El más que probable regreso al poder de un corrupto con aires de tirano, como Lula da Silva, en Brasil, es consecuencia del auge mundial de los canallas y de los tiranos
Los ciudadanos son obligados a soportar medidas, leyes e imposiciones que no desean, pero que gustan a los gobernantes. La democracia, un sistema que fue ideado precisamente para controlar el poder de los políticos y otras élites, evitando así la tiranía, está siendo asesinada o está agonizando en muchos países del planeta, sin que el pueblo se alce para defenderla.
La invasión de Ucrania, las masacres de civiles que realizan los rusos y el poderoso contubernio mundial en favor del tiránico Nuevo Orden Mundial (NOM) son manifestaciones del predominio de esa "Ley del Más Fuerte" en la política mundial.
El poder político ha perdido el miedo a las leyes, se ha despojado de la virtud y ha aprendido a narcotizar a los ciudadanos, a engañarlos y hacerlos esclavos, lo que les proporciona un poder desmedido y una impunidad ilícita e indecente.
El dominio del “homo homini lupus” (El hombre es un lobo para el hombre) es total en nuestro tiempo, gobernado por mediocres y canallas sin escrúpulos. El principio criminal de "El fin justifica los medios", responsable de masacres y muchos asesinatos, tiene cada día más vigencia en los espacios totalitarios e inmorales del poder mundial.
La democracia, a pesar de sus defectos, ha demostrado ser el mejor freno ante el abuso de poder y la tiranía. Pero la democracia sólo funciona cuando la ley es igual para todos, los poderes del Estado compiten entre sí, los políticos están controlados y cuando las libertades y derechos preservan al pueblo de la opresión y el abuso que siempre pretenden imponer lis canallas, los corruptos y las bestias humanas.
Rebelarse contra ese nuevo poder tiránico no es una opción para los demócratas, sino un deber ineludible. El mundo canalla que esos nuevos políticos opresores representan debe ser derrotado, en primer lugar en las urnas.
Francisco Rubiales
La invasión de Ucrania, las masacres de civiles que realizan los rusos y el poderoso contubernio mundial en favor del tiránico Nuevo Orden Mundial (NOM) son manifestaciones del predominio de esa "Ley del Más Fuerte" en la política mundial.
El poder político ha perdido el miedo a las leyes, se ha despojado de la virtud y ha aprendido a narcotizar a los ciudadanos, a engañarlos y hacerlos esclavos, lo que les proporciona un poder desmedido y una impunidad ilícita e indecente.
El dominio del “homo homini lupus” (El hombre es un lobo para el hombre) es total en nuestro tiempo, gobernado por mediocres y canallas sin escrúpulos. El principio criminal de "El fin justifica los medios", responsable de masacres y muchos asesinatos, tiene cada día más vigencia en los espacios totalitarios e inmorales del poder mundial.
La democracia, a pesar de sus defectos, ha demostrado ser el mejor freno ante el abuso de poder y la tiranía. Pero la democracia sólo funciona cuando la ley es igual para todos, los poderes del Estado compiten entre sí, los políticos están controlados y cuando las libertades y derechos preservan al pueblo de la opresión y el abuso que siempre pretenden imponer lis canallas, los corruptos y las bestias humanas.
Rebelarse contra ese nuevo poder tiránico no es una opción para los demócratas, sino un deber ineludible. El mundo canalla que esos nuevos políticos opresores representan debe ser derrotado, en primer lugar en las urnas.
Francisco Rubiales