Trump no es un imbécil, aunque quizás sea un tipo peligroso que puede conmocionar el mundo porque su cerebro carece de una visión universal y sólo le interesa su país, despreciando de partida todo lo que afecta al extranjero.
La Paz Ventajosa, traducción al español del concepto Advantageus Peace, es una teoría global que marcará la política presidencial de Trump, en lo externo y en lo interno, una doctrina sofisticada y de amplio espectro que, según sus creadores, encuadrados en varios think tanks norteamericanos, traerá una nueva prosperidad y un ambiente de paz a Estados Unidos y a los que sean sus socios y aliados en el mundo.
Se trata de algo parecido a un plan de negocios, un estilo de gobierno propio de un empresario, una especie de oportunismo que pretende que Estados Unidos resucite y que lo hagan también, si es posible, sus socios que colaboren. Para Trump, lo importante será la cuenta de resultados y para fortalecer el balance evitará derroches, gastos inútiles, concesiones y ayudas al mundo.
Si ese plan sale bien, la vieja política, dominada por esa socialdemocracia mundial derrochona, que toma decisiones absurdas y ajenas al interés ciudadano, pagándolas con impuestos elevados, va a pasarlo mal. Si la presidencia de Trump resulta un éxito, muchos países que viven del cuento y del endeudamiento, gobernados por ególatras arrogantes que adoran el Estado y se creen poseedores de un cheque en blanco que les habilita para ser dictadores legales y feroces recaudadores de impuestos, van a pasarlo muy, pero que muy mal.
La campaña que ha derrotado a Hillary Clinton, la favorita del sistema, fue una perfecta estrategia de negocio, un plan de empresa en el que había que decir todo lo que los votantes querían escuchar para ganar sus votos.
La imagen de un Trump loco, irracional es obra del núcleo duro del establishment norteamericano, unido a la izquierdas y a los medios de comunicación, que apoyaron masivamente a Hillary para que fuera la presidenta sucesora del dócil Obama. Más de 200 periódicos y 20 grandes cadenas de televisión apoyaron a Hillary y solo seis apostaron por Trump, lo que revela lo duro que fue para Trump combatir y vencer.
Estas revelaciones, de las que se habla por primera vez en los medios, la blogosfera y las redes sociales, me las desliza e inspira el mejor de mis contactos en Estados Unidos, un pensador estratégico encuadrado en uno de los Think Tanks que diseñaron y configuraron la Advantageus Peace, quien me asegura que la victoria de Trump en la campaña electoral se debe también a la aplicación de esa doctrina en el marketing político y la comunicación de masas.
Trump va a pacificar el mundo no porque sea un manso sino porque cree que con una paz Ventajosa los Estados Unidos pueden obtener más beneficio que con un belicismo alocado que genera desórdenes y traumas en la economía. Quiere crear las condiciones apropiadas para que las economías de Estados Unidos y de sus socios crezcan y para lograrlo firmará acuerdos y tratados e intentará convencer al mundo que quedarse fuera de ese gran entramado de prosperidad y paz es inconveniente y costoso.
Personalmente no creo que el cuadro sea tan pacífico e idílico y opinó que Trump hará morder el polvo a sus enemigos, como han hecho sus predecesores, pero pienso que es mejor utilizar para golpear el dólar y Wall Street que los misiles y las operaciones encubiertas.
Así que, según esas fuentes citadas, Trump es cualquier cosa menos un loco o un "peligro para la convivencia", como lo ha definido, con cierta frivolidad, la socialista andaluza Susana Díaz.
Así parecen haberlo entendido las bolsas del mundo que, después del lógico sobresalto inicial por la sorpresa de la victoria de Trump, iniciaron una escalada que el equipo cercano al nuevo presidente espera que sea solo el inicio de una tendencia firme.
Francisco Rubiales
Nota: Este artículo está ilustrado con el vídeo del discurso que pronunció Donald Trump en la convención repúblicana de julio de 2016, cuando aceptó su nominación como candidato. Es un discurso que, cuando se analiza, uno comprende que tenía que ganar las elecciones y hoy convertirse en presidente. En él aparece un Trump valiente, certero en el diagnóstico, veraz, capaz de proyectar verdad, que se atreve a desafias al establishment y a sus aliados, los grandes medios de comunicación y que dice verdades sobre Obama y Hillary que los medios ocultan y que las izquierdas y sus aliados del establishment mundial tergiversan para engañar a los ciudadanos.
