El diario ABC titula "Directivos y fortunas estudian irse a otros países para huir de la armonización fiscal" resumiendo un sentimiento de rechazo a esa subida abusiva de impuestos, muy extendido en España.
La mayoría de los expertos opina que la política fiscal de España es suicida o está maliciosamente orientada a provocar pobreza y ruina. Mientras el resto de los países desarrollados, incluyendo a los miembros de la Unión Europea, bajan los impuestos, para estimular el consumo y la economía, España los sube. Esa subida es maliciosa y contraria al bien común y, junto con una larga lista de agresiones a España, a sus valores y a su Constitución, es motivo suficiente para que la ciudadanía, inquieta y preocupada, sienta un profundo deseo de rebelión y rechazo hacia sus gobernantes, a los que considera empeñados en dañar la nación.
Afirma el diario ABC que "La inseguridad jurídica acentuada por la nueva subida de impuestos incluida en los Presupuestos Generales del Estado por el Gobierno de Sánchez e Iglesias, junto a los planes de armonización fiscal futura, está frenando inversiones, ahuyentando a empresas extranjeras y ahora también provoca que algunos de los mayores cotizantes y patrimonios españoles preparen su salida de España con la vecina Portugal como destino predilecto".
El diario menciona la lluvia de consultas en los despachos de abogados y asesores fiscales para «huir» del territorio español por parte de empresarios, directivos y profesionales, un fenómeno que está creciendo de manera exponencial en las últimas semanas, aunque la huida, más moderada, no para de crecer desde que el dúo Pedro Sánchez-Pablo Iglesias empezó a gobernar España.
Pablo Casado, líder del PP, el principal partido de la oposición, afirma que la armonización fiscal de Sánchez es "ilegal", mientras que otros expertos la califican de anticonstitucional porque promueve e instaura impuestos confiscatorios prohibidos por la Constitución española.
El gobierno de Pedro Sánchez necesita dinero para comprar votos y voluntades, para contentar a los partidos que les apoyan y para financiar colectivos que les proporcionan votos y apoyos. Es su forma "clientelar" y bastarda de controlar el país, utilizando métodos más próximos a las mafias que a una democracia que exige a sus gestores limpieza, transparencia, equidad, justicia, libertad, independencia judicial y otros valores que el Ejecutivo español ignora.
El cobro de impuestos abusivos se está convirtiendo en una de las peores brechas del gobierno y amenaza con ser su tumba política porque los españoles son ciertamente mansos y cobardes a la hora de soportar tiranías y abusos del poder pero suelen reaccionar con vehemencia y brío cuando les roban los políticos.
Cuando desde el gobierno y desde la izquierda se sugiere que los ingresos impositivos en España tienen un amplio margen de subida porque son inferiores, en términos del PIB, a los de los principales países de la UE, se olvida que nuestra renta per cápita es muy inferior a la de esos países y también a la media de la UE, lo que convierte una subida de impuestos en un atentado contra el crecimiento y la prosperidad porque es insensato intentar converger en niveles impositivos con los países más avanzados antes de conseguir converger con sus niveles de renta per cápita.
Pero hay otros factores que convierten en un infierno fiscal a España y en un expolio indecente la recaudación. Hay impuestos claramente confiscatorios que están en declive o extinguidos en Europa que los socialistas y comunistas se empeñan en cobrar e incrementar. Los más impopulares y denostados son el de Donaciones y Sucesiones, calificado por el pueblo como un "robo de herencias" y el del Patrimonio, siendo España el único país de la Unión que sigue cobrando ese tributo expoliador, confiscatorio y contrario a la prosperidad y el desarrollo económico.
El hecho de que existan en España decenas de miles de políticos y altos cargos incapaces de justificar sus abultados patrimonio constituye no sólo un escándalo sino una razón para que el ciudadano sospeche que sus impuestos son también utilizados para enriquecer a chorizos y sinvergüenzas.
Después está otro fenómeno todavía más terrible, que marca a España como un "infierno fiscal" de especial crueldad e indecencia. Se trata de la desconfianza del ciudadano en los que cobran los impuestos, concretamente en el gobierno, donde la opacidad, la mentira reiterada desde el poder, la corrupción y la codicia provocan que los ciudadanos no se fíen de los gobernantes que cobran los tributos y sospechen que sus dineros son empleados en enriquecer a miserables con poder y en financiar políticas contrarias al bien común, como son el clientelismo, el nepotismo y la corrupción institucional.
La resistencia de los españoles al expolio fiscal es una corriente ciudadana de fuerza creciente y muy extendida, que incluso trasciende los ámbitos de las ideologías. Los expertos creen que el rechazo al abuso impositivo incluye cada día más a las izquierdas y que hay cientos de miles de socialistas indignados por el expolio fiscal que padecen.
Millones de españoles sospechan que la subida de impuestos no es tanto un movimiento de justicia o equidad como una consecuencia de la codicia, la falta de escrúpulos, la envidia y el intento de castigar a economías como la madrileña y la andaluza, que prosperan a un ritmo mayor que el resto de las españolas, gracias a la moderación fiscal. El gobierno de Sánchez, envidioso, resentido y vengativo, no puede soportar que los madrileños y andaluces demuestren que saben gobernar con más justicia, equidad y moderación y que son capaces de generar más empleo y riqueza que los socialistas y comunistas allí donde gobiernan.
