El éxito de VOX sorprende a muchos, sobre todo a los políticos de otros viejos partidos dueños del corral, que no soportan el nacimiento de un partido diferente, apoyado por la ciudadanía. Desde su miseria corrupta, añeja como el vino viejo mal criado durante décadas, no pueden admitir que VOX no se pliegue al sistema y no sea un partido político más de los que nacen para gobernar. Ignoran que su existencia está estrechamente vinculada a una misión purificadora y redentora de la España corrompida y postrada. VOX ha nacido para salvar España de sus vicios y de sus políticos, que la han maltratado y casi destruido, dañando seriamente su estructura de valores, unidad, seguridad, prosperidad y justicia. Si VOX no fuera un partido salvador, sus simpatizantes no crecerían como están creciendo en todos los rincones de España. VOX viene para redimir la nación y para reconducir España hacia territorios de eficacia, dignidad, decencia y solvencia moral y será apoyado con todo entusiasmo mientras sigan fieles a su esencia. Si deja de servir a esa causa, VOX será borrado del mapa.
El verdadero objetivo de la ciudadanía que sostiene a VOX es cambiar la política, devolverle la condición de servicio al pueblo y descabalgar a los grandes delincuentes del Estado, del que se han apropiado. Por eso, toda persona decente terminará apoyando la “cruzada” de VOX, que es regeneradora y decente, además de trascender los límites de la política para adentrarse en el mundo de la ética, los valores y la civilización. El apoyo de la ciudadanía, que también será crítico y exigente, mantendrá a VOX fiel a sus principios y lo castigará con el abandono si renuncia a sus valores y a la misión que tiene.
En un ambiente tan putrefacto como el español, apoyar a voz no es solo política sino también empujar la civilización hacia el verdadero progreso y dignificar a la raza humana. Los que votan a VOX no aspiran a cambiar los políticos y los partidos porque saben que están tan corrompidos, que son irrecuperables, sino a cambiar la política y limpiarla de abusos y delitos.
Es lógico que quienes se han habituado a vivir en el fango no sepan ver la grandeza del desafío que tenemos delante y la importancia que tiene regenerar un país al que los políticos han convertido en un auténtico basurero. Quien espere ver a partidos como el PSOE, PP, Ciudadanos y los ultra totalitarios y nacionalistas del odio estén interesados en la regeneración son ilusos. Ellos ya están demasiado dañados, son ya habitantes de las cloacas y se comportarán como ratas.
La regeneración, en España ni siquiera va a ser obra de partidos como VOX, que sólo es un instrumento, sino del pueblo, de los ciudadanos, que quieren ese cambio y, según las reglas de la democracia, tienen derecho a exigirlo, razón por la que están llevando a VOX, en volandas, hasta el poder, como llevarían a cualquier partido que apareciera en España desprovisto de hipocresía, diciendo la verdad y destruyendo las mentiras, abusos e iniquidades que los viejos partidos nos han impuesto contra nuestra voluntad, como son los impuestos desproporcionados, el despilfarro, la arrogancia, la corrupción, el abuso de poder diario, la ruptura de la unidad y de la igualdad, la educación doctrinaria, sus privilegios indecentes e insostenibles, la creación de un Estado tan grueso y tan poblado de políticos parásitos que no se puede financiar y cientos de arbitrariedades y abusos que se dan en ámbitos de la justicia, la financiación de los partidos, las leyes, la discriminación, etc.
Los delincuentes tienen que salir de la política con urgencia y tienen que volver a las calles, a estafar, asaltar y robar, que es lo suyo, donde corren el riesgo de ser detenidos y castigados por la Justicia común, donde no hay impunidad, ni aforamientos, ni jueces politizados, sino sólo la dura ley y la policía.
Francisco Rubiales
El verdadero objetivo de la ciudadanía que sostiene a VOX es cambiar la política, devolverle la condición de servicio al pueblo y descabalgar a los grandes delincuentes del Estado, del que se han apropiado. Por eso, toda persona decente terminará apoyando la “cruzada” de VOX, que es regeneradora y decente, además de trascender los límites de la política para adentrarse en el mundo de la ética, los valores y la civilización. El apoyo de la ciudadanía, que también será crítico y exigente, mantendrá a VOX fiel a sus principios y lo castigará con el abandono si renuncia a sus valores y a la misión que tiene.
En un ambiente tan putrefacto como el español, apoyar a voz no es solo política sino también empujar la civilización hacia el verdadero progreso y dignificar a la raza humana. Los que votan a VOX no aspiran a cambiar los políticos y los partidos porque saben que están tan corrompidos, que son irrecuperables, sino a cambiar la política y limpiarla de abusos y delitos.
Es lógico que quienes se han habituado a vivir en el fango no sepan ver la grandeza del desafío que tenemos delante y la importancia que tiene regenerar un país al que los políticos han convertido en un auténtico basurero. Quien espere ver a partidos como el PSOE, PP, Ciudadanos y los ultra totalitarios y nacionalistas del odio estén interesados en la regeneración son ilusos. Ellos ya están demasiado dañados, son ya habitantes de las cloacas y se comportarán como ratas.
La regeneración, en España ni siquiera va a ser obra de partidos como VOX, que sólo es un instrumento, sino del pueblo, de los ciudadanos, que quieren ese cambio y, según las reglas de la democracia, tienen derecho a exigirlo, razón por la que están llevando a VOX, en volandas, hasta el poder, como llevarían a cualquier partido que apareciera en España desprovisto de hipocresía, diciendo la verdad y destruyendo las mentiras, abusos e iniquidades que los viejos partidos nos han impuesto contra nuestra voluntad, como son los impuestos desproporcionados, el despilfarro, la arrogancia, la corrupción, el abuso de poder diario, la ruptura de la unidad y de la igualdad, la educación doctrinaria, sus privilegios indecentes e insostenibles, la creación de un Estado tan grueso y tan poblado de políticos parásitos que no se puede financiar y cientos de arbitrariedades y abusos que se dan en ámbitos de la justicia, la financiación de los partidos, las leyes, la discriminación, etc.
Los delincuentes tienen que salir de la política con urgencia y tienen que volver a las calles, a estafar, asaltar y robar, que es lo suyo, donde corren el riesgo de ser detenidos y castigados por la Justicia común, donde no hay impunidad, ni aforamientos, ni jueces politizados, sino sólo la dura ley y la policía.
Francisco Rubiales