Visiónenlo y descubrirán que Trump no es el loco peligroso que dibujan sus enemigos y que cabe la esperanza en que su presidencia por lo menos no será peor que la de sus predecesores.
La Paz Ventajosa, traducción al español del concepto Advantageus Peace, es una teoría global que marcará la política presidencial de Trump, en lo externo y en lo interno, una doctrina sofisticada y de amplio espectro que, según sus creadores, encuadrados en varios think tanks norteamericanos, traerá una nueva prosperidad y un ambiente de paz a Estados Unidos y a los que sean sus socios y aliados en el mundo.
Se trata de algo parecido a un plan de negocios, un estilo de gobierno propio de un empresario, una especie de oportunismo que pretende que Estados Unidos resucite y que lo hagan también, si es posible, sus socios que colaboren. Para Trump, lo importante será la cuenta de resultados y para fortalecer el balance evitará derroches, gastos inútiles, concesiones y ayudas al mundo.
Si ese plan sale bien, la vieja política, dominada por esa socialdemocracia mundial derrochona, que toma decisiones absurdas y ajenas al interés ciudadano, pagándolas con impuestos elevados, va a pasarlo mal. Si la presidencia de Trump resulta un éxito, muchos países que viven del cuento y del endeudamiento, gobernados por ególatras arrogantes que adoran el Estado y se creen poseedores de un cheque en blanco que les habilita para ser dictadores legales y feroces recaudadores de impuestos, van a pasarlo muy, pero que muy mal.
La campaña que ha derrotado a Hillary Clinton, la favorita del sistema, fue una perfecta estrategia de negocio, un plan de empresa en el que había que decir todo lo que los votantes querían escuchar para ganar sus votos.
La imagen de un Trump loco, irracional es obra del núcleo duro del establishment norteamericano, unido a la izquierdas y a los medios de comunicación, que apoyaron masivamente a Hillary para que fuera la presidenta sucesora del dócil Obama. Más de 200 periódicos y 20 grandes cadenas de televisión apoyaron a Hillary y solo seis apostaron por Trump, lo que revela lo duro que fue para Trump combatir y vencer.
Estas revelaciones, de las que se habla por primera vez en los medios, la blogosfera y las redes sociales, me las desliza e inspira el mejor de mis contactos en Estados Unidos, un pensador estratégico encuadrado en uno de los Think Tanks que diseñaron y configuraron la Advantageus Peace, quien me asegura que la victoria de Trump en la campaña electoral se debe también a la aplicación de esa doctrina en el marketing político y la comunicación de masas.
Trump va a pacificar el mundo no porque sea un manso sino porque cree que con una paz Ventajosa los Estados Unidos pueden obtener más beneficio que con un belicismo alocado que genera desórdenes y traumas en la economía. Quiere crear las condiciones apropiadas para que las economías de Estados Unidos y de sus socios crezcan y para lograrlo firmará acuerdos y tratados e intentará convencer al mundo que quedarse fuera de ese gran entramado de prosperidad y paz es inconveniente y costoso.
Personalmente no creo que el cuadro sea tan pacífico e idílico y opinó que Trump hará morder el polvo a sus enemigos, como han hecho sus predecesores, pero pienso que es mejor utilizar para golpear el dólar y Wall Street que los misiles y las operaciones encubiertas.
Así que, según esas fuentes citadas, Trump es cualquier cosa menos un loco o un "peligro para la convivencia", como lo ha definido, con cierta frivolidad, la socialista andaluza Susana Díaz.
Así parecen haberlo entendido las bolsas del mundo que, después del lógico sobresalto inicial por la sorpresa de la victoria de Trump, iniciaron una escalada que el equipo cercano al nuevo presidente espera que sea solo el inicio de una tendencia firme.
Francisco Rubiales
Nota: Este artículo está ilustrado con el vídeo del discurso que pronunció Donald Trump en la convención repúblicana de julio de 2016, cuando aceptó su nominación como candidato. Es un discurso que, cuando se analiza, uno comprende que tenía que ganar las elecciones y hoy convertirse en presidente. En él aparece un Trump valiente, certero en el diagnóstico, veraz, capaz de proyectar verdad, que se atreve a desafias al establishment y a sus aliados, los grandes medios de comunicación y que dice verdades sobre Obama y Hillary que los medios ocultan y que las izquierdas y sus aliados del establishment mundial tergiversan para engañar a los ciudadanos.
Visiónenlo y descubrirán que Trump no es el loco peligroso que dibujan sus enemigos y que cabe la esperanza en que su presidencia por lo menos no será peor que la de sus predecesores.