La escuálida celebración en Madrid del primer foro de la Alianza de las Civilizaciones, en el que participan una treintena de paises bajo el patrocinio de la ONU, demostró que el proyecto preferido de Zapatero carece de apoyo internacional y que se mueve por los ámbitos de la diplomacia mundial con una debilidad inquietante. Es falso lo que ha dicho la vicepresidenta de la Vega al vaticinar al proyecto un futuro brillante.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere convertir la "Alianza" en un instrumento eficaz para el diálogo y la paz, pero se empeña en ignorar que su protagonismo personal y el de algunos de sus "amigos" condena ese proyecto al fracaso.
La "Alianza de las Civilizaciones" es una buena idea, pero es un proyecto maldito por la diplomacia internacional y condenado al fracaso. Sus dos mayores problemas son que cuenta con malos promotores (España, Turquía, Iran, país del que procede la idea original, y la desprestigiada ONU) y con la oposición activa de Estados Unidos, dispuesto a bloquear, mientras Bush sea presidente, cualquier iniciativa diplomática que lance el gobierno de Zapatero.
La oposición activa de Estados Unidos y el escaso prestigio de los paises promotores han enfriado el proyecto e impiden que los países con más prestigio y peso en la escena mundial se vinculen a la "Alianza".
Cuando la idea, impulsada por José Luís Rodrñiguez Zapatero, empezó a tomar cuerpo, el poder político y el "establecimiento" de Washington reaccionaron lamentando que una idea como esa no hubiera sido impulsada y capitalizada por la diplomacia americana. Con la misma sinceridad, los pensadores al servicio de la Casa Blanca admiten que el patrocinio de España y el origen Iraní de la idea, además del apoyo de la ONU, son obstáculos suficientes para impedir que los Estados Unidos y a sus aliados se sumen a una idea que consideran "atractiva" e idónea para que formara parte de la "estructura ideológica internacional de la política americana.
Muchos paises se sienten atraídos por la "Alianza", pero se muestran fríos porque saben que es un proyecto "maldito". Es el caso de Rusia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha declarado sobre la Alianza que "garantizar la coexistencia de diferentes culturas es el desafío más grande para la comunidad mundial en los próximos diez años, y especialmente ante la amenaza terrorista".
El atractivo que la "Alianza" ejerce sobre algunos países europeos como Italia, Francia, Inglaterra y Alemania es conocido en los círculos bien informados, pero también se sabe que esos paises se alejan del proyecto porque saben que Washington vería con malos ojos cualquier declaración que sirva de apoyo al gobierno de Zapatero.
En los grandes centros del pensamiento occidental se está debatiendo sobre la necesidad de sustituir la ONU por otro organismo internacional con mayor prestigio y altura moral. Muchos estrategas y pensadores políticos creen que la ONU debe desaparecer urgentemente y dejar su sitio a una organización internacional donde sólo puedan entrar los países democráticos que demuestren respeto a los derechos humanos. La nueva ONU debería ser un lugar para que la Humanidad avance y donde los dictadores, torturadores y delincuentes no tengan espacio. Esa ONU de los demócratas podría ejercer la Autoridad Moral y real que la actual ONU, saboteada desde dentro por dictadores y amigos del terrorismo, no puede ni quiere ejercer.
En los altos círculos del poder occidental se está estudiando un concepto de alianza que borraría del mapa el renquante proyecto que hoy impulsan España, Turquía, Irán y la ONU. Se trata de una "Alianza de democracias" cuyo objetivo final es convertir la libertad y la democracia en el denominador común de las relaciones y las alianzas entre países y, desde esa postura común, afrontar el diálogo y la cooperación con otras civilizaciones y culturas.
Algunos expertos creen que si los demócratas ganan la presidencia de los Estados Unidos, tanto Hillary como Obama intentarían impulsar mundialmente esa "Alianza de demócratas", cuyo ambicioso objetivo final es, incluso, sustituir a la actual ONU como gran foro mundial de diálogo y cooperación.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere convertir la "Alianza" en un instrumento eficaz para el diálogo y la paz, pero se empeña en ignorar que su protagonismo personal y el de algunos de sus "amigos" condena ese proyecto al fracaso.
La "Alianza de las Civilizaciones" es una buena idea, pero es un proyecto maldito por la diplomacia internacional y condenado al fracaso. Sus dos mayores problemas son que cuenta con malos promotores (España, Turquía, Iran, país del que procede la idea original, y la desprestigiada ONU) y con la oposición activa de Estados Unidos, dispuesto a bloquear, mientras Bush sea presidente, cualquier iniciativa diplomática que lance el gobierno de Zapatero.
La oposición activa de Estados Unidos y el escaso prestigio de los paises promotores han enfriado el proyecto e impiden que los países con más prestigio y peso en la escena mundial se vinculen a la "Alianza".
Cuando la idea, impulsada por José Luís Rodrñiguez Zapatero, empezó a tomar cuerpo, el poder político y el "establecimiento" de Washington reaccionaron lamentando que una idea como esa no hubiera sido impulsada y capitalizada por la diplomacia americana. Con la misma sinceridad, los pensadores al servicio de la Casa Blanca admiten que el patrocinio de España y el origen Iraní de la idea, además del apoyo de la ONU, son obstáculos suficientes para impedir que los Estados Unidos y a sus aliados se sumen a una idea que consideran "atractiva" e idónea para que formara parte de la "estructura ideológica internacional de la política americana.
Muchos paises se sienten atraídos por la "Alianza", pero se muestran fríos porque saben que es un proyecto "maldito". Es el caso de Rusia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha declarado sobre la Alianza que "garantizar la coexistencia de diferentes culturas es el desafío más grande para la comunidad mundial en los próximos diez años, y especialmente ante la amenaza terrorista".
El atractivo que la "Alianza" ejerce sobre algunos países europeos como Italia, Francia, Inglaterra y Alemania es conocido en los círculos bien informados, pero también se sabe que esos paises se alejan del proyecto porque saben que Washington vería con malos ojos cualquier declaración que sirva de apoyo al gobierno de Zapatero.
En los grandes centros del pensamiento occidental se está debatiendo sobre la necesidad de sustituir la ONU por otro organismo internacional con mayor prestigio y altura moral. Muchos estrategas y pensadores políticos creen que la ONU debe desaparecer urgentemente y dejar su sitio a una organización internacional donde sólo puedan entrar los países democráticos que demuestren respeto a los derechos humanos. La nueva ONU debería ser un lugar para que la Humanidad avance y donde los dictadores, torturadores y delincuentes no tengan espacio. Esa ONU de los demócratas podría ejercer la Autoridad Moral y real que la actual ONU, saboteada desde dentro por dictadores y amigos del terrorismo, no puede ni quiere ejercer.
En los altos círculos del poder occidental se está estudiando un concepto de alianza que borraría del mapa el renquante proyecto que hoy impulsan España, Turquía, Irán y la ONU. Se trata de una "Alianza de democracias" cuyo objetivo final es convertir la libertad y la democracia en el denominador común de las relaciones y las alianzas entre países y, desde esa postura común, afrontar el diálogo y la cooperación con otras civilizaciones y culturas.
Algunos expertos creen que si los demócratas ganan la presidencia de los Estados Unidos, tanto Hillary como Obama intentarían impulsar mundialmente esa "Alianza de demócratas", cuyo ambicioso objetivo final es, incluso, sustituir a la actual ONU como gran foro mundial de diálogo y cooperación.