Es lógico que los canallas degenerados que dominan el mundo desde la endogamia y el vicio deseen una Tercera Guerra Mundial para reducir la población, despedazar las instituciones, acabar con las libertades y derechos y someter a los que queden vivos a una dictadura feroz, pero no es lógico que cada día haya más ciudadanos que deseen esa guerra mundial contra Rusia, ignorando que sería, probablemente, el fin de nuestra civilización y la muerte de más de la mitad de la población mundial,
Ese deseo de guerra es la muestra más terrible y dramática de la degeneración de nuestro mundo, de las élites que la promueven y de los esclavos que la aplauden. Los primeros son monstruos envilecidos por el poder y el vicio y los segundos son pobres degenerados y castrados por la esclavitud y las drogas que el poder les inocula, drogas físicas y morales capaces de convertir a los antiguos reyes orgullosos de la creación en piltrafas degradadas al servicio del mal.
El foco infectado desde el que puede brotar el virus contagioso de la guerra es Ucrania. Del mismo modo que la invasión de Polonia por parte de Alemania, en 1939, condujo a la Segunda Guerra Mundial, la invasión de Ucrania por parte de Rusia podría servir a los canallas para iniciar la Tercera Guerra Mundial.
Por ahora, la guerra de Ucrania está limitada a un solo territorio, pero cada día se expande más en las mentes y en los movimientos del tablero del ajedrez mundial. Los rusos se llenan de odio demente porque están muriendo a chorros y los ucranianos resisten y luchan más de lo humanamente lógico. Los occidentales, empujados por Estados Unidos, arengan a los ucranianos y les envían armas cada vez más sofisticadas que sirven para matar rusos, mientras los servicios secretos y altas tecnologías se implican en el conflicto.
La respuesta rusa es cada día más histérica y desesperada, por ahora limitada a amenazas de guerra nuclear y de atacar a los transportes de armas occidentales y a otros territorios de Europa. La situación es cada día más caliente y delicada y empieza a parecerse a una cerilla encendida en una gasolinera o en el polvorín.
Los conspiradores en la sombra, después de las agresiones del covid y del fraude del calentamiento global, necesitan una guerra para mantener el miedo y convertir el Gran Reseteo del mundo en una necesidad. Es probable que la dictadura mundial que quieren imponer sea pedida a gritos por un pueblo cansado de morir y de sufrir las privaciones de una guerra devastadora, que esté acabando con el mundo viejo de los derechos, las libertades y la prosperidad.
Ya tienen la guerra y ahora sólo les queda controlarla para que se extienda y genere desesperación, angustia mundial y muerte. Los ministros están hablando de una guerra que durará años, de una especie de guerra permanente que infectará y cambiará el mundo. La conspiración de las élites oscuras quizás esté detrás del drama que matará a miles de millones a través del hambre y la pobreza; una guerra para destruir economías e imponer el pánico en el planeta.
Algunos pensarán que este análisis es conspiranoico y tienen derecho a pensarlo, pero también puede ser un análisis correcto, anticipo de lo que se nos viene encima. Basta escuchar la radio, ver la televisión o leer los medios escritos para concluir que el fuego bélico está siendo alimentado de manera consciente y sistemática, como si se tratara de un minucioso y estudiado proyecto mundial.
Las sanciones están empobreciendo ya a Europa y empiezan a causar hambre y muerte en África, en Asia y otras zonas del mundo pobre. China no se librará y terminará sumergida en la pobreza porque el mundo dejará de comprar sus productos. Numerosos expertos creen que las sanciones van a matar a mas gente que las bombas y las balas y que la Tercera Guerra Mundial será la primera que provocará mas muertes lejos de los campos de batalla que en las zonas de lucha.
La Tercera Guerra Mundial será una guerra de sanciones y Estados Unidos ya la está librando de ese modo, con la ayuda de Europa.
El mundo está en peligro.
Francisco Rubiales
Ese deseo de guerra es la muestra más terrible y dramática de la degeneración de nuestro mundo, de las élites que la promueven y de los esclavos que la aplauden. Los primeros son monstruos envilecidos por el poder y el vicio y los segundos son pobres degenerados y castrados por la esclavitud y las drogas que el poder les inocula, drogas físicas y morales capaces de convertir a los antiguos reyes orgullosos de la creación en piltrafas degradadas al servicio del mal.
El foco infectado desde el que puede brotar el virus contagioso de la guerra es Ucrania. Del mismo modo que la invasión de Polonia por parte de Alemania, en 1939, condujo a la Segunda Guerra Mundial, la invasión de Ucrania por parte de Rusia podría servir a los canallas para iniciar la Tercera Guerra Mundial.
Por ahora, la guerra de Ucrania está limitada a un solo territorio, pero cada día se expande más en las mentes y en los movimientos del tablero del ajedrez mundial. Los rusos se llenan de odio demente porque están muriendo a chorros y los ucranianos resisten y luchan más de lo humanamente lógico. Los occidentales, empujados por Estados Unidos, arengan a los ucranianos y les envían armas cada vez más sofisticadas que sirven para matar rusos, mientras los servicios secretos y altas tecnologías se implican en el conflicto.
La respuesta rusa es cada día más histérica y desesperada, por ahora limitada a amenazas de guerra nuclear y de atacar a los transportes de armas occidentales y a otros territorios de Europa. La situación es cada día más caliente y delicada y empieza a parecerse a una cerilla encendida en una gasolinera o en el polvorín.
Los conspiradores en la sombra, después de las agresiones del covid y del fraude del calentamiento global, necesitan una guerra para mantener el miedo y convertir el Gran Reseteo del mundo en una necesidad. Es probable que la dictadura mundial que quieren imponer sea pedida a gritos por un pueblo cansado de morir y de sufrir las privaciones de una guerra devastadora, que esté acabando con el mundo viejo de los derechos, las libertades y la prosperidad.
Ya tienen la guerra y ahora sólo les queda controlarla para que se extienda y genere desesperación, angustia mundial y muerte. Los ministros están hablando de una guerra que durará años, de una especie de guerra permanente que infectará y cambiará el mundo. La conspiración de las élites oscuras quizás esté detrás del drama que matará a miles de millones a través del hambre y la pobreza; una guerra para destruir economías e imponer el pánico en el planeta.
Algunos pensarán que este análisis es conspiranoico y tienen derecho a pensarlo, pero también puede ser un análisis correcto, anticipo de lo que se nos viene encima. Basta escuchar la radio, ver la televisión o leer los medios escritos para concluir que el fuego bélico está siendo alimentado de manera consciente y sistemática, como si se tratara de un minucioso y estudiado proyecto mundial.
Las sanciones están empobreciendo ya a Europa y empiezan a causar hambre y muerte en África, en Asia y otras zonas del mundo pobre. China no se librará y terminará sumergida en la pobreza porque el mundo dejará de comprar sus productos. Numerosos expertos creen que las sanciones van a matar a mas gente que las bombas y las balas y que la Tercera Guerra Mundial será la primera que provocará mas muertes lejos de los campos de batalla que en las zonas de lucha.
La Tercera Guerra Mundial será una guerra de sanciones y Estados Unidos ya la está librando de ese modo, con la ayuda de Europa.
El mundo está en peligro.
Francisco Rubiales