Sánchez tiene ya las manos libres para degollar a España en una ceremonia con el comunista Pablo Iglesias como ayudante. El único obstáculo considerable que se alza en su avance hacia el caos y la destrucción es que el rey Felipe V ceda a las presiones que recibe de múltiples sectores (paises amigos de Esaña, milicia, grandes empresarios, intelectuales moderados, patriotas, etc.) y ejerza su prerrogativa designando para que forme gobierno a otra persona más sensata y decente.
Mientras numerosos psicólogos y expertos señalan a Sánchez como un psicópata peligroso, narcisista y obsesionado con el poder, en muchos espacios importantes de la sociedad española se sufre ante el proyecto político socialista, al que se le vaticinan agresiones y daños considerables a la economía y a la convivencia, incluyendo un serio avance hacia la ruptura de la nación como consecuencia del protagonismo que los golpistas catalanes y los independentistas vascos tienen que cobrar en la formación del nuevo gobierno.
Madrid es un hervidero de reflexiones, análisis y reuniones de gente conspicua, todos unidos por el denominador común del amor a España y la defensa de sus intereses y valores históricos, entre ellos la libertad, la convivencia en paz y la democracia. En los conciliábulos participan políticos, profesores, empresarios, intelectuales, periodistas y muchos ciudadanos movidos por el miedo a la que se avecina con el comunismo en el poder, de la mano de un Pedro Sánchez al que se describe como un tipo demasiado ambicioso y descontrolado, lleno hasta el tope de amenazas inquietantes y de trastornos de personalidad.
Los sicarios del socialismo y de la izquierda en general que vomitan en las tertulias de la radio y la televisión no reflejan en modo alguno la profunda inquietud que existe en los cuarteles, en las grandes empresas, en otros lugares de pensamiento y reflexión y en gran parte de la ciudadanía, que teme la desaparición de la España actual despedazada por los nacionalistas con la complicidad de la izquierda..
Los políticos se han convertido en la zurrapa de la sociedad y, junto con los voladores, asesinos, ladrones, periodistas y jueces politizados, son las especies más odiadas y dañinas del país. Ese rechazo a los políticos deslegitima la democracia y convierte a España en un enfermo político en la UVI.
La recuperación del respeto a los políticos y de su prestigio social es una de las tareas más urgentes en la batalla por la regeneración. Sin ese respeto por el liderazgo, un país difícilmente avanza y tiende a desintegrarse porque sus dirigentes son incapaces de movilizar a los ciudadanos y dotarlos de lo que necesitan para ser nación: ilusiones, objetivos comunes y una firme voluntad de afrontar juntos el futuro.
Francisco Rubiales
Mientras numerosos psicólogos y expertos señalan a Sánchez como un psicópata peligroso, narcisista y obsesionado con el poder, en muchos espacios importantes de la sociedad española se sufre ante el proyecto político socialista, al que se le vaticinan agresiones y daños considerables a la economía y a la convivencia, incluyendo un serio avance hacia la ruptura de la nación como consecuencia del protagonismo que los golpistas catalanes y los independentistas vascos tienen que cobrar en la formación del nuevo gobierno.
Madrid es un hervidero de reflexiones, análisis y reuniones de gente conspicua, todos unidos por el denominador común del amor a España y la defensa de sus intereses y valores históricos, entre ellos la libertad, la convivencia en paz y la democracia. En los conciliábulos participan políticos, profesores, empresarios, intelectuales, periodistas y muchos ciudadanos movidos por el miedo a la que se avecina con el comunismo en el poder, de la mano de un Pedro Sánchez al que se describe como un tipo demasiado ambicioso y descontrolado, lleno hasta el tope de amenazas inquietantes y de trastornos de personalidad.
Los sicarios del socialismo y de la izquierda en general que vomitan en las tertulias de la radio y la televisión no reflejan en modo alguno la profunda inquietud que existe en los cuarteles, en las grandes empresas, en otros lugares de pensamiento y reflexión y en gran parte de la ciudadanía, que teme la desaparición de la España actual despedazada por los nacionalistas con la complicidad de la izquierda..
Los políticos se han convertido en la zurrapa de la sociedad y, junto con los voladores, asesinos, ladrones, periodistas y jueces politizados, son las especies más odiadas y dañinas del país. Ese rechazo a los políticos deslegitima la democracia y convierte a España en un enfermo político en la UVI.
La recuperación del respeto a los políticos y de su prestigio social es una de las tareas más urgentes en la batalla por la regeneración. Sin ese respeto por el liderazgo, un país difícilmente avanza y tiende a desintegrarse porque sus dirigentes son incapaces de movilizar a los ciudadanos y dotarlos de lo que necesitan para ser nación: ilusiones, objetivos comunes y una firme voluntad de afrontar juntos el futuro.
Francisco Rubiales