Este Gobierno, proclive a la herencia republicana, intenta, implantando su laicismo, agostar las raíces del tronco cristiano en España y extirpar los valores éticos tradicionales, asentados secularmente, en nuestras vivencias. La presencia de la Iglesia le molesta sobremanera; no ceja en su zarandeo y ataque; fue la enseñanza de la Religión Cristiana y, ahora, la entabla con la financiación.
Es de conocimiento general, que España se califica como el país de las subvenciones. Se subvencionan gran número de ONGs, serias o menos creíbles, que proliferan por doquier, partidos políticos y partidillos de escasa representación, muchas asociaciones más o menos interesantes, los Sindicatos, el cine, teatro, etc.; añádase el monto de millones que destina el Estado a insulsos gastos políticos, a las autonomías, lujos, secretarias, poltronas y actividades y espectáculos zafios Y, sólo le pesa y dificulta la subvención de la Iglesia. Eso otro no le preocupa, no le importa. Tanto que se extiende la algarabía con voces, SMSs y cartas pidiendo la derogación del Concordato y la eliminación de las asignaciones económicas de sostén eclesiástico.
La Ley de presupuestos de 2007 eleva, con carácter indefinido, el porcentaje de asignación tributaria al 0,7% y desaparece el complemento presupuestario, con lo cual, la Iglesia deja de recibir cantidades con cargo a los presupuestos Generales del Estado. Si el contribuyente español deja de marcar la casilla, la Iglesia no recibirá ni un duro para su sostenimiento. El Sr. Giménez Barriocanal explicaba: «Ha habido un cambio en el modelo de colaboración que presta el Estado a la Iglesia a través del sistema de asignación tributaria. Desde el uno de enero la Iglesia recibirá del Estado lo que los contribuyentes decidan, si nadie marcara la casilla de la Iglesia, no tendría nada».1
Se distorsiona el rostro de la Iglesia hostil y maliciosamente. «La Iglesia Católica, dice Monseñor del Río, no es que viva a expensas del Estado, sino que le «ahorra 36.060 millones de €, y los impuestos de los católicos benefician a creyentes y laicos».2 Si, por un día la Iglesia dejara de cumplir sus cometidos sociales y caritativos, la Nación se vería en un grave problema. El Estado, con la célebre desamortización de Mendizábal, se nutrió del rico patrimonio de la Iglesia Católica; recuerda el obispo que «en el siglo XIX confiscó la mayoría de los bienes con los que se sostenía la Iglesia y que procedían de las aportaciones de sus fieles». Hoy, «el Estado debe satisfacer las necesidades de los ciudadanos y una gran mayoría de ellos tiene derecho a que sean atendidas sus necesidades espirituales, pues, los católicos contribuimos con nuestros impuestos y con la herencia histórica, social y cultural de nuestra fe».Son muchas las obras que se atienden en sus prestaciones asistenciales, docentes, sanitarias, culturales, patrimoniales, y en la lucha contra la pobreza y la opresión. Una gran mayoría de los enfermos de SIDA en el mundo reciben el cuidado y salud, casi sin o escaso apoyo estatal. Son miles de misioneros católicos que dan su vida en salvar y ayudar, como pueden, a los excluidos y más desechados en regiones remotas y olvidadas.
«En España, apunta la CEE, la Iglesia atiende 107 hospitales, 128 ambulatorios y dispensarios, 876 casas de ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, 937 orfanatos y tutela de la infancia, 321 guarderías infantiles, 365 centros de educación social, 144 de caridad, 305 consultorios de defensa de la vida y la familia, 82 penitenciarías, 73 centros de acogida de reclusos en libertad provisional, 54 de atención a toxicómanos y 24 para enfermos de SIDA. La asignación de un Obispo es de 900 € mensuales, y los sacerdotes de este país perciben entre 600 y 800€ de sustentación base».3 Son cifras muy importantes. La presencia de la Iglesia en el campo asistencial y educativo representa, para el Estado Español, un inmenso ahorro de millones. La Iglesia no es una ONG", sino que se afana en anunciar el Evangelio, mantener y vivir la fe; y, al ver cada día, en el prójimo sufriente, el rostro de Cristo vuelca toda la inmensa actividad social de que dispone, para paliar el llanto y el dolor, frutos de la injusticia social.
La Iglesia es una institución milenaria que ha inspirado y contribuido a forjar la sociedad libre y estable, fraterna e igualitaria con sus principios emanados del Evangelio. No mendiga el dinero de cuatro imberbes e inconscientes políticos-dictatorzuelos, que intentan destruir su importante y relevante presencia, so pretexto de principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos, sino que lo exigen y reclaman esos millones de españoles que son atendidos con altruismo, desde las distintas ramas asistenciales de la caridad evangélica.
Camilo Valverde Mudarra
[1] Declaraciones de Giménez Barriocanal, vicesecretario económico de la Conferencia Episcopal Española (CEE),
Sostenimiento de la Iglesia, MADRID, 18 Nov. 07 / 02:37 pm (ACI).
