imagen de La Kodorniz
La Kodorniz acaba de cumplir, el 2 de julio, un año de vida, todo un año aportando humor, imaginación, creatividad y sentido crítico a la red, valores que, en democracia, se traducen en libertad y en un claro refuerzo del sistema. Los ingleses, que inventaron la democracia, afirman que el humor es el principal valor democrático y que, sin humor, la democracia no es posible.
Transcribo un párrafo de mi libro "Democracia Secuestrada" (Almuzara, 2005) sobre el binomio "Humor - Domocracia":
"El humor es el alma de la democracia y la sangre que da vida a la libertad. El verdadero humor es aquel que nos permite reírnos de nosotros mismos, utilizar la ironía en la comunicación y en el análisis, el que consigue quitar peso a lo solemne, a lo escatológico y a las sentencias inamovibles. Shakespeare creía que “el hombre es lo bastante listo para hacer de bufón”. El humor es un antídoto contra la seriedad excesiva y un método infalible para detectar contradicciones, paradojas, ridiculeces y sinsentidos. Sin humor, discutir es peligroso porque queda abierta la ruta hacia la confrontación y la disputa. El humor es un sensor infalible que detecta siempre el ridículo y el esperpento. Bien utilizado, cierra las puertas de la confrontación y convierte el debate en un ejercicio agradable, inteligente y pacífico. Sin humor, el debate es imposible. Y sin debate no hay democracia. La misma democracia sería imposible sin el humor, ya que la democracia descansa precisamente sobre una paradoja cargada de humor: we agree to desagree (pongámonos de acuerdo para discutir)."
Desde esta óptica, la Kodorniz es un baluarte de la democracia en España, un país demasiado crispado y solemne que necesita, urgentemente, aprender a reirse de sí mismo y de sus propios dramas y fantasmas. La Kodorniz, iconoclasta y caústica, recupera aquel viejo espíritu crítico y mordaz de la "Enciclopedia Francesa" que hizo posible la liquidación del despotismo y el alumbramiento de una política que, al menos en teoría, es respetuosa con los derechos del hombre y del ciudadano.
En Voto en Balnco deseamos que, desde la Kodorniz, nos sigais regando,durante muchos años más, con vuestro humor saludable y democrático.
Francisco Rubiales
Transcribo un párrafo de mi libro "Democracia Secuestrada" (Almuzara, 2005) sobre el binomio "Humor - Domocracia":
"El humor es el alma de la democracia y la sangre que da vida a la libertad. El verdadero humor es aquel que nos permite reírnos de nosotros mismos, utilizar la ironía en la comunicación y en el análisis, el que consigue quitar peso a lo solemne, a lo escatológico y a las sentencias inamovibles. Shakespeare creía que “el hombre es lo bastante listo para hacer de bufón”. El humor es un antídoto contra la seriedad excesiva y un método infalible para detectar contradicciones, paradojas, ridiculeces y sinsentidos. Sin humor, discutir es peligroso porque queda abierta la ruta hacia la confrontación y la disputa. El humor es un sensor infalible que detecta siempre el ridículo y el esperpento. Bien utilizado, cierra las puertas de la confrontación y convierte el debate en un ejercicio agradable, inteligente y pacífico. Sin humor, el debate es imposible. Y sin debate no hay democracia. La misma democracia sería imposible sin el humor, ya que la democracia descansa precisamente sobre una paradoja cargada de humor: we agree to desagree (pongámonos de acuerdo para discutir)."
Desde esta óptica, la Kodorniz es un baluarte de la democracia en España, un país demasiado crispado y solemne que necesita, urgentemente, aprender a reirse de sí mismo y de sus propios dramas y fantasmas. La Kodorniz, iconoclasta y caústica, recupera aquel viejo espíritu crítico y mordaz de la "Enciclopedia Francesa" que hizo posible la liquidación del despotismo y el alumbramiento de una política que, al menos en teoría, es respetuosa con los derechos del hombre y del ciudadano.
En Voto en Balnco deseamos que, desde la Kodorniz, nos sigais regando,durante muchos años más, con vuestro humor saludable y democrático.
Francisco Rubiales