Francisco Rubiales
La mayoría de los expertos opina que la política fiscal de España es suicida o está maliciosamente orientada a provocar pobreza y ruina. Mientras el resto de los países desarrollados, incluyendo a los miembros de la Unión Europea, bajan los impuestos, para estimular el consumo y la economía, España los sube. Esa subida es maliciosa y contraria al bien común y, junto con una larga lista de agresiones a España, a sus valores y a su Constitución, es motivo suficiente para que la ciudadanía, inquieta y preocupada, sienta un profundo deseo de rebelión y rechazo hacia sus gobernantes, a los que considera empeñados en dañar la nación.
Afirma el diario ABC que "La inseguridad jurídica acentuada por la nueva subida de impuestos incluida en los Presupuestos Generales del Estado por el Gobierno de Sánchez e Iglesias, junto a los planes de armonización fiscal futura, está frenando inversiones, ahuyentando a empresas extranjeras y ahora también provoca que algunos de los mayores cotizantes y patrimonios españoles preparen su salida de España con la vecina Portugal como destino predilecto".
El diario menciona la lluvia de consultas en los despachos de abogados y asesores fiscales para «huir» del territorio español por parte de empresarios, directivos y profesionales, un fenómeno que está creciendo de manera exponencial en las últimas semanas, aunque la huida, más moderada, no para de crecer desde que el dúo Pedro Sánchez-Pablo Iglesias empezó a gobernar España.
Pablo Casado, líder del PP, el principal partido de la oposición, afirma que la armonización fiscal de Sánchez es "ilegal", mientras que otros expertos la califican de anticonstitucional porque promueve e instaura impuestos confiscatorios prohibidos por la Constitución española.
El gobierno de Pedro Sánchez necesita dinero para comprar votos y voluntades, para contentar a los partidos que les apoyan y para financiar colectivos que les proporcionan votos y apoyos. Es su forma "clientelar" y bastarda de controlar el país, utilizando métodos más próximos a las mafias que a una democracia que exige a sus gestores limpieza, transparencia, equidad, justicia, libertad, independencia judicial y otros valores que el Ejecutivo español ignora.
El cobro de impuestos abusivos se está convirtiendo en una de las peores brechas del gobierno y amenaza con ser su tumba política porque los españoles son ciertamente mansos y cobardes a la hora de soportar tiranías y abusos del poder pero suelen reaccionar con vehemencia y brío cuando les roban los políticos.
Cuando desde el gobierno y desde la izquierda se sugiere que los ingresos impositivos en España tienen un amplio margen de subida porque son inferiores, en términos del PIB, a los de los principales países de la UE, se olvida que nuestra renta per cápita es muy inferior a la de esos países y también a la media de la UE, lo que convierte una subida de impuestos en un atentado contra el crecimiento y la prosperidad porque es insensato intentar converger en niveles impositivos con los países más avanzados antes de conseguir converger con sus niveles de renta per cápita.
Pero hay otros factores que convierten en un infierno fiscal a España y en un expolio indecente la recaudación. Hay impuestos claramente confiscatorios que están en declive o extinguidos en Europa que los socialistas y comunistas se empeñan en cobrar e incrementar. Los más impopulares y denostados son el de Donaciones y Sucesiones, calificado por el pueblo como un "robo de herencias" y el del Patrimonio, siendo España el único país de la Unión que sigue cobrando ese tributo expoliador, confiscatorio y contrario a la prosperidad y el desarrollo económico.
El hecho de que existan en España decenas de miles de políticos y altos cargos incapaces de justificar sus abultados patrimonio constituye no sólo un escándalo sino una razón para que el ciudadano sospeche que sus impuestos son también utilizados para enriquecer a chorizos y sinvergüenzas.
Después está otro fenómeno todavía más terrible, que marca a España como un "infierno fiscal" de especial crueldad e indecencia. Se trata de la desconfianza del ciudadano en los que cobran los impuestos, concretamente en el gobierno, donde la opacidad, la mentira reiterada desde el poder, la corrupción y la codicia provocan que los ciudadanos no se fíen de los gobernantes que cobran los tributos y sospechen que sus dineros son empleados en enriquecer a miserables con poder y en financiar políticas contrarias al bien común, como son el clientelismo, el nepotismo y la corrupción institucional.
La resistencia de los españoles al expolio fiscal es una corriente ciudadana de fuerza creciente y muy extendida, que incluso trasciende los ámbitos de las ideologías. Los expertos creen que el rechazo al abuso impositivo incluye cada día más a las izquierdas y que hay cientos de miles de socialistas indignados por el expolio fiscal que padecen.
Millones de españoles sospechan que la subida de impuestos no es tanto un movimiento de justicia o equidad como una consecuencia de la codicia, la falta de escrúpulos, la envidia y el intento de castigar a economías como la madrileña y la andaluza, que prosperan a un ritmo mayor que el resto de las españolas, gracias a la moderación fiscal. El gobierno de Sánchez, envidioso, resentido y vengativo, no puede soportar que los madrileños y andaluces demuestren que saben gobernar con más justicia, equidad y moderación y que son capaces de generar más empleo y riqueza que los socialistas y comunistas allí donde gobiernan.
Francisco Rubiales