Alegrarse cuando tus adversarios unen sus fuerzas es tan estúpido como esperar que los mismos grandes culpables del drama de España (los partidos políticos) sean la solución. Si en realidad creemos que los partidos políticos son el gran obstáculo para la regeneración política y moral de España, mejor entonces que estén divididos, débiles y enfrentados porque así al menos cumplen vcon la misión, vital en democracia, de vigilarse mutuamente y controlar sus actos y decisiones.
De hecho, los grandes partidos suelen aliarse cuando les interesa, sobre todo cuando tienen que eliminar obstáculos a su poder y cuando se trata de aprobar privilegios y ventajas para ellos mismos. PP y PSOE han votado junto para impedir la dacion en pago, para hacer más justas las hipotecas y los desahucios, pera aprobar incrementos de sus poderes, sueldos y pensiones y para impedir el fin de la financiación con dinero público de los partidos y sindicatos, tres ejemplos que demuestran que los políticos anti demócratas suelen unirse contra la voluntad de las mayorias y los intereses de sus pueblos.
Pero donde queda claro que la unión de los enemigos del pueblo y de la democracia es dañina y miserable es cuando dos partidos con ideologías y programas diferentes y hasta incompatibles se unen para gobernar y repartirse la tarta del poder. Esas uniones contra natura son frecuentes en España, donde han gobernado juntos nacionalistas separatistas con partidos que creen en la unidad de España y derechas e izquierdas. Cuando se trata de repartirse el botín, los piratas siempre dejan al lado las pistolas y beben ron juntos.
Pensar que la uníon, aunque sea coyuntural, de dos miserables pueda ser positiva para España es un error fatal porque dos miserables juntos siempre integran un conjunto más peligroso y dañino.
De hecho, los grandes partidos suelen aliarse cuando les interesa, sobre todo cuando tienen que eliminar obstáculos a su poder y cuando se trata de aprobar privilegios y ventajas para ellos mismos. PP y PSOE han votado junto para impedir la dacion en pago, para hacer más justas las hipotecas y los desahucios, pera aprobar incrementos de sus poderes, sueldos y pensiones y para impedir el fin de la financiación con dinero público de los partidos y sindicatos, tres ejemplos que demuestran que los políticos anti demócratas suelen unirse contra la voluntad de las mayorias y los intereses de sus pueblos.
Pero donde queda claro que la unión de los enemigos del pueblo y de la democracia es dañina y miserable es cuando dos partidos con ideologías y programas diferentes y hasta incompatibles se unen para gobernar y repartirse la tarta del poder. Esas uniones contra natura son frecuentes en España, donde han gobernado juntos nacionalistas separatistas con partidos que creen en la unidad de España y derechas e izquierdas. Cuando se trata de repartirse el botín, los piratas siempre dejan al lado las pistolas y beben ron juntos.
Pensar que la uníon, aunque sea coyuntural, de dos miserables pueda ser positiva para España es un error fatal porque dos miserables juntos siempre integran un conjunto más peligroso y dañino.