Mi amigo Rubén me sorprendió hace días con un análisis tan sorprendente como inteligente: los males actuales de España se deben al inesperado resultado de las elecciones generales de 2004, de las que surgieron dos líderes impreparados, Zapatero, que no estaba preparado para el gobierno, y Rajoy, que no estaba preparado para la oposición.
El resultado sorpresa de las traumáticas elecciones trastocó los papeles y obligó a improvisar a los líderes de los dos principales partidos del país: quien se había preparado para liderar la oposición amaneció en el gobierno y quien se había preparado para gobernar se vió arrojado a la oposición.
A ambos se les nota que están desubicados, que necesitan tiempo para adaptarse a los inesperados papeles que les confió el destino. Ambos han pagado su falta de preparación con errores y despropósitos que, en definitiva, sufre y padece la sociedad española.
El resultado sorpresa de las traumáticas elecciones trastocó los papeles y obligó a improvisar a los líderes de los dos principales partidos del país: quien se había preparado para liderar la oposición amaneció en el gobierno y quien se había preparado para gobernar se vió arrojado a la oposición.
A ambos se les nota que están desubicados, que necesitan tiempo para adaptarse a los inesperados papeles que les confió el destino. Ambos han pagado su falta de preparación con errores y despropósitos que, en definitiva, sufre y padece la sociedad española.