Colaboraciones

LA CRISIS DEL PERIODISMO





La profesión periodística, iniciada hace más de tres siglos, está en crisis. Muchas empresas se han visto obligadas a recortar personal y muchos periodistas de gran experiencia se ven en la calle. Sin embargo, nunca hemos estado mejor comunicados que hoy y, por contra, nunca hemos tenido la sensación de estar peor informados que en la actualidad. Las noticias se suceden a velocidad de vértigo y se desmienten unas a otras con gran facilidad. Pero el periodista se ve obligado a salvaguardar la verdad de la noticia, porque hoy todo se sabe, todo se espía y todo se desvirtúa. Los medios tecnológicos nos dan gran rapidez, pero no mayor seguridad que antes.

La razón es porque se prefiere la celeridad al contraste; es decir, muchas noticias no son contrastadas y vuelan sin garantías de veracidad. Por añadidura, los políticos, los grandes gestores financieros y los ejecutivos de empresas no tienen escrúpulos para mentir. Hay medios sorprendentes que ponen a nuestro alcance las noticias y los acontecimientos al mismo tiempo que están sucediendo, como ocurrió en el ataque aéreo a las torres gemelas. Para colmo, internet se encarga de darnos la previa, la crónica y las consecuencias de lo acontecido. El tsunami de Japón o la boda de la duquesa de Alba la han visto en todo el mundo antes, en el momento y en el postacontecimiento, con más detalles que los que estaban presentes.

La imprenta irrumpió en el siglo XV desbaratando la profesión de los copiadores amanuenses y los manuscritos. Pero hoy se valoran más los manuscritos que los incunables, porque las personas seguimos fiándonos más del hombre que de la tercnología. Lo de internet ha sido más sorprendente aún. Ha acabado con las máquinas de escribir, con las rotativas, con el papel y con los bolígrafos. Lo repartidores de periódicos cada vez tienen menos quehacer. Así se ha abaratado la información a cotas bajísimas, llegando a ofrecer el periódico gratuito. Pero toda esta tecnología no ha conseguido que el hombre sea más inteligente. Ya hay periodista que no saben escribir con la pluma, ni con el bolígrafo, ni con la máquina. Sólo saben utilizar el ordenador. Pero tampoco eso quiere decir que sean mejores periodistas que los anteriores.

Terminaremos todos leyendo la pantalla, la tableta, el libro electrónico y las maquinetas informativas de SMS, pero el cerebro humano y el buen periodista seguirán siendo insustituibles. Internet es un instrumento de defensa, de globalización, de convocatoria de multitudes, de reconocimiento de imágenes, pero no significa que no sea necesaria la inteligencia; todo lo contrario, aquellos sabios seguirán siendo siempre imprescindibles. Dicen que lo único que hemos conseguido es agilizar una parte de nuestro cerebro con gran detrimento de la otra. La vida nos exigirá de nuevo el equilibrio de la mente.

JUAN LEIVA


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Martes, 11 de Octubre 2011
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