Ante ciertas circunstancias, se duda, si estamos en España, una nación europea y moderna, o en esta otra dejada, vejada y olvidada en manos de unos políticos faltos de talla, de escasa solidez intelectual, de ínfima categoría, ayunos de responsabilidad y sobrados de inepcia. Cataluña no funciona; siguen los problemas de infraestructuras en la bella Barcelona, la estación de Sants no sale del atasco, los cortes y los retrasos; las conexiones de cercanías están atoradas, las vías férreas de entrada, en lugar de ampliarlas, se reducen, el trazado del AVE por la ciudad, el más inapropiado…; y la pequeña Jessica se nos ha muerto por falta de la atención debida.
El primer facultativo, informa la “Vanguardia”, que atendió a Jessica en el albergue tuvo que viajar desde Granollers, a más de veinte kilómetros de Cabrera. La ambulancia con médico más cercana al albergue, donde falleció, debía estar a menos cinco kilómetros, en el hospital de Mataró, pero, no llegaba, ha de atender todo el bajo Maresme. "A raíz de diversas quejas vecinales -apuntaron las fuentes-, nos enteramos que, desde el verano, la ambulancia trabajaba sin médico; no se le renovó el contrato al facultativo, y contratar a otro lleva tiempo". El alcalde de Kortezubi, el pueblo de la pequeña, contó que "la ambulancia medicalizada tardó una barbaridad. Cuando llegó la niña ya no respiraba". Allegados de la familia dicen que esto no es ‘normal’.
El malestar en el ámbito familiar va en aumento, al recibir informaciones de que las ambulancias que asistieron a Jessica iban sin médico y que no fue llevada al cercano Hospital de Mataró, que tiene servicio de pediatría permanente. El Salud dice que la falta de un médico no desencadenó el fatal desenlace. Según el presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, "en principio, no puede hablarse de error médico, al no ingresarla. Estas cosas pasan. Hay enfermedades fulminantes que previamente no presentan síntomas alarmantes. Yo también habría diagnosticado gastroenteritis. No se puede ingresar a todos los niños que vomitan".
En definitiva, no sabemos de qué murió, pero, sí, parece claro que hubo irregularidades y alguna negligencia. Veremos cuál será la versión oficial y sus consecuencias, si llegan. Coincidiendo con la salida de la niña hacia las colonias, comparecía el Colegio de Médicos de Barcelona, regañando a los usuarios de la sanidad pública de abusos y responsabilizándolos del colapso sanitario y de su deterioro y solicitó que, además de la cuota de cotización, se imponga una tarifa por ir a la visita médica. La sanidad catalana y española no funciona. Falta personal especializado, la organización es desastrosa, prepotente y dificultosa para el ciudadano; mal utilizada, peor dirigida y sin control. ¿Quién dimite? ¿Nadie va a dimitir?
El que tiene el máximo poder es siempre el más comprometido; el Presidente de la Nación y el de la Generalidad no pueden escudarse y librarse. Son responsables tres administraciones y las tres socialistas. Eran muy necesarios, había que maniobrar y pactar contra los más votados, para instalarse ellos, políticos de tercera que no saben ni dejan jugar. Barcelona es un caos y desbarajuste continuo. Mientras, estos, enzarzados en su electoralismo, su independentismo y la imposición lingüística, pasan, se agazapan y dejan los intereses ciudadanos y olvidan el bien común.
Camilo Valverde Mudarra
El primer facultativo, informa la “Vanguardia”, que atendió a Jessica en el albergue tuvo que viajar desde Granollers, a más de veinte kilómetros de Cabrera. La ambulancia con médico más cercana al albergue, donde falleció, debía estar a menos cinco kilómetros, en el hospital de Mataró, pero, no llegaba, ha de atender todo el bajo Maresme. "A raíz de diversas quejas vecinales -apuntaron las fuentes-, nos enteramos que, desde el verano, la ambulancia trabajaba sin médico; no se le renovó el contrato al facultativo, y contratar a otro lleva tiempo". El alcalde de Kortezubi, el pueblo de la pequeña, contó que "la ambulancia medicalizada tardó una barbaridad. Cuando llegó la niña ya no respiraba". Allegados de la familia dicen que esto no es ‘normal’.
El malestar en el ámbito familiar va en aumento, al recibir informaciones de que las ambulancias que asistieron a Jessica iban sin médico y que no fue llevada al cercano Hospital de Mataró, que tiene servicio de pediatría permanente. El Salud dice que la falta de un médico no desencadenó el fatal desenlace. Según el presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, "en principio, no puede hablarse de error médico, al no ingresarla. Estas cosas pasan. Hay enfermedades fulminantes que previamente no presentan síntomas alarmantes. Yo también habría diagnosticado gastroenteritis. No se puede ingresar a todos los niños que vomitan".
En definitiva, no sabemos de qué murió, pero, sí, parece claro que hubo irregularidades y alguna negligencia. Veremos cuál será la versión oficial y sus consecuencias, si llegan. Coincidiendo con la salida de la niña hacia las colonias, comparecía el Colegio de Médicos de Barcelona, regañando a los usuarios de la sanidad pública de abusos y responsabilizándolos del colapso sanitario y de su deterioro y solicitó que, además de la cuota de cotización, se imponga una tarifa por ir a la visita médica. La sanidad catalana y española no funciona. Falta personal especializado, la organización es desastrosa, prepotente y dificultosa para el ciudadano; mal utilizada, peor dirigida y sin control. ¿Quién dimite? ¿Nadie va a dimitir?
El que tiene el máximo poder es siempre el más comprometido; el Presidente de la Nación y el de la Generalidad no pueden escudarse y librarse. Son responsables tres administraciones y las tres socialistas. Eran muy necesarios, había que maniobrar y pactar contra los más votados, para instalarse ellos, políticos de tercera que no saben ni dejan jugar. Barcelona es un caos y desbarajuste continuo. Mientras, estos, enzarzados en su electoralismo, su independentismo y la imposición lingüística, pasan, se agazapan y dejan los intereses ciudadanos y olvidan el bien común.
Camilo Valverde Mudarra