La noticia de apartar a los seminaristas de la Facultad es triste e incompresible. Salvo que existan razones poderosas, que se desconocen, es una decisión errónea y de gravísimas consecuencias.
Cunde la preocupación y la repulsa y surgen los rechazos. Este pasado día nueve del corriente la Amistad Europea Universitaria por y para la Amistad Mundial, muchos de cuyos miembros han gozado de la enseñanza, la investigación y las publicaciones de la Facultad de Teología de Granada, única en Andalucía, viene a suscribir y hacer suya la carta abierta dirigida por José E. Muñoz Negro, en nombre del Consejo de Dirección del Centro Universitario Francisco Suárez de Granada, al Sr. Director de Ideal. Así mismo, la Asociación Cultural Karl Rahner también ha enviado carta abierta con sumo respeto, al señor Arzobispo. Por su parte, Salvador García Bardón, eminente profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina, alza su voz en apoyo de la Facultad de Cartuja: “Seguiremos con suma atención este asunto, que nos llena de inquietud. La facultad de Teología de Granada es la única en su género del sur de España...”.
El Arzobispo de Granada, Francisco J. Martínez acordó retirar a sus seminaristas de la Facultad de Teología de Granada que regentan los Jesuitas desde su fundación. Fuentes eclesiásticas y de la facultad explicaron que el Arzobispo, como alternativa, ha creado, para los ocho o nueve seminaristas a su cargo, un instituto que lleva el nombre de Von Balthasar y que ocupará una de las alas del Seminario Diocesano, centro que, al ser de nuevo cuño, carece de profesorado; ahora, está en encontrar sacerdotes de su confianza, para dedicarlos a la labor educativa. ¡Difícil búsqueda!
La Facultad de Teología de Granada es una institución eclesiástica de carácter universitario, canónicamente erigida por la Congregación para la Educación Católica el 3 de diciembre de 1939 y ratificada el 27 de agosto de 1983, que se dedica a la investigación y a la enseñanza de la Teología y de las ciencias que se relacionan con ella, y que tiene el derecho de conferir los grados académicos con la autoridad de la Santa Sede. La Institución, ligada a Granada hace ya unos siglos, tiene una larga historia. En 1554, aún en vida de San Ignacio, la Compañía de Jesús abre un colegio en la ciudad, transformado a finales del siglo XVI en importante centro universitario de Granada: el Colegio de San Pablo,en el que se establecieron las cátedras de Lógica, Filosofía y Teología; posteriormente se promovió la fundación del Colegio de los Santos Apóstoles, Bartolomé y Santiago. La expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 malogró la actividad académica de los jesuitas en la vida universitaria granadina, pero no le arrebataron su significativo legado. Los edificios se entregaron al Arzobispado y a la Universidad y un importante fondo de incunables y de colecciones impresas de los siglos XVI, XVII y XVIII pasó al patrimonio de la biblioteca de la Universidad.
Este Arzobispo puede tener muy buenas intenciones, pero los hechos no lo indican. Privar a los alumnos de la una excelente enseñanza, crear un nuevo centro que rebaja los niveles y duplica esfuerzos y dineros, enfrentarse y enfadar al clero y suscitar las críticas y el rechazo de los feligreses parece que no muestra bondadosa trayectoria en su corta estancia en la ciudad del Albaicín. Es mayúsculo error. El sacerdote ha de ser santo y culto; lo exige su función divina y humana en la doble vertiente de su relación con Dios y con los hombres. Ya se lo dice Jesucristo: “Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es Perfecto” (Mt 5,48). Y San Pablo les exhorta: “Revestíos de la caridad que es el lazo de la perfección” (Col 3,14); ceñid vuestros lomos con la verdad, revestíos con la coraza de la justicia, calzad los pies, prontos, para anunciar el Evangelio de la Paz (Ef 6,14). Mal puede un sacerdote llevar el anuncio del mensaje y mostrar la verdad, si no está bien preparado, si se le ha dejado ir con una formación deficiente y pobre.
