Al leer el artículo Terribles previsiones y secretos ocultos, publicado recientemente en Voto en Blanco, he recordado que llevo mucho tiempo pensando que al PP no le conviene ganar las elecciones, ni acosar demasiado a Zapatero en estas circunstancias, cuando todos los paises del mundo, con la mal gobernada España en la cabeza y marcando el paso con velocidad siniestra, caminamos hacia el desastre.
La situación ha llegado a ser tan grave y la culpa de los poderosos tan horrenda que también yo creo que hay que incorporar a la cultura ciudadana la reivindicación de "cárcel" para los responsables del desastre mundial y, por supuesto, del español. Por ahora ese castigo justo para los culpables del drama es sólo una reivindicación alejada de la realidad, porque los políticos son impunes, pero a medida que se vaya convirtiendo en una idea social y culturalmente asumida, se hará más fuerte y posible.
Basta profundizar en el análisis para descubrir que detrás de la despreciable culpa de los políticos, está la culpa de una sociedad que ha aprendido a vivir en las cloacas, rodeada de excrementos, sin ni siquiera percibir el hedor. Si la sociedad estuviera sana, cada día, después de ver en el telediario los robos, los asesinatos, los errores del poder, el alcance de la corrupción y la indefensión de los que pagamos impuestos y somos los teóricos soberanos del sistema, saldríamos a la calle dispuestos a tomar el Palacio de Invierno, donde gobiernan los incompetentes, para arrojarlos a las tinieblas de la ignominia. Pero no ocurre nada porque estamos acostumbrados a convivir con la inmundiacia. Más que ciudadanos somos unos auténticos "comemierdas".
También yo creo que el gran problema de este mundo es más político que económico. Los partidos políticos se han revelado como los grandes depredadores y los mayores obstáculos para la democracia, el buen gobierno y la convivencia. Mientras sigan existiendo y dominando, esos partidos, endogámicos, totalitarios y decididos a anteponer sus propios intereses al bien común, seguiremos hundiéndonos y el drama no tendrá freno.
Creo que el axioma que dice que "todos los problemas de las democracias se solucionan con más democracia" es ahora más cierto que nunca, como también es certero aquel otro que dice que "la política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos". Sólo una revolución en demanda de la democrática auténtica nos liberará de los Zapateros, Rajoys y demás ineptos arrogantes y ególatras que nos gobiernan desde el engaño y la hipocresía. En una sociedad verdaderamente democrática, donde la ética y el servicio fueran los valores dominantes, gente como ellos no tendría sitio y el liderazgo sería para gente honrada, decente, capacitada y dispuesta a rendir cuentas, permanentemente, no a esa "ciudadanía" abstracta que no existe, sino a los ciudadanos reales, a personas que, por definición, somos los soberanos de la democracia y que los actuales políticos, usurpadores y falsificadores del sistema, han arrojado al exilio o al basurero.
Rubén
La situación ha llegado a ser tan grave y la culpa de los poderosos tan horrenda que también yo creo que hay que incorporar a la cultura ciudadana la reivindicación de "cárcel" para los responsables del desastre mundial y, por supuesto, del español. Por ahora ese castigo justo para los culpables del drama es sólo una reivindicación alejada de la realidad, porque los políticos son impunes, pero a medida que se vaya convirtiendo en una idea social y culturalmente asumida, se hará más fuerte y posible.
Basta profundizar en el análisis para descubrir que detrás de la despreciable culpa de los políticos, está la culpa de una sociedad que ha aprendido a vivir en las cloacas, rodeada de excrementos, sin ni siquiera percibir el hedor. Si la sociedad estuviera sana, cada día, después de ver en el telediario los robos, los asesinatos, los errores del poder, el alcance de la corrupción y la indefensión de los que pagamos impuestos y somos los teóricos soberanos del sistema, saldríamos a la calle dispuestos a tomar el Palacio de Invierno, donde gobiernan los incompetentes, para arrojarlos a las tinieblas de la ignominia. Pero no ocurre nada porque estamos acostumbrados a convivir con la inmundiacia. Más que ciudadanos somos unos auténticos "comemierdas".
También yo creo que el gran problema de este mundo es más político que económico. Los partidos políticos se han revelado como los grandes depredadores y los mayores obstáculos para la democracia, el buen gobierno y la convivencia. Mientras sigan existiendo y dominando, esos partidos, endogámicos, totalitarios y decididos a anteponer sus propios intereses al bien común, seguiremos hundiéndonos y el drama no tendrá freno.
Creo que el axioma que dice que "todos los problemas de las democracias se solucionan con más democracia" es ahora más cierto que nunca, como también es certero aquel otro que dice que "la política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos". Sólo una revolución en demanda de la democrática auténtica nos liberará de los Zapateros, Rajoys y demás ineptos arrogantes y ególatras que nos gobiernan desde el engaño y la hipocresía. En una sociedad verdaderamente democrática, donde la ética y el servicio fueran los valores dominantes, gente como ellos no tendría sitio y el liderazgo sería para gente honrada, decente, capacitada y dispuesta a rendir cuentas, permanentemente, no a esa "ciudadanía" abstracta que no existe, sino a los ciudadanos reales, a personas que, por definición, somos los soberanos de la democracia y que los actuales políticos, usurpadores y falsificadores del sistema, han arrojado al exilio o al basurero.
Rubén