Cuando en un sistema político lo que no funciona es un partido, se vota a otro pero cuando lo que no funciona es el propio sistema político en su totalidad, se cambia el sistema. Esto se consigue con la deslegitimación del mismo, en principio por medio de la opinión pública pero se debe hacer efectivo en las elecciones con la abstención como medio deslegitimador más eficaz.
Son muchos los sistemas políticos que se agotan, bien por su fracaso en el diseño pues no estaban pensados ad eternum ni se habia contado con todos los actores para su elaboración. En nuestro caso, se hizo un pastiche que fue parcheando hasta su elaboración, una constitución que sirvió para transitar del franquismo a la democracia evitando la violencia tan presente en los españoles que dejó de lado lo fundamental que fué una construcción racional de una democracia en la que los ciudadanos fueran los actores principales y no una carta magna cuyo objetivo era evitar el conflicto y ceder ante los poderes fácticos del antiguo régimen y los nuevos poderes emanados del nacionalismo.
No se quiso incorporar al ciudadano como elemento fundamental de la democracia si no que se configuró un sistema político por y para partidos, el ciudadano de nuevo quedó excluido del proceso. A los problemas se les evitó y siempre que se evita un problema es que no se le ha hecho frente, lo normal en estos casos es que vuelva a resurgir.
No aprovechamos para acabar con nuestros ancestrales complejos, se volvió a ceder frente a unos nacionalistas a los que nunca antes se les habia considerados como nacionalidades o naciones históricas y a partir de ahí se convirtieron en el elemento con el que habia que contar por aquello del eterno chantaje y del conflicto.
Pero sobre todo faltó el elemento fundamental, hubo traspaso de competencias pero no de lealtades y así es dificil construir un Estado. Cualquier Estado federal está fundamentado en la lealtad, no se puede estar pendiente de la voluntad chantajista de unos pocos y su amenaza de independencia cada vez que les da la gana y siempre anteponiendola a intereses electorales e incluso judiciales para utilizarla como arma arrojadiza. Nadie se imagina a Dakota del Norte en EEUU o a Baviera en Alemania pidiendo la secesión porque a su senador o gobernador lo pillen robando o les recorten en sanidad. La lealtad fue clave en la costrucción racional de un Estado para que estas cosas no ocurrieran pero aqui, insisto, no se hizo una costrucción racional sino un "Como salir de esta sin volver al conflicto" y se procedió al reparto del pastel. De aquellos barros estos lodos.
En definitiva, el sistema político ha fracasado, no se puede entender de otra forma y solo queda finiquitarlo mediante un proceso constituyente que debe empezar con la deslegitimación del actual sistema en la calle, con la presión social, la convocatoria de un referendum que propicie el cambio, la disolución de las actuales Cortes y la construcción racional de un modelo político sin complejos en el que todos los sectores estén presente, excluyendo del proceso a aquellos que han agotado su discurso y nos han llevado al fracaso, sería incomprensible que fueran los que de nuevo nos condujeran en el nuevo proceso, deben desaparecer.
Carlos RH
Son muchos los sistemas políticos que se agotan, bien por su fracaso en el diseño pues no estaban pensados ad eternum ni se habia contado con todos los actores para su elaboración. En nuestro caso, se hizo un pastiche que fue parcheando hasta su elaboración, una constitución que sirvió para transitar del franquismo a la democracia evitando la violencia tan presente en los españoles que dejó de lado lo fundamental que fué una construcción racional de una democracia en la que los ciudadanos fueran los actores principales y no una carta magna cuyo objetivo era evitar el conflicto y ceder ante los poderes fácticos del antiguo régimen y los nuevos poderes emanados del nacionalismo.
No se quiso incorporar al ciudadano como elemento fundamental de la democracia si no que se configuró un sistema político por y para partidos, el ciudadano de nuevo quedó excluido del proceso. A los problemas se les evitó y siempre que se evita un problema es que no se le ha hecho frente, lo normal en estos casos es que vuelva a resurgir.
No aprovechamos para acabar con nuestros ancestrales complejos, se volvió a ceder frente a unos nacionalistas a los que nunca antes se les habia considerados como nacionalidades o naciones históricas y a partir de ahí se convirtieron en el elemento con el que habia que contar por aquello del eterno chantaje y del conflicto.
Pero sobre todo faltó el elemento fundamental, hubo traspaso de competencias pero no de lealtades y así es dificil construir un Estado. Cualquier Estado federal está fundamentado en la lealtad, no se puede estar pendiente de la voluntad chantajista de unos pocos y su amenaza de independencia cada vez que les da la gana y siempre anteponiendola a intereses electorales e incluso judiciales para utilizarla como arma arrojadiza. Nadie se imagina a Dakota del Norte en EEUU o a Baviera en Alemania pidiendo la secesión porque a su senador o gobernador lo pillen robando o les recorten en sanidad. La lealtad fue clave en la costrucción racional de un Estado para que estas cosas no ocurrieran pero aqui, insisto, no se hizo una costrucción racional sino un "Como salir de esta sin volver al conflicto" y se procedió al reparto del pastel. De aquellos barros estos lodos.
En definitiva, el sistema político ha fracasado, no se puede entender de otra forma y solo queda finiquitarlo mediante un proceso constituyente que debe empezar con la deslegitimación del actual sistema en la calle, con la presión social, la convocatoria de un referendum que propicie el cambio, la disolución de las actuales Cortes y la construcción racional de un modelo político sin complejos en el que todos los sectores estén presente, excluyendo del proceso a aquellos que han agotado su discurso y nos han llevado al fracaso, sería incomprensible que fueran los que de nuevo nos condujeran en el nuevo proceso, deben desaparecer.
Carlos RH