Camilo Valverde Mudarra
Cunde la preocupación y la repulsa y surgen los rechazos. Este pasado día nueve del corriente la Amistad Europea Universitaria por y para la Amistad Mundial, muchos de cuyos miembros han gozado de la enseñanza, la investigación y las publicaciones de la Facultad de Teología de Granada, única en Andalucía, viene a suscribir y hacer suya la carta abierta dirigida por José E. Muñoz Negro, en nombre del Consejo de Dirección del Centro Universitario Francisco Suárez de Granada, al Sr. Director de Ideal. Así mismo, la Asociación Cultural Karl Rahner también ha enviado carta abierta con sumo respeto, al señor Arzobispo. Por su parte, Salvador García Bardón, eminente profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina, alza su voz en apoyo de la Facultad de Cartuja: “Seguiremos con suma atención este asunto, que nos llena de inquietud. La facultad de Teología de Granada es la única en su género del sur de España...”.
El Arzobispo de Granada, Francisco J. Martínez acordó retirar a sus seminaristas de la Facultad de Teología de Granada que regentan los Jesuitas desde su fundación. Fuentes eclesiásticas y de la facultad explicaron que el Arzobispo, como alternativa, ha creado, para los ocho o nueve seminaristas a su cargo, un instituto que lleva el nombre de Von Balthasar y que ocupará una de las alas del Seminario Diocesano, centro que, al ser de nuevo cuño, carece de profesorado; ahora, está en encontrar sacerdotes de su confianza, para dedicarlos a la labor educativa. ¡Difícil búsqueda!
La Facultad de Teología de Granada es una institución eclesiástica de carácter universitario, canónicamente erigida por la Congregación para la Educación Católica el 3 de diciembre de 1939 y ratificada el 27 de agosto de 1983, que se dedica a la investigación y a la enseñanza de la Teología y de las ciencias que se relacionan con ella, y que tiene el derecho de conferir los grados académicos con la autoridad de la Santa Sede. La Institución, ligada a Granada hace ya unos siglos, tiene una larga historia. En 1554, aún en vida de San Ignacio, la Compañía de Jesús abre un colegio en la ciudad, transformado a finales del siglo XVI en importante centro universitario de Granada: el Colegio de San Pablo,en el que se establecieron las cátedras de Lógica, Filosofía y Teología; posteriormente se promovió la fundación del Colegio de los Santos Apóstoles, Bartolomé y Santiago. La expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 malogró la actividad académica de los jesuitas en la vida universitaria granadina, pero no le arrebataron su significativo legado. Los edificios se entregaron al Arzobispado y a la Universidad y un importante fondo de incunables y de colecciones impresas de los siglos XVI, XVII y XVIII pasó al patrimonio de la biblioteca de la Universidad.
Este Arzobispo puede tener muy buenas intenciones, pero los hechos no lo indican. Privar a los alumnos de la una excelente enseñanza, crear un nuevo centro que rebaja los niveles y duplica esfuerzos y dineros, enfrentarse y enfadar al clero y suscitar las críticas y el rechazo de los feligreses parece que no muestra bondadosa trayectoria en su corta estancia en la ciudad del Albaicín. Es mayúsculo error. El sacerdote ha de ser santo y culto; lo exige su función divina y humana en la doble vertiente de su relación con Dios y con los hombres. Ya se lo dice Jesucristo: “Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es Perfecto” (Mt 5,48). Y San Pablo les exhorta: “Revestíos de la caridad que es el lazo de la perfección” (Col 3,14); ceñid vuestros lomos con la verdad, revestíos con la coraza de la justicia, calzad los pies, prontos, para anunciar el Evangelio de la Paz (Ef 6,14). Mal puede un sacerdote llevar el anuncio del mensaje y mostrar la verdad, si no está bien preparado, si se le ha dejado ir con una formación deficiente y pobre.
Camilo Valverde Mudarra