Información y Opinión

HUELGAS Y EXIGENCIAS IMPOPULARES





El hombre que brega a diario los sudores y los fríos por las aceras, para llevar a casa los garbanzos y el monto de la hipoteca, queda obnubilado, cuando oye que los pilotos de Iberia ganan ciento cincuenta mil euros anuales y exigen la seguridad del puesto de trabajo y del salario hasta la edad de jubilación; al tiempo, que se entera que los diputados del Congreso Español se asignan un “finiquito” de seis mil quinientos euros al final de la legislatura.

Y esto no ha terminado, ahora viene la huelga de los auxiliares de vuelo, también con sus exigencias; y, tras ellos, se anuncia la de los maquinistas de Renfe.

Decía un camionero, que, debiendo soportar, a su espalda, la inminencia de los miles de kilos que transporta durante muchas horas, su sueldo no alcanzaba: antes “he sido conductor de autobuses con sesenta pasajeros, que, multiplicados por los cinco o seis desplazamientos al día, superan los doscientos cincuenta de un avión; la perentoriedad, el peligro y la responsabilidad son enormes, pero jamás he visto un sueldo acorde”. Es triste; el agravio, grande. Y terrible ver la situación del aeropuerto, gentes tiradas, desprovistas y atrapadas, niños cansados sobre maletas, protestas, desorden, iras y desgarros.

Salvo las largas travesías que son imperativas, había que constituir una buena y extensa red de trenes de alta velocidad, que abriera el abanico y ampliara posibilidades de elección. Hace tiempo, no ahora, debían estar enlazadas las capitales de provincia por talgos modernos y rápidos. La miopía y la imprevisión aquí es endémica.

El hombre de la brega no entiende las exigencias de señoritos. ¿No hay otras escuelas de pilotos? ¿No hay otros especialistas preparados para pilotar? Las huelgas de las prerrogativas y privilegios, de los orgullos y desmesuras, los sencillos y corrientes no las entienden. El verse atrapado, desposeído y perjudicado, sin justificación poderosa y en fecha clave, no se entiende, se hace insufrible. Y no se entiende, que, a pesar del expreso mandato constitucional, siga sin venir esa Ley de Huelga que regule definitivamente estas situaciones de perjuicio desmedido a gente desorientada y desinformada.

Hay derechos que sobrepasan el marco del Derecho; hay obligaciones que se incumplen; y hay quienes se creen en posesión, exclusivamente, de derechos.


Camilo Valverde Mudarra

Franky  
Martes, 18 de Julio 2006
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