Información y Opinión

LA MISERIA MORAL DE LOS HOMBRES





La miseria moral del hombre, desgraciadamente, es el modo de vida adoptado por muchos con más frecuencia de lo que uno, ingenuo, podía esperar.

Los medios informativos granadinos explican estos días que Javier Medina M., Canónigo, de la vistosa Catedral ha denunciado al Arzobispo, Francisco Javier Martínez, por injurias, calumnias, acoso moral y coacciones. Es la primera demanda de este tipo en España. El sacerdote, inhabilitado para ejercer sus funciones, fue relevado, por decreto, de su puesto de archivero de la Catedral, destituido como canónigo, retirado de la Cátedra de la Facultad de Teología y, por último, le vino la suspensión "ad divinis". La querella, según fuentes del caso, se basa en el "acoso moral" al que el arzobispo ha sometido al cura desde que tomó posesión del cargo en junio de 2003 procedente de la Diócesis Córdoba, donde se le relacionaba con la lucha de la Junta por tragarse la Caja Sur.

Se dice que el anterior Arzobispo, Antonio Cañizares, encargó al Canónigo un libro sobre la Catedral de Granada, cuya publicación fue paralizada por Martínez. El cura le achaca la apropiación indebida relacionada con su trabajo y le imputa quedarse con los derechos de propiedad intelectual del libro preparado. El acto de conciliación celebrado el pasado martes acabó sin avenencia, al no retractarse el prelado, a quien la juez de Primera Instancia rechazó su recurso basado en que el caso es competencia de la jurisdicción eclesiástica y no de la Civil Ordinaria. Días antes de la citación judicial, el arzobispo le amenazó con suspenderlo de sus funciones sacerdotales, si no retiraba las acciones por la vía judicial ordinaria, lo que finalmente el sacerdote cumplió.

Hace poco escribí a la publicación "Protestante digital" ofreciendo mi colaboración escrita; y, ante mi asombro, me contesta el director que conoce la alta calidad de mis artículos por otras publicaciones, pero que no puede ser, porque “soy católico” y no pertenezco a su facción “evangélica”. ¡Olé la “grasia”! ¡Buena razón cristiana! Desde luego, en su derecho está. Pero, muy buena, sí, señor.

La pobreza mental, el orgullo y el egoísmo humano no tiene asiento ni vía de reducción. El Arzobispo hablaba "del daño que ha hecho a la Comunión y a la Iglesia". ¿Quién? ¿El otro? ¿Tú no? Y el protestante que me rechaza se llama evangélico y seguro que se tiene por cristiano y hasta predicará el Evangelio de Jesucristo.

Estos pobres hermanos nuestros andan tan afanados en las cosas de este mundo terreno y tan atrapados por sus cargos pasajeros y sus intereses exiguos y reducidos que han olvidado la Palabra Sublime del Maestro: “Antes de hacer tu ofrenda en el altar, reconcíliate con tu hermano”. “Has de perdonar setenta veces siete” (siempre). Buscad el Reino y lo demás se os dará por añadidura”. “Amaos como yo os he amado, en esto reconocerán que sois mis discípulos”. “Mirad, cómo se aman”. “Que sean todos uno”. “El que permanece en mí, da mucho fruto”. “Vosotros no sois de este mundo”. Terminemos con San Pablo: “Aunque tuviese el don de la profecía, diese todos mis bienes y entregase mi cuerpo a las llamas, si no tuviera Caridad, nada soy, de nada me sirve”.

Creo que está todo dicho, nada se debe añadir. El Evangelio es claro y contundente.


Camilo Valverde Mudarra

Franky  
Lunes, 1 de Mayo 2006
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