Colaboraciones

IBARRECHE SU REFERENDO Y EL HUMOR POLACO





ETA dió jace unos días otra dentellada. Las bestias moribundas son peligrosas por sus desesperadas acciones de matar, de llevarse por delante a quien sea. Por otro lado, acciones como estas tarjetas de visita necesitan poca habilidad y mucha maldad para colocarlas. Ante el festival de la democracia que
culminará el 9M estos "hombres de paz" para unos y miembros del Movimiento de Liberación Vasco para otros, no pueden mantenerse indiferentes y demuestran sus sentimiento como saben, con bombas. Criaturitas que ya en maternidad aprendieron a reciclar los biberones y convertirlos en cócteles molotov.

El humor polaco no es lo mismo que humor sobre polacos. En una de mis visitas a Polonia me habló una amiga de lo contentos que estaban esa Navidad por la generosidad de su vecina Unión Soviética. Me aclaró que les había enviado 100.000 botellas de champán para la Navidad y el exquisito detalle de enviar
un camarero con cada botella. Uniformados, claro. Así es el Referéndum de Ibarreche, soniquete monocorde y cansino que en cuanto descubre un micro o una cámara repite incansablemente: ..consultar a los vascos y vascas sobre cómo quieren ser gobernados.

Pues ante los hechos, el referéndum sería con piquetes de estos hombres de paz, con un cóctel molotov en una mano y pistola en la otra, conduciendo a los vascos y vascas en camiones, autobuses, por barrios, a los locales habilitados, ponerlos en fila, recoger el sobre con la papeleta del "SI, quiero ser vasco o vasca" e introducirlo en la urna. Eso de usar el masculino y el femenino es muy de Ibarreche, lo de los vascos y las vascas da aire de progre.

La Codorniz, la antigua, usaba una frase: sonrían antes de llorar. Señor Ibarreche, cómo puede usted seguir hablando de su Referéndum. Eso requiere libertad. Libertad, señor Ibarreche, significa que los vascos y vascas puedan vivir sin miedo a las pistolas, a las bombas, a poder comprar el periódico que quieran, poder hablar de política en los bares, en las calles, que miles empresarios puedan regresar a las vascongadas, a sus casas, que políticos, jueces y personas de importancia puedan tener vida privada y no verse obligados a compartirla con escoltas.

Quiero recordar una frase reciente de don Juan Carlos a un presidente latinoamericano Bueno, no me sale en este momento. Seguro que ustedes la recuerdan.

Ligur

   
Lunes, 3 de Marzo 2008
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