Risas y estupideces del gobierno, detrás de las cuales hay decenas de miles de muertos, muchos producto de la torpeza del poder inepto
Hace un momento estaba viendo en la Tv a un empresario que hablaba sobre las necesidades de las empresas y en lugar de decir lo que todos pensamos, se limitaba a decir las estupideces de siempre, que si diálogo, que si hay que hacer cosas… El miedo y el sometimiento lo dominan todo en la triste España de Sánchez e Iglesias, ahora en retroceso.
Hace un tiempo, me contaba un funcionario que a la hora de elaborar los informes ha de tener mucho cuidado con lo que dice y pensar si eso estará en contra de las leyes de género o de la memez histórica y por supuesto utilizando lenguaje inclusivo y poniendo bien a los delincuentes de ciertos países, porque si hay algo que no sea políticamente correcto, su jefe se lo rechaza y tiene que volver a hacerlo. Al parecer, el jefe quiere salir de ese despacho camino de otro más grande. Cosa nada sorprendente, todo funcionario aspira a un despacho más grande.
Es de suponer que ese jefe, cuando haga informes, serán mucho más políticamente correctos y el jefe del jefe, mucho más.
El resultado es que el gobierno maneja informes ficticios y con arreglo a ellos elabora sus políticas. No importa demasiado, porque el gobierno ya dijo que era más importante la política de género que una epidemia, así que el gobierno tampoco hará mucho caso de los informes, especialmente si ponen en cuestión sus certezas.
Esto ha ocurrido a lo largo de la Historia en todas partes, de modo que no es nuevo, pero siempre se da con políticos mediocres que sólo buscan la adulación y el pueblo les importa poco, lo justo para justificar el puesto.
Los gobernantes sensatos siempre han detestado los informes aduladores y suelen tener otras fuentes de información, de modo que detectan inmediatamente al que pretende subir a base de decir lo que cree que el jefe quiere oír. Y por supuesto, las políticas no se elaboran en función de los informes aduladores, que con los políticos sensatos tienen poco que hacer sino en función de los informes fiables elaborados por personas fiables.
Naturalmente este es un comportamiento propio del lanar, de un lanar al que se le llena la boca de democracia, pero que sabe que la democracia nunca existió, pero actúa de forma pasiva para no perder lo poco que tiene. Es lo que dice en el artículo El comunismo quiere conquistar España, en el que los 8 puntos que se citan se están cumpliendo con toda precisión.
Tampoco es una actitud tan exclusiva del lanar, todos tenemos miedo a perder lo que tenemos, de modo que procuramos señalarnos lo menos posible. Sabemos lo que ocurre pero no tenemos la fuerza de denunciarlo, tal vez porque en el fondo, sabemos de la inutilidad de predicar en desierto, sabiendo que el lanar no va a cambiar su actitud.
Vivimos en un mundo ficticio, algo parecido a Matrix, donde existen una apariencias, que sabemos que lo son, pero que nadie intenta cambiar y sabemos que los que mandan lo hacen a capricho, sin ningún criterio sensato y sin embargo ahí estamos.
La gran pregunta y a todos nos aterroriza la respuesta, es cómo podemos salir de esta situación, una situación que realimenta el propio sistema, con sus funcionarios, que no es que sean especialmente adictos, es simplemente la supervivencia y querer mejorar un poco la situación personal.
Vanlop
Hace un tiempo, me contaba un funcionario que a la hora de elaborar los informes ha de tener mucho cuidado con lo que dice y pensar si eso estará en contra de las leyes de género o de la memez histórica y por supuesto utilizando lenguaje inclusivo y poniendo bien a los delincuentes de ciertos países, porque si hay algo que no sea políticamente correcto, su jefe se lo rechaza y tiene que volver a hacerlo. Al parecer, el jefe quiere salir de ese despacho camino de otro más grande. Cosa nada sorprendente, todo funcionario aspira a un despacho más grande.
Es de suponer que ese jefe, cuando haga informes, serán mucho más políticamente correctos y el jefe del jefe, mucho más.
El resultado es que el gobierno maneja informes ficticios y con arreglo a ellos elabora sus políticas. No importa demasiado, porque el gobierno ya dijo que era más importante la política de género que una epidemia, así que el gobierno tampoco hará mucho caso de los informes, especialmente si ponen en cuestión sus certezas.
Esto ha ocurrido a lo largo de la Historia en todas partes, de modo que no es nuevo, pero siempre se da con políticos mediocres que sólo buscan la adulación y el pueblo les importa poco, lo justo para justificar el puesto.
Los gobernantes sensatos siempre han detestado los informes aduladores y suelen tener otras fuentes de información, de modo que detectan inmediatamente al que pretende subir a base de decir lo que cree que el jefe quiere oír. Y por supuesto, las políticas no se elaboran en función de los informes aduladores, que con los políticos sensatos tienen poco que hacer sino en función de los informes fiables elaborados por personas fiables.
Naturalmente este es un comportamiento propio del lanar, de un lanar al que se le llena la boca de democracia, pero que sabe que la democracia nunca existió, pero actúa de forma pasiva para no perder lo poco que tiene. Es lo que dice en el artículo El comunismo quiere conquistar España, en el que los 8 puntos que se citan se están cumpliendo con toda precisión.
Tampoco es una actitud tan exclusiva del lanar, todos tenemos miedo a perder lo que tenemos, de modo que procuramos señalarnos lo menos posible. Sabemos lo que ocurre pero no tenemos la fuerza de denunciarlo, tal vez porque en el fondo, sabemos de la inutilidad de predicar en desierto, sabiendo que el lanar no va a cambiar su actitud.
Vivimos en un mundo ficticio, algo parecido a Matrix, donde existen una apariencias, que sabemos que lo son, pero que nadie intenta cambiar y sabemos que los que mandan lo hacen a capricho, sin ningún criterio sensato y sin embargo ahí estamos.
La gran pregunta y a todos nos aterroriza la respuesta, es cómo podemos salir de esta situación, una situación que realimenta el propio sistema, con sus funcionarios, que no es que sean especialmente adictos, es simplemente la supervivencia y querer mejorar un poco la situación personal.
Vanlop