viñeta de www.lakodorniz.com
El comunismo instauró el llamado “capitalismo de Estado”, el capitalismo en su última escena está inaugurando el “comunismo de Estado”. Quieren nacionalizar también las empresas industriales a lo que Trichet se ha opuesto por no existir reglas pero “las estudiarán”. En sus atropelladas reuniones todavía hablan de “democracias” y “Estados” para no decidir conjuntamente y sin “legalidad”, lo que supone un atraco histórico a millones de europeos o norteamericanos y solo hace unos días declararon que
cada uno se las apañe como pueda.
Del mismo modo que el tsunami bursátil ha ido ascendiendo en el rango económico y político hasta llegar a las más altas cimas, también la mentira, el fraude y la estafa alcanzan hoy en el mundo sus más elevadas cotas. Si los primeros en caer fueron los bancos inversores y después los bancos comerciales, las aseguradoras y las empresas industriales, todos han recalado en los bancos nacionales y la última ficha del dominó es la cúspide donde están los propios Estados hechos banqueros: todo el recorrido se ha realizado y no hay montaña más elevada.
También la política ha hecho su trayectoria de abajo arriba: desde los representantes y diputados a los jefes de gobiernos, llegando finalmente a las más altas instancias nacionales y mundiales. La principal receta para este desastre terminal ha consistido siempre en la inyección de dinero en el sistema, y su máxima, definitiva e ilimitada entrega ha sido ayer domingo por medio del Eurogrupo que ha decidido “prestar” a los bancos todo el numerario que precisen, aunque arguyen que “solo” hasta finales de 2009 para enmascarar el delito.
Arquímedes precisaba un punto de apoyo para mover el mundo, pero a los capitalistas no les queda sino crecientes y gigantescas mentiras para tratar de esconder la apocalíptica realidad. Suponiendo que lograran insuflar la confianza que se ha esfumado y las bolsas se recuperaran, no conseguirían más que una ínfima parte del capital que el sistema precisa, pues por mucho dinero que fabriquen, las empresas industriales lo perderían si lo invirtiesen en una producción que nadie consumiría por falta de poder adquisitivo.
El sistema capitalista se basaba en tres vértices conectados que formaban un circuito en constante interrelación: inversión-producción-consumo. El fusible del sistema ha saltado y la corriente se ha interrumpido. Fabricar billetes para introducirlos en un mecanismo inerte es tan inútil como desastroso desde el punto de vista económico si lograran volver al pasado y tan estéril como remar en un columpio de parque.
Se entiende que los grandes popes del capital hagan solemnes declaraciones porque no se van a quedar callados o empezar ahora mismo a suicidarse aunque todo llegará. Pero lo más patético de esas declaraciones es el concepto de estúpidos que tienen de la ciudadanía argumentando que las inyecciones de recursos sociales beneficiarán a la población cuando están salvando de las quiebras precisamente a los responsables de este drama y dejando al margen la protección social de los que trabajan ante el abismo que se ha abierto Es un grotesco número de circo tratando de cuadrar el círculo a la vista de todo el
mundo.
Que el gobierno español diga una cosa un día y la contraria el siguiente es la misma táctica que siguen los demás gobernantes occidentales y que ha llevado a Sarkosy a decir que la fábrica de euros no será “un regalo a los bancos”. Están tan al final de su impotencia que la camisa no les llega al cuello y ya no les quedan más términos que inventar ni más gordas patrañas que soltar. El capitalismo es un sistema del pasado que ofrecerá desde ahora una férrea resistencia de sus beneficiarios corruptos y ladrones a la indiscutible victoria ciudadana. Y muy probablemente empezará en España.
Marcapola
cada uno se las apañe como pueda.
Del mismo modo que el tsunami bursátil ha ido ascendiendo en el rango económico y político hasta llegar a las más altas cimas, también la mentira, el fraude y la estafa alcanzan hoy en el mundo sus más elevadas cotas. Si los primeros en caer fueron los bancos inversores y después los bancos comerciales, las aseguradoras y las empresas industriales, todos han recalado en los bancos nacionales y la última ficha del dominó es la cúspide donde están los propios Estados hechos banqueros: todo el recorrido se ha realizado y no hay montaña más elevada.
También la política ha hecho su trayectoria de abajo arriba: desde los representantes y diputados a los jefes de gobiernos, llegando finalmente a las más altas instancias nacionales y mundiales. La principal receta para este desastre terminal ha consistido siempre en la inyección de dinero en el sistema, y su máxima, definitiva e ilimitada entrega ha sido ayer domingo por medio del Eurogrupo que ha decidido “prestar” a los bancos todo el numerario que precisen, aunque arguyen que “solo” hasta finales de 2009 para enmascarar el delito.
Arquímedes precisaba un punto de apoyo para mover el mundo, pero a los capitalistas no les queda sino crecientes y gigantescas mentiras para tratar de esconder la apocalíptica realidad. Suponiendo que lograran insuflar la confianza que se ha esfumado y las bolsas se recuperaran, no conseguirían más que una ínfima parte del capital que el sistema precisa, pues por mucho dinero que fabriquen, las empresas industriales lo perderían si lo invirtiesen en una producción que nadie consumiría por falta de poder adquisitivo.
El sistema capitalista se basaba en tres vértices conectados que formaban un circuito en constante interrelación: inversión-producción-consumo. El fusible del sistema ha saltado y la corriente se ha interrumpido. Fabricar billetes para introducirlos en un mecanismo inerte es tan inútil como desastroso desde el punto de vista económico si lograran volver al pasado y tan estéril como remar en un columpio de parque.
Se entiende que los grandes popes del capital hagan solemnes declaraciones porque no se van a quedar callados o empezar ahora mismo a suicidarse aunque todo llegará. Pero lo más patético de esas declaraciones es el concepto de estúpidos que tienen de la ciudadanía argumentando que las inyecciones de recursos sociales beneficiarán a la población cuando están salvando de las quiebras precisamente a los responsables de este drama y dejando al margen la protección social de los que trabajan ante el abismo que se ha abierto Es un grotesco número de circo tratando de cuadrar el círculo a la vista de todo el
mundo.
Que el gobierno español diga una cosa un día y la contraria el siguiente es la misma táctica que siguen los demás gobernantes occidentales y que ha llevado a Sarkosy a decir que la fábrica de euros no será “un regalo a los bancos”. Están tan al final de su impotencia que la camisa no les llega al cuello y ya no les quedan más términos que inventar ni más gordas patrañas que soltar. El capitalismo es un sistema del pasado que ofrecerá desde ahora una férrea resistencia de sus beneficiarios corruptos y ladrones a la indiscutible victoria ciudadana. Y muy probablemente empezará en España.
Marcapola