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La España de las autonomías es un error



Albert Boadella se ha atrevido a decir lo que muchos españoles piensan y no se atreven a reconocer en público por miedo a parecer políticamente incorrectos: "La España de las autonomías es un error". Nosotros, que también somos librepensadores sin miedo, lo reafirmamos.
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Albert Boadella ha dicho importantes verdades que muchos españoles creen y no se atreven a decir: que la España de las autonomías es “un error”, que “se han compuesto reinos de taifas, muchos rincones de corrupción e insolidaridad general”, que el Estado “ha perdido fuerza” debido a las transferencias de “competencias” y que ya no le queda “nada que ofrecer”.

Ciertamente, la España de las autonomías fue un terrible error de diseño cometido por los políticos que hicieron la Transición, un error que generó una dinámica perversa entre las distintas autonomías, que luchan desde entonces por conseguir más dinero, por ser más que las otras y por destacar aquello que les distingue de las demás, sometiendo a España a tensiones centrípetas irresistibles.

Fue un gravísimo error de la derecha española, entonces la fuerza dominante, acomplejada por su convivencia con el franquismo, que no supo resistirse a las presiones de los nacionalismos vascos y catalán, un error en el que también cayeron la izquierda socialista, obsesionada únicamente por la conquista del poder, y la monarquía, que pecó de cortoplacismo y no supo o no quiso ver que aquel Estado, diseñado para que funcionara en una proceso de descentralización permanente, ya encerraba la semilla de la discordia, la desigualdad y la ruina de la convivencia.

Hoy, treinta años después, la España de las autonomías no sólo es un Estado en disgragación donde ni siquiera es posible mantener un idioma común, sino que, además, se ha convertido en un monstruo político, burocrático y clientelar, en el Estado más costoso de mantener de todo el Occidente desarrollado, con diecisiete gobiernos y parlamentos regionales que legislan sin necesidad, sólo para justificar su existencia, y cincuenta gobiernos provinciales (diputaciones), con una legión de politicos mediocres al frente, todos ellos, pugnando por rodearse de su propia corte fastuosa, dominada por el reparto de prebendas, privilegios y ventajas.

Conversando con un exministro andaluz que participó en los gobiernos de UCD y que tuvo gran protagonismo en la configuración de aquel Estado de las Autonomías, éste me reconoció que los errores de diseño se vieron de inmediato y que su primera manifestación fue la lucha que protagonizó Andalucía por no ser menos que Cataluña y el País Vasco, logrando insertarse entre las autonomías "de primera" gracias a un movimiento político interno, el primero de otros muchos que se desarrollarían en los años siguientes hasta llegar al "Estado de Postración" actual.

La mejor manera de valorar una política es analizando sus resultados. El balance de la España de las Autonomías es desolador: un país más disgregado, más desigual, más corrupto, menos democrático, menos seguro y menos justo. El único capítulo en el que hemos crecido es en la prosperidad, pero ese ha sido un fenómeno mundial que ha afectado a la mayoría de los países del mundo en los últimos 30 años.

El Estado de las Autonomías se ha transformado, en tan sólo 30 años, en un Estado de Taifas donde los reyezuelos políticos imponen su ley y cada día destruyen más los principios y valores que hacen posible una nación: la igualdad, la libertad, la solidaridad, la justicia, la existencia de objetivos y metas comunes y el respeto mutuo.

En el plano de la "igualdad", las autonomías españolas se han convertido en un escándalo, sobre todo si se tienen en cuenta los datos siguientes:

- Un ciudadano de Madrid, PIB/habitante 12.147 Eu , APORTA 1.243 Eur.
- Un ciudadano de Baleares, PIB/habitante 12.680 Eu,, APORTA 871 Eur
- Un ciudadano de Cataluña, PIB/habitante 12.040 Eu , APORTA 394 Eur.
- Un ciudadano del País Vasco, PIB/habitante 11.290 Eu, RECIBE 747 Eur.

Lo que significa que un ciudadano de Cataluña aporta casi cuatro veces menos que uno de la Comunidad de Madrid, y menos de lamitad que uno de Baleares, teniendo las tres comunidades un PIB/habitante similar. Lo del vasco, que en lugar de aportar recibe 747 euros, no sólo es escandaloso sino también inmoral e indecente.


   
Miércoles, 21 de Mayo 2008
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