A los que mandan les gusta salir en la foto con el Papa, pero mientras están haciendo lo posible para destruir el catolicismo.
Si se mira bien, el catolicismo es una religión muy revolucionaria, no en el sentido que se ha dado, especialmente en Hispanoamérica con la teología de la liberación y demás disparates, que lo único que hicieron fue facilitar la penetración del protestantismo.
Lo revolucionario está en la libertad individual. Cada persona, por ser hijo de Dios, es libre y lo primero es aceptar o no el catolicismo. Eso es una forma de pensar muy peligrosa, porque si eres libre de aceptar una religión, también eres libre de aceptar un modelo político o económico. Y eso no lo pueden permitir los que mandan.
La persecución contra los católicos es general, en todos los países. Dependiendo del tipo de sociedad se utiliza un sistema u otro. Se puede hacer desde el asesinato directo, como en Nigeria o Corea del Norte, indirecto, como en China y otros países de la zona. Se puede hacer desde la sumisión, como en la India o en los países musulmanes. Se presiona a los cristianos con impuestos, humillaciones, y cualquier cosa que se les ocurra, siempre sin llegar al asesinato directo, de forma que se marchen o cometan algún error que justifique la aplicación de la ley, generalmente para condenarlos a muerte.
En España la cosa es más sutil, pero muy efectiva. Mientras el gobierno se hace la foto, los medios ridiculizan a los católicos y se promueve el laicismo. Observen que la constitución habla de aconfesionalidad y menciona expresamente el trato preferente a la religión católica. Pues todos, desde el rey abajo, se empeñan en el laicismo, que es otra cosa. Y así hubo proclamación del rey sin símbolos religiosos y con mucho cuidado filtraron lo de la Misa privada. De esta forma quedó claro que la religión es algo íntimo de cada cual.
Luego se cierran capillas y se ve el grado de rechazo que genera la medida. Una forma de saber si la política seguida va por buen camino o no.
En Hispanoamérica, el patio trasero de los useños, se utilizó la predicación protestante, generosamente dotada por Reagan y con la inestimable colaboración de los curas que pensaban más en la política (más o menos marxista) que en cuidar su rebaño.
Si observamos la política de guerras seguida por los USA, nos encontramos que el objetivo principal es el control de los recursos, como es lo natural y lo esperable, pero curiosamente en todas las intervenciones, los católicos han sufrido la peor parte. En todos los paises, desde Libia a Afganistán.
Lo más escandaloso ha sido Irak. Con Sadan había dos millones de católicos, ahora queda menos de medio millón y en disminución galopante. ¿Casualidad? En política no hay casualidades.
Si algún lector ha llegado hasta aquí, le recuerdo que salvo unos opiniones personales al principio, el resto del comentario son hechos perfectamente contrastables buscando un poco en la red. De modo que si alguien siente la tentación de criticarme, que mire en la red antes y seguro que ya no le quedan ganas.
Vanlop
Si se mira bien, el catolicismo es una religión muy revolucionaria, no en el sentido que se ha dado, especialmente en Hispanoamérica con la teología de la liberación y demás disparates, que lo único que hicieron fue facilitar la penetración del protestantismo.
Lo revolucionario está en la libertad individual. Cada persona, por ser hijo de Dios, es libre y lo primero es aceptar o no el catolicismo. Eso es una forma de pensar muy peligrosa, porque si eres libre de aceptar una religión, también eres libre de aceptar un modelo político o económico. Y eso no lo pueden permitir los que mandan.
La persecución contra los católicos es general, en todos los países. Dependiendo del tipo de sociedad se utiliza un sistema u otro. Se puede hacer desde el asesinato directo, como en Nigeria o Corea del Norte, indirecto, como en China y otros países de la zona. Se puede hacer desde la sumisión, como en la India o en los países musulmanes. Se presiona a los cristianos con impuestos, humillaciones, y cualquier cosa que se les ocurra, siempre sin llegar al asesinato directo, de forma que se marchen o cometan algún error que justifique la aplicación de la ley, generalmente para condenarlos a muerte.
En España la cosa es más sutil, pero muy efectiva. Mientras el gobierno se hace la foto, los medios ridiculizan a los católicos y se promueve el laicismo. Observen que la constitución habla de aconfesionalidad y menciona expresamente el trato preferente a la religión católica. Pues todos, desde el rey abajo, se empeñan en el laicismo, que es otra cosa. Y así hubo proclamación del rey sin símbolos religiosos y con mucho cuidado filtraron lo de la Misa privada. De esta forma quedó claro que la religión es algo íntimo de cada cual.
Luego se cierran capillas y se ve el grado de rechazo que genera la medida. Una forma de saber si la política seguida va por buen camino o no.
En Hispanoamérica, el patio trasero de los useños, se utilizó la predicación protestante, generosamente dotada por Reagan y con la inestimable colaboración de los curas que pensaban más en la política (más o menos marxista) que en cuidar su rebaño.
Si observamos la política de guerras seguida por los USA, nos encontramos que el objetivo principal es el control de los recursos, como es lo natural y lo esperable, pero curiosamente en todas las intervenciones, los católicos han sufrido la peor parte. En todos los paises, desde Libia a Afganistán.
Lo más escandaloso ha sido Irak. Con Sadan había dos millones de católicos, ahora queda menos de medio millón y en disminución galopante. ¿Casualidad? En política no hay casualidades.
Si algún lector ha llegado hasta aquí, le recuerdo que salvo unos opiniones personales al principio, el resto del comentario son hechos perfectamente contrastables buscando un poco en la red. De modo que si alguien siente la tentación de criticarme, que mire en la red antes y seguro que ya no le quedan ganas.
Vanlop