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La España que sueñan Sánchez e Iglesias tiene el alma totalitaria y es incompatible con Europa



Un día como hoy, 18 de julio, hace 84 años, España inició una guerra que derrotó al comunismo y abrió una herida humillante en el costado del monstruo totalitario, que nunca llegó a cicatrizar. Hoy, casi un siglo después, ese mismo comunismo, aparentemente derrotado, totalitario, esclavizador y asesino, ha asumido el compromiso de conquistar España de nuevo y ahora se siente muy cerca de la victoria.

España ya es un país totalitario, aunque las instituciones democráticas todavía no hayan sido asesinadas y los golpistas todavía no hayan podido culminar su "golpe de Estado". Esa España nueva, en construcción, es incompatible con la Europa del presente y contraria al espíritu de respeto al ciudadano, a las leyes y a las libertades y derechos que inspiraron la creación de la Unión Europea y la misma democracia.

El gobierno español ya es totalitario, aunque no lo reconozca y aunque no haya culminado todavía su asalto al Estado de Derecho. Lo es porque el totalitarismo es la filosofía común del aquelarre que integra el poder: el nuevo PSOE sanchista, Unidas Podemos, el mundo pro terrorista y los nacionalismos hijos del odio y la revancha.

Sólo les falta avanzar por la trazada hoja de ruta, que consiste en someter todavía más la Justicia independiente, ilegalizar a los partidos que representen una amenaza (en el caso de España, sólo VOX), aplastar la independencia de la sociedad civil, hacer la vida imposible al espíritu emprendedor y la libre empresa, neutralizar las Fuerzas Armadas controlando la inteligencia militar y los mandos de las unidades, domesticar a la policía y a los medios de prensa, cambiar algunas leyes que estorban al poder único, eliminar los límites y controles al poder político, olvidarse de la democracia y someter con dureza a los ciudadanos.
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Esa hoja de ruta ya está diseñada y muchos con enorme fuerza e influencia en España la consideran imprescindible para controlar el poder. El plan, que no deja de ser brillante, es cambiar España con el aplauso del pueblo, al que se habrá controlado y sometido mediante la propaganda y leyes populistas que les lleven a valorar y defender al gobierno. La aprobación de la renta universal básica junto con otras leyes y con el apoyo de una propaganda brutal, iba a ser el gran golpe que les aportaría los votos necesarios para ganar siempre las elecciones y cambiar desde dentro el país y su funcionamiento.

Todo estaba previsto, pero la llegada del coronavirus y de la enorme crisis económica ha dificultado el proceso de conquista del Estado, que ahora avanza con mayores dificultados porque el gobierno, además de beneficiarse de sus medidas populistas, no tiene dinero para financiar su asalto al poder y ha adquirido la imagen de ineficaz, torpe y responsable de miles de muertes por su mala gestión y negligencia.

Lo que está previsto en la estrategia del poder es que cuando las legiones de vagos y maleantes de España, cuidadosamente formados en las escuelas e institutos desde hace décadas, con ayuda de la poderosa televisión sometida al poder de las izquierdas, junto con los que sienten miedo a la competencia reciban su paga mensual sin trabajar, aunque sea una paga de subsistencia, el gobierno será invencible y podrá ganar unas elecciones tras otras. De ese modo, se habrá asesinado la democracia con el apoyo de los votantes y sin disparar un solo tiro.

España está cerca ya de ser un Estado totalitario. Lo previsto, basado en experiencias como las de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y otros países conquistados por el comunismo moderno, es que el partido, como maquinaria de poder, será el verdadero Estado, tras habérselo arrebatado al pueblo. Ese Estado-partido debe asumir todos los recursos y colocar a los suyos, como forma de asegurarse que todo funciona según sus deseos y como forma de pagar lealtades. Por eso nada puede quedar fuera del partido, sobre todo las noticias y la opinión.

Por eso los controles que Europa quiere imponer a la ayuda financiera que España necesita para rehacer su economía son rechazados con furia y tesón por Pedro Sánchez, que no quiere interferencia alguna en su ruta hacia el poder completo.

¿Que se pierde prestigio internacional? ¿Que se pierde dinero? No importa porque lo importante son los objetivos del partido, los del nuevo Dios.

La descrita no es la ideología y la estrategia de Pablo Iglesias y de su partido, sino la estrategia común que comparte con el verdadero animador de la ruta hacia el totalitarismo, que es Pedro Sánchez, secundado por el nuevo PSOE domesticado y alejado de la democracia.

Desde que se fraguó la alianza entre el PSOE y Podemos nada se ha improvisado y todo responde a una estrategia común pactada, que cuenta con las bendiciones del bloque comunista resucitado y de los paladines del Nuevo Orden Mundial.

Muchos españoles no se creen que esta rueda siniestra esté en marcha y que la meta sea el Estado totalitario, pero ocurrió lo mismo en Venezuela y en otros países que pasaron rápidamente desde la libertad a la tiranía. La maquinaria del poder siguió rodando hasta que ya no fue posible detenerla, ante la perplejidad estúpida y cobarde los que incumplieron con su deber de detener ese crimen contra la libertad y la decencia.

España ha sido la gran conquista soñada por el comunismo, que en el territorio español sufrió su derrota más sonada y dura, iniciada un día como hoy de 1936, una herida nunca cerrada ni olvidada.

España, para los estrategas del neocomunismo es el país ideal para expandir por todo el mundo su éxito y conquista. Conquistar para "la causa" un país estratégicamente situado en el mundo, puente entre tres continentes (Europa, África y América), con un pasado histórico y cultural fascinante, abierto y acogedor, que recibe casi cien millones de turistas cada año y cuya cultura, gastronomía y clima fascinan a millones de habitantes de la Tierra es considerado como el paso clave hacia la victoria final.

Francisco Rubiales


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Domingo, 19 de Julio 2020
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