Entienden la democracia como algo monolítico, se ganan unas elecciones y ya tienes derecho a todo, sin detenerse a pensar que la democracia es mucho mas que una victoria electoral. La democracia formalista, tal y como la entienden estos gobernantes, es lo que está acabando con la verdadera democracia. Detrás del formalismo electoral hay mucho mas que el derecho a gobernar como te de la gana solo porque las urnas lo han decidido. Hay valores y principios que no se pueden traspasar, hay reglas de juego que van mas allá de del decreto ley o del capricho gubernamental, hay una dimensión profunda que impide que el gobernante se pueda saltar a la torera las leyes y los principios de la democracia solo porque ha sido elegido.
En Venezuela está ocurriendo ese proceso de democracia mal entendida que quiere valerse de la propia democracia para acabar pariendo un experimento totalitario, lo mismo )e ocurrió en la Alemania democrática de la que surgió el nazismo de sus propias entrañas. La democracia así entendida es la antítesis de lo que persigue.
La democracia no se reduce a unos cuantos requisitos formales, sino que debe empezar por el respeto a la dignidad humana. Si esto falla, lo demás sobra. ¿De que me sirve una democracia si no se respetan los derechos humanos? La Sra. Bachelet cae en el mismo error que nuestros gobernantes, el error del relativismo moral, si lo hacen los míos todo vale, si lo hacen los otros es fascismo. Ese es el gran peligro que acecha hoy a las democracias, la ausencia de las certezas para dar paso al relativismo del color político con el que se observa la realidad. Una observación tan ciega que antepone la ideología del tirano de turno a las masacres que éste cometa, tal y como se está viendo en Venezuela. a la Sra. Bachelet sería muy fácil hacerla cambiar de opinión, sencillamente si en lugar de Maduro se llamara Capriles, su observación cambiaría. Es lo que tiene el relativismo, que todo cambia según el color del cristal con que se mire.
En Venezuela está ocurriendo ese proceso de democracia mal entendida que quiere valerse de la propia democracia para acabar pariendo un experimento totalitario, lo mismo )e ocurrió en la Alemania democrática de la que surgió el nazismo de sus propias entrañas. La democracia así entendida es la antítesis de lo que persigue.
La democracia no se reduce a unos cuantos requisitos formales, sino que debe empezar por el respeto a la dignidad humana. Si esto falla, lo demás sobra. ¿De que me sirve una democracia si no se respetan los derechos humanos? La Sra. Bachelet cae en el mismo error que nuestros gobernantes, el error del relativismo moral, si lo hacen los míos todo vale, si lo hacen los otros es fascismo. Ese es el gran peligro que acecha hoy a las democracias, la ausencia de las certezas para dar paso al relativismo del color político con el que se observa la realidad. Una observación tan ciega que antepone la ideología del tirano de turno a las masacres que éste cometa, tal y como se está viendo en Venezuela. a la Sra. Bachelet sería muy fácil hacerla cambiar de opinión, sencillamente si en lugar de Maduro se llamara Capriles, su observación cambiaría. Es lo que tiene el relativismo, que todo cambia según el color del cristal con que se mire.