Colaboración de lectores:
El vocablo "tele-democracia" aparece en USA para poner de manifiesto las repercusiones que, sobre los sistemas políticos democráticos, tienen las nuevas tecnologías. Su versión débil implica su uso para reforzar, mejorar, regenerar,... los procesos políticos de la democracia representativa habituales. La versión fuerte se propondría sustituir la democracia indirecta, parlamentaria y representativa, por una democracia directa, plebiscitaria y participativa.
Sin menospreciar la versión débil, voy a centrarme en la versión fuerte, la que sus defensores estiman constituiría el modo de devolver el poder político al pueblo soberano. Suelen, para ello, recordar una frase de Rousseau (para que veáis que el problema es viejo) que más o menos decía: "....los ingleses se creen libres pero se engañan, lo son solo en el momento de elegir a sus representantes, luego se convierten en sus siervos".
Señalan que si bien en las sociedades amplias del XIX y XX era muy difícil el plebiscito, además de costoso, hoy los ciudadanos podrían pronunciarse en tiempo real sobre los problemas más importantes, corrigiéndose así las sombras de la partitocracia. Con Internet las opiniones del pueblo pueden ser atendidas en tiempo real (el ágora informática).
Entre los defensores cabe citar a los americanos Anterton , Becker y Reimhold ó al italiano Vittorio Prosini, quienes señalan, entre otras, las siguientes ventajas:
- El Estado de Derecho puede revitalizarse (desaparecería la apatía política del ciudadano).
- Se acabaría con la corrupción política, tanto en el proceso electoral (ayudas de grupos sensibles a cambio de prebendas) como parlamentaria (actuaciones en beneficio de ciertos grupos de presión económicos, religiosos, ideológicos,...).
- Evitaría las distorsiones de la representación y la quiebra del principio de igualdad (en cada circunscripción se pierden los votos del partido perdedor, no tiene el mismo valor el voto de un alavés que de un madrileño,...).
- Se pondría fin a las dificultades para votar (voto por correo, el emigrante,...) o se soslayaría el problema de las coacciones (país vasco).
- En el ámbito jurídico, podría minimizarse la actual crisis de eficacia de las leyes dando participación directa al ciudadano (al menos sobre ciertos puntos y temas calientes).
También existen detractores. Así Giovanni Sartorios ("La sociedad teledirigida"), Negro Ponte ó Paul Virilio ("Cibermundo, la política de lo peor"). Según ellos, la tele-democracia no promovería ciudadanos más libres sino más manipulados. Dicho de otro modo, las nuevas tecnologías son neutras pero quienes las controlan no Subliminalmente se condicionarían las actitudes de los ciudadanos. Señalan también los posibles fraudes en su aplicación (inexistencia de garantías suficientes. No hay sistema para evitar que un funcionario pueda convertir un millón de votos positivos en negativos). Con el tele trabajo se ha debilitado la conciencia del trabajador ¿no conllevará apoliticismo?. Empobrecimiento de las leyes (el debate y proceso legislativo se vería sustituido por un sí o no). La tele-democracia conduce a una democracia aislacionista, insolidaria, a unos valores vacíos,...
Como veréis, el tema no es nada simple pero, en todo caso, han de buscarse soluciones y mejoras a las democracias actuales y, a mi juicio, existe un gran déficit de estudio sobre estas cuestiones y/o una gran desinformación.
Eduardo Morales
El vocablo "tele-democracia" aparece en USA para poner de manifiesto las repercusiones que, sobre los sistemas políticos democráticos, tienen las nuevas tecnologías. Su versión débil implica su uso para reforzar, mejorar, regenerar,... los procesos políticos de la democracia representativa habituales. La versión fuerte se propondría sustituir la democracia indirecta, parlamentaria y representativa, por una democracia directa, plebiscitaria y participativa.
Sin menospreciar la versión débil, voy a centrarme en la versión fuerte, la que sus defensores estiman constituiría el modo de devolver el poder político al pueblo soberano. Suelen, para ello, recordar una frase de Rousseau (para que veáis que el problema es viejo) que más o menos decía: "....los ingleses se creen libres pero se engañan, lo son solo en el momento de elegir a sus representantes, luego se convierten en sus siervos".
Señalan que si bien en las sociedades amplias del XIX y XX era muy difícil el plebiscito, además de costoso, hoy los ciudadanos podrían pronunciarse en tiempo real sobre los problemas más importantes, corrigiéndose así las sombras de la partitocracia. Con Internet las opiniones del pueblo pueden ser atendidas en tiempo real (el ágora informática).
Entre los defensores cabe citar a los americanos Anterton , Becker y Reimhold ó al italiano Vittorio Prosini, quienes señalan, entre otras, las siguientes ventajas:
- El Estado de Derecho puede revitalizarse (desaparecería la apatía política del ciudadano).
- Se acabaría con la corrupción política, tanto en el proceso electoral (ayudas de grupos sensibles a cambio de prebendas) como parlamentaria (actuaciones en beneficio de ciertos grupos de presión económicos, religiosos, ideológicos,...).
- Evitaría las distorsiones de la representación y la quiebra del principio de igualdad (en cada circunscripción se pierden los votos del partido perdedor, no tiene el mismo valor el voto de un alavés que de un madrileño,...).
- Se pondría fin a las dificultades para votar (voto por correo, el emigrante,...) o se soslayaría el problema de las coacciones (país vasco).
- En el ámbito jurídico, podría minimizarse la actual crisis de eficacia de las leyes dando participación directa al ciudadano (al menos sobre ciertos puntos y temas calientes).
También existen detractores. Así Giovanni Sartorios ("La sociedad teledirigida"), Negro Ponte ó Paul Virilio ("Cibermundo, la política de lo peor"). Según ellos, la tele-democracia no promovería ciudadanos más libres sino más manipulados. Dicho de otro modo, las nuevas tecnologías son neutras pero quienes las controlan no Subliminalmente se condicionarían las actitudes de los ciudadanos. Señalan también los posibles fraudes en su aplicación (inexistencia de garantías suficientes. No hay sistema para evitar que un funcionario pueda convertir un millón de votos positivos en negativos). Con el tele trabajo se ha debilitado la conciencia del trabajador ¿no conllevará apoliticismo?. Empobrecimiento de las leyes (el debate y proceso legislativo se vería sustituido por un sí o no). La tele-democracia conduce a una democracia aislacionista, insolidaria, a unos valores vacíos,...
Como veréis, el tema no es nada simple pero, en todo caso, han de buscarse soluciones y mejoras a las democracias actuales y, a mi juicio, existe un gran déficit de estudio sobre estas cuestiones y/o una gran desinformación.
Eduardo Morales