[2] Monseñor del Río, Obispo de Jerez. Carta, 2006, en la Web: http://www.diocesisdejerez.org/
[3] Dossier informativo de la CEE, pg. 6. Noviembre de 2007. Web:
http://www.conferenciaepiscopal.es/Sostenimiento
Es de conocimiento general, que España se califica como el país de las subvenciones. Se subvencionan gran número de ONGs, serias o menos creíbles, que proliferan por doquier, partidos políticos y partidillos de escasa representación, muchas asociaciones más o menos interesantes, los Sindicatos, el cine, teatro, etc.; añádase el monto de millones que destina el Estado a insulsos gastos políticos, a las autonomías, lujos, secretarias, poltronas y actividades y espectáculos zafios Y, sólo le pesa y dificulta la subvención de la Iglesia. Eso otro no le preocupa, no le importa. Tanto que se extiende la algarabía con voces, SMSs y cartas pidiendo la derogación del Concordato y la eliminación de las asignaciones económicas de sostén eclesiástico.
La Ley de presupuestos de 2007 eleva, con carácter indefinido, el porcentaje de asignación tributaria al 0,7% y desaparece el complemento presupuestario, con lo cual, la Iglesia deja de recibir cantidades con cargo a los presupuestos Generales del Estado. Si el contribuyente español deja de marcar la casilla, la Iglesia no recibirá ni un duro para su sostenimiento. El Sr. Giménez Barriocanal explicaba: «Ha habido un cambio en el modelo de colaboración que presta el Estado a la Iglesia a través del sistema de asignación tributaria. Desde el uno de enero la Iglesia recibirá del Estado lo que los contribuyentes decidan, si nadie marcara la casilla de la Iglesia, no tendría nada».1
Se distorsiona el rostro de la Iglesia hostil y maliciosamente. «La Iglesia Católica, dice Monseñor del Río, no es que viva a expensas del Estado, sino que le «ahorra 36.060 millones de €, y los impuestos de los católicos benefician a creyentes y laicos».2 Si, por un día la Iglesia dejara de cumplir sus cometidos sociales y caritativos, la Nación se vería en un grave problema. El Estado, con la célebre desamortización de Mendizábal, se nutrió del rico patrimonio de la Iglesia Católica; recuerda el obispo que «en el siglo XIX confiscó la mayoría de los bienes con los que se sostenía la Iglesia y que procedían de las aportaciones de sus fieles». Hoy, «el Estado debe satisfacer las necesidades de los ciudadanos y una gran mayoría de ellos tiene derecho a que sean atendidas sus necesidades espirituales, pues, los católicos contribuimos con nuestros impuestos y con la herencia histórica, social y cultural de nuestra fe».Son muchas las obras que se atienden en sus prestaciones asistenciales, docentes, sanitarias, culturales, patrimoniales, y en la lucha contra la pobreza y la opresión. Una gran mayoría de los enfermos de SIDA en el mundo reciben el cuidado y salud, casi sin o escaso apoyo estatal. Son miles de misioneros católicos que dan su vida en salvar y ayudar, como pueden, a los excluidos y más desechados en regiones remotas y olvidadas.
«En España, apunta la CEE, la Iglesia atiende 107 hospitales, 128 ambulatorios y dispensarios, 876 casas de ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, 937 orfanatos y tutela de la infancia, 321 guarderías infantiles, 365 centros de educación social, 144 de caridad, 305 consultorios de defensa de la vida y la familia, 82 penitenciarías, 73 centros de acogida de reclusos en libertad provisional, 54 de atención a toxicómanos y 24 para enfermos de SIDA. La asignación de un Obispo es de 900 € mensuales, y los sacerdotes de este país perciben entre 600 y 800€ de sustentación base».3 Son cifras muy importantes. La presencia de la Iglesia en el campo asistencial y educativo representa, para el Estado Español, un inmenso ahorro de millones. La Iglesia no es una ONG", sino que se afana en anunciar el Evangelio, mantener y vivir la fe; y, al ver cada día, en el prójimo sufriente, el rostro de Cristo vuelca toda la inmensa actividad social de que dispone, para paliar el llanto y el dolor, frutos de la injusticia social.
La Iglesia es una institución milenaria que ha inspirado y contribuido a forjar la sociedad libre y estable, fraterna e igualitaria con sus principios emanados del Evangelio. No mendiga el dinero de cuatro imberbes e inconscientes políticos-dictatorzuelos, que intentan destruir su importante y relevante presencia, so pretexto de principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos, sino que lo exigen y reclaman esos millones de españoles que son atendidos con altruismo, desde las distintas ramas asistenciales de la caridad evangélica.
Camilo Valverde Mudarra
[1] Declaraciones de Giménez Barriocanal, vicesecretario económico de la Conferencia Episcopal Española (CEE),
Sostenimiento de la Iglesia, MADRID, 18 Nov. 07 / 02:37 pm (ACI).
[2] Monseñor del Río, Obispo de Jerez. Carta, 2006, en la Web: http://www.diocesisdejerez.org/
[3] Dossier informativo de la CEE, pg. 6. Noviembre de 2007. Web:
http://www.conferenciaepiscopal.es/Sostenimiento