Comunicación y Medios

¿Hace más y mejor periodismo un redactor que un blogger?





Algunos medios tradicionales y colegios defensivos de periodistas acusan a los blogger (blogueros) de que no hacen periodismo y de que carecen del rigor necesario para producir información fiable.

Sin embargo, a juzgar por el éxito de los blogs (en el mundo nace un blog cada segundo y cierra un medio tradicional cada día, mientras que la mayoría de los medios escritos tradicionales pierden credibilidad y audiencia), el mercado y los lectores opinan lo contrario, que el blogger hace más y mejor periodismo que el redactor medio de un gran medio de comunicación.

El primero es un amateur puro que elabora y difunde información por afición. No dispone de más recursos técnicos que su ordenador personal, sus contactos, generalmente a través de Internet, y su capacidad de rastrear información en la red. No tiene más remedio que suplir su escasez de recursos con imaginación, libertad, sentimientos, osadía y enfoques imaginativos y atrayentes. Con esas armas sale al mercado y recibe lectores.

El redactor medio de un medio de comunicación tradicional suele tener hoy un perfil grotesco y cargado de peligro: es profesional, pero está mal pagado y, en lo más íntimo de su alma, tal vez odie al medio que le paga mal y le explota. No tiene margen para ser muy creativo porque los periodistas importantes del medio, aquellos que sí ganan suficiente dinero, podrían sentir celos y arruinar su carrera. Lo que si evita es equivocarse porque su precariedad laboral no le permite un error notable. Entonces, casi se limita a reproducir noticias de agencias y algunos de los cientos de comunicados y notas que llueven desde el gobierno, los partidos políticos, las instituciones y las empresas, directamente o a través de gabinetes que ya previamente han elaborado la información para que beneficie a sus clientes.

Ese periodista "profesional" sabe que no puede investigar por su cuenta y es consciente de que investigando puede cometer errores garrafales, como, por ejemplo, atacar los intereses de uno de los anunciantes o escribir algún texto que caiga mal a un político, o entrar en colisión con alguno de los múltiples intereses del propio medio o de sus accionistas, intereses que él ni siquiera conoce. Su trabajo le obliga a convivir con el "miedo" y a disfrazarlo de "prudencia" y es consciente de que, en esas circunstancias, lo más seguro es no destacarse, lo que significa reproducir notas y comunicados a mansalva.

¿Cual de los dos hace más y mejor periodismo?

Algunos dirán que hemos comparado al blogger con el periodista de infantería y se preguntarán por qué no lo hemos comparado con las estrellas que trabajan en los medios.

Esas estrellas sí son conscientes de las servidumbres del medio donde trabajan y conocen los pactos que le atan al poder político, a los grandes anunciantes y a los intereses del Consejo de Administración. El obligado respeto a esa tupida red de intereses y alianzas les impide, de hecho, cumplir con el primer deber de un periodista profesional: buscar y difundir la verdad. Pero ellos sí están adaptados a esa terrible limitación.

A la "estrella" sólo le queda utilizar el lengueje y eso sí lo hace bien, como un maestro de la prosa, sobre todo de las formas, porque el fondo siempre es peligroso. Es probable que ese periodista "estrella" sea un vortaz lector de blogs, en los que busco inspiración, enfoques atractivos y originalidad para enriquecer sus crónicas y reportajes. También es probable que tenga un blog personal donde, protegido por la libertad de la red, sí puede hacer un periodismo más digno y profesional.

Franky  
Miércoles, 31 de Mayo 2006
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