La reunión entre Sánchez y el sultán de Marruecos con la bandera española colocada al revés fue otra memorable y sucia humillación para España.
La España perdedora que gobiernan los socialistas se había ilusionado con la Selección Nacional de Fútbol que entrena Luis Enrique, pero anoche, al caer derrotada y eliminada frente a Marruecos, un equipo de bajísima calidad, quedó humillada, decepcionada y triste. El comienzo del Mundial fue fulgurante, derrotando a Costa Rica por goleada, pero la caída ha sido vergonzosa. El entrenador Luis Enrique parece la viva imagen de Pedro Sánchez, un perdedor que esconde sus fracasos detrás de la arrogancia, la mentira y la propaganda, un charlatán sin sustancia y un piloto constante de derrotas y fracasos.
La España de Sánchez retrocede en casi todos los campos y es el país europeo que menos crece en renta per cápita, que más retrocede en calidad de la educación y en deterioro de sus sistema de salud. Fue casi el país campeón del mundo en muertes por COVID y ningún otro país de Europa ha perdido tanto prestigio y peso como España en el concierto mundial. Hoy, la España de Sánchez, dividida, crispada, con su Justicia paralizada, con partidos que la odian aliados del gobierno, con su sistema político deteriorado , pesimamente gobernada y retrocediendo en economía y en casi todos los ámbitos, se está convirtiendo en un polvorín en riesgo de estallar.
La España de Sánchez es es experta en crearse enemigos de manera gratuita. Bajo el sanchismo se ha creado tres de gran peligro: Marruecos, Argelia y Rusia. También es experta cobrando impuestos abusivos, generando divisiones internas, crispando la política y la sociedad y generando un rechazo ciudadano a la clase política inédito en Occidente. El término "bajeza" se extiende como reflejo de la vida política, que ha alcanzado records inimaginables en democracia, entre ellos el indulto a los golpistas delincuentes catalanes que quisieron destruir la nación.
La España perdedora sólo ocupa hoy puestos de cabeza en los rankins mundiales de todo lo malo: tráfico y consumo de drogas, trata de blancas, blanqueo de dinero sucio, despilfarro público, corrupción, desempleo juvenil, deterioro de la educación y la enseñanza, pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, destrucción de las clases medias, privilegios desorbitados para sus políticos, cobardía, retroceso en libertades, derechos y democracia y un largo etcétera de defectos y dramas que convierten a España en algo parecido a un lago de lodo pestilente.
La eliminación del Mundial de Fútbol cayó anoche como una losa de plomo sobre la desgraciada España, mal gobernada, perdedora y agobiada por los fracasos y retrocesos. Hacerlo frente a Marruecos, un vecino incómodo y siempre amenazante, al que los españoles acusan de llenar las calles españolas de inmigrantes ilegales, muchos de ellos delincuentes hostiles que ni trabajan ni hacen nada por integrarse, fue especialmente dura. Caer ante Alemania, Francia o cualquier potencia futbolística hubiera sido más digno y tolerable que hacerlo frente a Marruecos, que anoche demostró ser uno de los peores equipos del planeta, únicamente capaz de defenderse aglomerándose como un muro delante de su portería, fue terrible.
La España de Sánchez está triste y cansada de derrotas, de arbitrariedades, de injusticias, de privilegios inmerecidos, de ladrones con carné de partido, de mentiras del gobierno, de trucos, de suciedad y de derrotas. Los españoles estamos llegando a límites anímicos peligrosos, previos a la desesperación por impotencia y saturación de negatividad y fracaso.
Francisco Rubiales
La España de Sánchez retrocede en casi todos los campos y es el país europeo que menos crece en renta per cápita, que más retrocede en calidad de la educación y en deterioro de sus sistema de salud. Fue casi el país campeón del mundo en muertes por COVID y ningún otro país de Europa ha perdido tanto prestigio y peso como España en el concierto mundial. Hoy, la España de Sánchez, dividida, crispada, con su Justicia paralizada, con partidos que la odian aliados del gobierno, con su sistema político deteriorado , pesimamente gobernada y retrocediendo en economía y en casi todos los ámbitos, se está convirtiendo en un polvorín en riesgo de estallar.
La España de Sánchez es es experta en crearse enemigos de manera gratuita. Bajo el sanchismo se ha creado tres de gran peligro: Marruecos, Argelia y Rusia. También es experta cobrando impuestos abusivos, generando divisiones internas, crispando la política y la sociedad y generando un rechazo ciudadano a la clase política inédito en Occidente. El término "bajeza" se extiende como reflejo de la vida política, que ha alcanzado records inimaginables en democracia, entre ellos el indulto a los golpistas delincuentes catalanes que quisieron destruir la nación.
La España perdedora sólo ocupa hoy puestos de cabeza en los rankins mundiales de todo lo malo: tráfico y consumo de drogas, trata de blancas, blanqueo de dinero sucio, despilfarro público, corrupción, desempleo juvenil, deterioro de la educación y la enseñanza, pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, destrucción de las clases medias, privilegios desorbitados para sus políticos, cobardía, retroceso en libertades, derechos y democracia y un largo etcétera de defectos y dramas que convierten a España en algo parecido a un lago de lodo pestilente.
La eliminación del Mundial de Fútbol cayó anoche como una losa de plomo sobre la desgraciada España, mal gobernada, perdedora y agobiada por los fracasos y retrocesos. Hacerlo frente a Marruecos, un vecino incómodo y siempre amenazante, al que los españoles acusan de llenar las calles españolas de inmigrantes ilegales, muchos de ellos delincuentes hostiles que ni trabajan ni hacen nada por integrarse, fue especialmente dura. Caer ante Alemania, Francia o cualquier potencia futbolística hubiera sido más digno y tolerable que hacerlo frente a Marruecos, que anoche demostró ser uno de los peores equipos del planeta, únicamente capaz de defenderse aglomerándose como un muro delante de su portería, fue terrible.
La España de Sánchez está triste y cansada de derrotas, de arbitrariedades, de injusticias, de privilegios inmerecidos, de ladrones con carné de partido, de mentiras del gobierno, de trucos, de suciedad y de derrotas. Los españoles estamos llegando a límites anímicos peligrosos, previos a la desesperación por impotencia y saturación de negatividad y fracaso.
Francisco Rubiales