La comparecencia de Zapatero en el Congreso de los Diputados, para explicar la crisis de Gobierno ha evidenciado que el Presidente anda solitario y en descrédito; su remodelación no ha logrado enardecer los entusiasmos, para engendrar la confianza, que intentaba inspirar. No pudo ni supo explicar con argumentos firmes y con exactitud los motivos de este cambio ministerial semanasantero. Ello no sólo ha incitado más su aislamiento, sino que ha corroborado que no dispone de la planificación y criterios ciertos y rigurosos, para resolver este serio declive económico. Ante lo cual, todos los intervinientes de los distintos partidos lo zarandearon y le dieron una muy grave zurra.
Con la sonrisa del talante, España no sale de la recesión; con el buenismo y voluntarismo no se arregla el deterioro en el que ha caído la economía. El Presidente Zapatero dice en el Parlamento que el nuevo gabinete prepara con “la máxima celeridad la recuperación”, que se ve una buena tendencia, que vamos en la buena dirección; pero, Rajoy le asegura que la política económica socialista conduce “al abismo”, idea que confirma el informe del FMI.
El pobre se cree sus propias palabras y anuncia que ya estamos al final del túnel; hace realidad sus deseos sobre la rápida recuperación. No convenció a los parlamentarios ni convence a nadie, todos aquellos que antes le venían zalameros, ahora han vuelto el rostro y le brindan sus mejores desplantes, sabedores de que en las futuras votaciones de la Cámara les tendrá que acoquinar los euros, si quiere sus votos. Se encuentra atrapado especialmente por sus socios socialistas de Cataluña; Montilla, el honorable y pillastre iznajeño, sabe que le debe todo el ascenso de su trayectoria y, en consecuencia, le exige traspasos y dineros, muchos dineros.
ZP ha de dar un giro y buscar un solvente asesoramiento de expertos economistas. ¿De qué sirve el estar pagando seiscientos asesores? Esto no puede ser, como tampoco, ese cómplice silencio de los sindicatos, algo y alguien los tiene tan callados; en otra situación, el alboroto se oiría hasta en las Pirámides, allí, adonde han mandado a la vicepresidenta. Para salir de la crisis, ofrece un cambio de ritmo, cuando lo que se necesita es un cambio de rumbo; según la prensa especializada, su oferta es un espejismo que lleva a un precipicio, por el que se llega más rápido al hundimiento económico, que a las serenas aguas del puerto.
El paro avanza imparable; ya ha sobrepasado los cuatro millones y decidido marcha hacia los cinco. Esta cuestión no se puede soportar, sobre todo, cuando tiene solución. Aquí, muy cerca, hay quien ya antes llenó las arcas del Estado y creó cinco millones de puestos de trabajo. No hablamos de una promesa ni de una idea; es una realidad de la viva experiencia española y constatada por el propio Zapatero que la recibió como herencia.
C. Mudarra
Con la sonrisa del talante, España no sale de la recesión; con el buenismo y voluntarismo no se arregla el deterioro en el que ha caído la economía. El Presidente Zapatero dice en el Parlamento que el nuevo gabinete prepara con “la máxima celeridad la recuperación”, que se ve una buena tendencia, que vamos en la buena dirección; pero, Rajoy le asegura que la política económica socialista conduce “al abismo”, idea que confirma el informe del FMI.
El pobre se cree sus propias palabras y anuncia que ya estamos al final del túnel; hace realidad sus deseos sobre la rápida recuperación. No convenció a los parlamentarios ni convence a nadie, todos aquellos que antes le venían zalameros, ahora han vuelto el rostro y le brindan sus mejores desplantes, sabedores de que en las futuras votaciones de la Cámara les tendrá que acoquinar los euros, si quiere sus votos. Se encuentra atrapado especialmente por sus socios socialistas de Cataluña; Montilla, el honorable y pillastre iznajeño, sabe que le debe todo el ascenso de su trayectoria y, en consecuencia, le exige traspasos y dineros, muchos dineros.
ZP ha de dar un giro y buscar un solvente asesoramiento de expertos economistas. ¿De qué sirve el estar pagando seiscientos asesores? Esto no puede ser, como tampoco, ese cómplice silencio de los sindicatos, algo y alguien los tiene tan callados; en otra situación, el alboroto se oiría hasta en las Pirámides, allí, adonde han mandado a la vicepresidenta. Para salir de la crisis, ofrece un cambio de ritmo, cuando lo que se necesita es un cambio de rumbo; según la prensa especializada, su oferta es un espejismo que lleva a un precipicio, por el que se llega más rápido al hundimiento económico, que a las serenas aguas del puerto.
El paro avanza imparable; ya ha sobrepasado los cuatro millones y decidido marcha hacia los cinco. Esta cuestión no se puede soportar, sobre todo, cuando tiene solución. Aquí, muy cerca, hay quien ya antes llenó las arcas del Estado y creó cinco millones de puestos de trabajo. No hablamos de una promesa ni de una idea; es una realidad de la viva experiencia española y constatada por el propio Zapatero que la recibió como herencia.
C. Mudarra