Decir que sólo había 45.000 personas es una mentira burda y otra manipulación
Parecía imposible que pudiera existir un socialista peor que Zapatero, pero Sánchez le ha sobrepasado con creces.
Un cuarto de millón de españoles se unieron ayer, armados de banderas rojigualdas, para condenar su política y decirle que se marche ya y convoque esas elecciones generales que tanto teme porque sabe que millones de españoles las esperan para castigarle y hundir a su partido.
El burdo intento de manipular la cifra de asistentes se le está volviendo en contra. Nadie con dos dedos de inteligencia puede creerse que hubiera 45.000 personas en Colón, como dijo la policía, controlada por los socialistas. El número real, según los expertos, se acerca a las 300.000 personas, no demasiadas, pero si suficientes para cambiar el rumbo de la política española, que a partir de ahora será un grito de "¡Sanchez vete ya!".
El presidente ha quedado al descubierto, luciendo toda su profunda bajeza y su talante de mentiroso. Para neutralizar la manifestación hasta inventó una falsa ruptura de las negociaciones con los independentistas catalanes.
Es falso que a Sánchez le resbalen las protestas y la clara oposición de los españoles porque lo único que él teme es a su partido, que ya le expulsó una vez de la secretaría general y que puede volver a hacerlo si toma conciencia de que Sánchez les lleva a la ruina y a la derrota. Ya existe un precedente con Zapatero, al que el PSOE obligó a abandonar la presidencia cuando se dio cuenta de que su presencia en la Moncloa representaba una sangría diaria de votos.
El mensaje de la manifestación es claro: "Sánchez tiene que ser obligado a convocar elecciones ya, a cumplir su palabra, aunque su palabra no valga nada".
El 10 de febrero marca un antes y un después. A partir de esa fecha, se acabó la tolerancia y comienza el acoso al presidente y a su jauría de socios anticonstitucionales.
Los que le conocen advierten que "Lo resiste todo", gracias a su rostro de titanio, pero no es cierto porque Sánchez ha aprendido a temer a su partido, en el que todavía debe existir decencia suficiente para echarlo, para cerras las heridas que él ha abierto y cortar la hemorragia de votos.
En realidad Sánchez está asustado porque sabe que a la izquierda el pueblo en la calle le produce terror. Acusa a la oposición de deslealtad y dice que él siempre fue leal cuando estuvo en la oposición, cuando la verdad fue que fue tan leal que tumbó al gobierno con una moción de censura que se apoyó en los partidos del totalitarismo y el odio.
La gran mayoría de los españoles por fin ha comprendido que la mayor deslealtad es la mentira y que Pedro Sánchez mintió de manera ostentosa cuando prometió que convocaría elecciones inmediatamente después de la moción de censura. Y sigue mintiendo con las encuestas trucadas, negando su sometimiento a los golpistas, ocultando sus despilfarros y escondiendo sus verdaderas intenciones y objetivos.
El grueso de los españoles ha tardado demasiado en darse cuenta del inmenso peligro que representa tener a un tipo como Sánchez con el timón de la nación en la mano, pero mas vale tarde que nunca.
La España digna y decente, que es todavía mayoritaria, ha declarado la guerra a Sánchez, probablemente el peor jefe de gobierno que ha tenido desde la Edad Media y el mayor traidor desde Bellido Dolfos.
No era España en blanco y negro,
era una España en color
con banderas ondeantes
y con el viento a favor.
Eran miles de gargantas
y tan solo un corazón,
gritando Vivas a España
y fuera de España el traidor.
En España aun queda honor
y es hora de decir ¡Basta!
España no se subasta
aunque medie un "relator".
Cátulo
Francisco Rubiales
Un cuarto de millón de españoles se unieron ayer, armados de banderas rojigualdas, para condenar su política y decirle que se marche ya y convoque esas elecciones generales que tanto teme porque sabe que millones de españoles las esperan para castigarle y hundir a su partido.
El burdo intento de manipular la cifra de asistentes se le está volviendo en contra. Nadie con dos dedos de inteligencia puede creerse que hubiera 45.000 personas en Colón, como dijo la policía, controlada por los socialistas. El número real, según los expertos, se acerca a las 300.000 personas, no demasiadas, pero si suficientes para cambiar el rumbo de la política española, que a partir de ahora será un grito de "¡Sanchez vete ya!".
El presidente ha quedado al descubierto, luciendo toda su profunda bajeza y su talante de mentiroso. Para neutralizar la manifestación hasta inventó una falsa ruptura de las negociaciones con los independentistas catalanes.
Es falso que a Sánchez le resbalen las protestas y la clara oposición de los españoles porque lo único que él teme es a su partido, que ya le expulsó una vez de la secretaría general y que puede volver a hacerlo si toma conciencia de que Sánchez les lleva a la ruina y a la derrota. Ya existe un precedente con Zapatero, al que el PSOE obligó a abandonar la presidencia cuando se dio cuenta de que su presencia en la Moncloa representaba una sangría diaria de votos.
El mensaje de la manifestación es claro: "Sánchez tiene que ser obligado a convocar elecciones ya, a cumplir su palabra, aunque su palabra no valga nada".
El 10 de febrero marca un antes y un después. A partir de esa fecha, se acabó la tolerancia y comienza el acoso al presidente y a su jauría de socios anticonstitucionales.
Los que le conocen advierten que "Lo resiste todo", gracias a su rostro de titanio, pero no es cierto porque Sánchez ha aprendido a temer a su partido, en el que todavía debe existir decencia suficiente para echarlo, para cerras las heridas que él ha abierto y cortar la hemorragia de votos.
En realidad Sánchez está asustado porque sabe que a la izquierda el pueblo en la calle le produce terror. Acusa a la oposición de deslealtad y dice que él siempre fue leal cuando estuvo en la oposición, cuando la verdad fue que fue tan leal que tumbó al gobierno con una moción de censura que se apoyó en los partidos del totalitarismo y el odio.
La gran mayoría de los españoles por fin ha comprendido que la mayor deslealtad es la mentira y que Pedro Sánchez mintió de manera ostentosa cuando prometió que convocaría elecciones inmediatamente después de la moción de censura. Y sigue mintiendo con las encuestas trucadas, negando su sometimiento a los golpistas, ocultando sus despilfarros y escondiendo sus verdaderas intenciones y objetivos.
El grueso de los españoles ha tardado demasiado en darse cuenta del inmenso peligro que representa tener a un tipo como Sánchez con el timón de la nación en la mano, pero mas vale tarde que nunca.
La España digna y decente, que es todavía mayoritaria, ha declarado la guerra a Sánchez, probablemente el peor jefe de gobierno que ha tenido desde la Edad Media y el mayor traidor desde Bellido Dolfos.
No era España en blanco y negro,
era una España en color
con banderas ondeantes
y con el viento a favor.
Eran miles de gargantas
y tan solo un corazón,
gritando Vivas a España
y fuera de España el traidor.
En España aun queda honor
y es hora de decir ¡Basta!
España no se subasta
aunque medie un "relator".
Cátulo
Francisco Rubiales