El jueves 7 de octubre pudo verse al nuevo candidato, Tomás Gomez, en TV y no pudo ser mas decepcionante su intervención. Cerrado en sus argumentos, limitado en sus respuestas y encasillado en el tipico discurso del partido, del cual no se salia, como si temiera responder algo que no estuviera en el guión de su ideologia. Pude ver a un sectario con la lección aprendida y sin un apice de libertad para decir lo que realmente pensaba, incluso cuando el periodista lo puso contra las cuerdas al preguntarle sobre su apoyo a Barrionuevo, ministro condenado a prisión por terrorismo de Estado. Una vez más el producto de la fabrica ideologica de la izquierda, el PSOE, es un clón programado y carente de argumentación propia, sin duda un producto defectuoso al que la sociedad no necesita, pues será otro más que no aportará nada nuevo sino que estará
sometido al dogma de la izquierda.
Digo todo esto porque me resulta muy dificil imaginar que alguien salido del aparato de un partido, llámese PP o PSOE, no salga sin un corsé que le impida tomar las medidas adecuadas, ya que su dependencia del partido al que representa está por encima de los intereses de los ciudadanos, son productos mal acabados y alejados de la realidad social, puesto que la realidad de los partidos es otra bien diferente. No olvidemos que constituyen un mundo aparte donde la impunidad y la inmunidad les blindan de todo aquello que al resto de los mortales nos afecta.
En los últimos años ha ido ganando adeptos la teoria de que los partidos politicos están en un proceso de crisis que podria llevarles a desaparecer y a ser sustituidos por otras organizaciones de caracter no partidista. Esta es la nota dominante en infinidad de publicaciones sobre partidos politicos. Se dice que los partidos politicos no son ya los instrumentos adecuados para llevar a cabo algunas, cuando no todas, las funciones que tradicionalmente tenian encomendadas y el hecho es que su "institucionalización" representa su querencia a perpetuarse en el poder, como si de instituciones se tratára, cuando los partidos no son instituciones sino herramientas al servicio de la democrácia, cuyo fin es proporcionar candidatos y por lo tanto tienen fecha de
caducidad.
El caso de Zapatero es sintomático del mal funcionamiento de los partidos. Desde su elección hasta la conformación de su equipo, tras el triunfo, solo un valor de entre todos parece cotizar al alza a la hora de proceder al nombramientos de altos cargo: la obediencia a la secta. Si a esto le unimos que la elección de los candidatos que rellenaran las listas es en base al mismo criterio, tendremos un parlamento donde el lider no necesitará de ningun argumento convincente, pues ya es conocedor que los suyos le votarán a mano alzada cualquier propuesta por muy estrámbotica que sea y si no se llegara a la mayoria ya se echaria mano mediante la compra del voto de otros grupos minoritarios.
Es, pues, el partido el eje del sistema y el lider, la representación de la autoridad absoluta, a la cual se ha de obedecer, lo que convierte a nuestra democrácia en un regimen partitocrático que anula todo rastro de libertad e independencia de los otros poderes, tanto legislativo como judicial, que se verán mermados por la invasión que en ellos hacen los partidos con sus nombramientos, lo que acabará liquidando el proceso de separación de poderes, recogido en la Constitución.
En la democrácia ateniense existia un recurso, llamado "ostracismo", que excluia y desterraba a aquellos miembros de la Asamblea que abusando de su poder, lo utilizaban en interes propio o en detrimento del interés común, bien comprando voluntades o votos. Esta institución impedia que estos abusos ocurrieran, pues el bien común era el fin propio de la politica ¿Se imaginan que el "ostracismo" existiera en nuestro Parlamento? De haber sido asi no se hubieran destinado 500 millones de euros a comprar los votos del PNV para la aprobación de los presupuestos. Habría prevalecido el bien común en lugar del interes particular de Zapatero.
En cuanto al personaje de Zapatero, no se tardará mucho en que los psicólogos se ocupen del estudio del mismo. Muchos ya creemos que el problema es el propio individuo, que, inoculado por un ansia personal de aferramiento al poder, es capaz de sacrificar a su pais en beneficio propio. Un simple repaso a sus declaraciones nos dará la medida del personaje, sus errores, sus contradicciones, sus parches continuos y, sobre todo, el creer que siempre tiene razón en base a una moral de partido que, como a todo dogmatico-sectario, le hace ver la realidad bajo el prisma de su ideologia. El drama no puede acabar más que de una manera y es que a cada minuto que pase con este presidente, el pais se irá hundiendo en lo económico, en lo politico y lo que es mas importante, en lo moral. Es urgente que tras los datos publicados, en los que la mayoria de los espaloles le dicen que se vaya, su partido haga algo más que la critica suave para evitar la descomposición y convoque un congreso donde se le diga lo que los ciudadanos hace tiempo que venimos pensando. Si realmente los partidos recogen y filtran la opinión pública, este es el momento para hacer de
portavoces de esa opinión que pide a gritos que se vaya.
