicio de protección a Carlos Dívar. Recuerdan que está jubilado, además de haber sido forzado a dimitir por cargar viajes al Poder Judicial sin constancia oficial de los mismos y fines de semana caribeños.
El Ministerio del Interior, responsable del abuso, explica que como expresidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar sigue requiriendo "un alto nivel de seguridad". Interior recalca que fue un "altísimo" cargo del Estado y que la banda terrorista ETA puede atentar contra él.