Estigma
sometido al dogma de la izquierda.
Digo todo esto porque me resulta muy dificil imaginar que alguien salido del aparato de un partido, llámese PP o PSOE, no salga sin un corsé que le impida tomar las medidas adecuadas, ya que su dependencia del partido al que representa está por encima de los intereses de los ciudadanos, son productos mal acabados y alejados de la realidad social, puesto que la realidad de los partidos es otra bien diferente. No olvidemos que constituyen un mundo aparte donde la impunidad y la inmunidad les blindan de todo aquello que al resto de los mortales nos afecta.
En los últimos años ha ido ganando adeptos la teoria de que los partidos politicos están en un proceso de crisis que podria llevarles a desaparecer y a ser sustituidos por otras organizaciones de caracter no partidista. Esta es la nota dominante en infinidad de publicaciones sobre partidos politicos. Se dice que los partidos politicos no son ya los instrumentos adecuados para llevar a cabo algunas, cuando no todas, las funciones que tradicionalmente tenian encomendadas y el hecho es que su "institucionalización" representa su querencia a perpetuarse en el poder, como si de instituciones se tratára, cuando los partidos no son instituciones sino herramientas al servicio de la democrácia, cuyo fin es proporcionar candidatos y por lo tanto tienen fecha de
caducidad.
El caso de Zapatero es sintomático del mal funcionamiento de los partidos. Desde su elección hasta la conformación de su equipo, tras el triunfo, solo un valor de entre todos parece cotizar al alza a la hora de proceder al nombramientos de altos cargo: la obediencia a la secta. Si a esto le unimos que la elección de los candidatos que rellenaran las listas es en base al mismo criterio, tendremos un parlamento donde el lider no necesitará de ningun argumento convincente, pues ya es conocedor que los suyos le votarán a mano alzada cualquier propuesta por muy estrámbotica que sea y si no se llegara a la mayoria ya se echaria mano mediante la compra del voto de otros grupos minoritarios.
Es, pues, el partido el eje del sistema y el lider, la representación de la autoridad absoluta, a la cual se ha de obedecer, lo que convierte a nuestra democrácia en un regimen partitocrático que anula todo rastro de libertad e independencia de los otros poderes, tanto legislativo como judicial, que se verán mermados por la invasión que en ellos hacen los partidos con sus nombramientos, lo que acabará liquidando el proceso de separación de poderes, recogido en la Constitución.
En la democrácia ateniense existia un recurso, llamado "ostracismo", que excluia y desterraba a aquellos miembros de la Asamblea que abusando de su poder, lo utilizaban en interes propio o en detrimento del interés común, bien comprando voluntades o votos. Esta institución impedia que estos abusos ocurrieran, pues el bien común era el fin propio de la politica ¿Se imaginan que el "ostracismo" existiera en nuestro Parlamento? De haber sido asi no se hubieran destinado 500 millones de euros a comprar los votos del PNV para la aprobación de los presupuestos. Habría prevalecido el bien común en lugar del interes particular de Zapatero.
En cuanto al personaje de Zapatero, no se tardará mucho en que los psicólogos se ocupen del estudio del mismo. Muchos ya creemos que el problema es el propio individuo, que, inoculado por un ansia personal de aferramiento al poder, es capaz de sacrificar a su pais en beneficio propio. Un simple repaso a sus declaraciones nos dará la medida del personaje, sus errores, sus contradicciones, sus parches continuos y, sobre todo, el creer que siempre tiene razón en base a una moral de partido que, como a todo dogmatico-sectario, le hace ver la realidad bajo el prisma de su ideologia. El drama no puede acabar más que de una manera y es que a cada minuto que pase con este presidente, el pais se irá hundiendo en lo económico, en lo politico y lo que es mas importante, en lo moral. Es urgente que tras los datos publicados, en los que la mayoria de los espaloles le dicen que se vaya, su partido haga algo más que la critica suave para evitar la descomposición y convoque un congreso donde se le diga lo que los ciudadanos hace tiempo que venimos pensando. Si realmente los partidos recogen y filtran la opinión pública, este es el momento para hacer de
portavoces de esa opinión que pide a gritos que se vaya.
Estigma