Asistimos consternados a la creciente legitimación del asesinato en masa y de la Dictadura. Así. Sin más. Cualquiera podría pensar que todo esto es cosa del pasado y que ahí ha de quedar. Nada más lejos de la realidad. Especialmente si atendemos el hecho insólito de que tengamos partidos políticos como PODEMOS e Izquierda Unida, abiertamente defensores de genocidas y de regímenes totalitarios, y como el PSOE, que les hace el juego para no ser menos “de izquierdas”. La consternación deja paso al enfado directo cuando se comprueba que este planteamiento se ha instalado ya en las instituciones públicas que deberían representarnos a todos y, como tales, ser objetivas e imparciales. Desde la universidades hasta los tribunales de justicia. Pero como vivimos en los tiempos de la Dictadura del Pensamiento Único, lo que antes era tan sólo una de las múltiples presiones sociales provenientes de los múltiples colectivos que campan a sus anchas en nuestro país, se ha convertido ahora en una ideología asimilada por el Poder Público español y expuesta a través de sus apéndices.
Los recientes sucesos que han tenido lugar en este mes de abril, junto con los que vendrán, son paladinamente claros. Entre otros, el Homenaje a Stalin que se celebrará -con dinero público de una universidad pública- el próximo 27 de abril en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, a instancias del colectivo extremista Universidad Obrera. Yo me pregunto ahora, ¿cómo es posible que una universidad (sea pública o privada, da igual) de un país pretendidamente democrático pueda siquiera plantearse dar pábulo a semejante barbaridad? ¿Sería la cosa igual si el homenaje se hiciese en honor de Adolf Hitler, otro asesino en masa, a instancias de un colectivo de ideología nazi? Desde luego que no. Más que nada, porque si así fuese, el Decano y el Rector de la facultad y universidad en cuestión se verían obligados a dimitir tras una brutal presión mediática, y las escuadras de camorristas gratuitos de los extremistas de turno reventarían en acto y destrozarían esa parte del inmueble. ¿Sucederá con el caso de Stalin y del comunismo? No. Porque hay quienes piensan todavía, y tienen cargos de responsabilidad social, política y administrativa, que este dictador era un revolucionario honorable y que el comunismo es la panacea. Fallo educativo protagonizado por una élite educativa politizada que simpatiza con una ideología asesina y con los asesinos que perpetran masacres y matan de hambre a la población. Porque eso fue la Unión Soviética y sus dictaduras satélites en los países de Europa del Este, es en la China, Cuba, Corea del Norte o Venezuela. Y eso es lo que buscan hacer quienes profesan esta ideología y quienes adoran, cual religión se tratara, estos regímenes y a estas personas.
Todos conocemos el Holocausto, en el transcurso del cual los nazis mataron a 6 millones de judíos, pero pocos el Holodomor, en el cual los comunistas asesinaron al 7 millones de ucranianos. Por poner un ejemplo de los múltiples que hay y no quedarnos sólo con los más de 100 millones de personas a las que ha exterminado el comunismo, frente a los 12 millones del nazismo. No es una relativización. Los nazis mataron menos porque perdieron la guerra. Pero la condena moral a ambas ideologías debe ser idéntica. ¿Y si esto es así -pregunta pertinente- cómo es posible que los medios de comunicación, tan sensibilizados hacia todo y todos, no hagan la más mínima cobertura de la manifestación del 14 de abril de este año en la que se exhibieron en Madrid, a plena luz del día, junto a banderas de la Segunda República, de la Unión Soviética y del grupo terrorista GRAPO, los retratos de Lenin, Stalin y Enver Hoxha (dictador comunista albanés), flanqueados por los de Marx y Engels? ¿Saben quienes avalan y espolean esto que Lenin fue el primer dictador en exterminar poblaciones civiles enteras por medio del gas, método que después copiaron los nazis? ¿Saben también que Marx y Engels diseñaron una ideología que negaba la validez de los Derechos Humanos -tan cacareados por ellos- y preveían el exterminio de pueblos y razas enteros? Lo dudo. Y si lo saben, aún peor. Por dolo y alevosía. Como la de Alberto Garzón, que ha asistido orgulloso a la manifestación para declarar, sin que se le caiga la mandíbula al suelo, que "En estos momentos en los que vivimos bajo un sistema económico y político en crisis y cada vez más autoritario y más depredador de los recursos, al final nos encontramos con la necesidad de repensar que necesitamos un nuevo país". Una definición de manual de qué es el comunismo y cuál es la política empleada por los sujetos cuyas caras se pasean impávidas por las calles de Madrid. Y aún peor, una muestra cínica y criminal de qué es lo que van a hacer si alguna vez llegan al Poder.
Hablando de saberes, nada comparable al demostrado por Manuela Carmena y Ada Colau, cuyo acervo cultural está fuera de toda duda, en la inauguración de la Exposición ‘No pasarán, 16 en Madrid de 1936’, durante la cual la alcaldesa de Barcelona que permite a los radicales de la CUP tomar las calles cuando les da la gana soltó perlas tales como “nada tuvo que ver con las dos Españas, era en realidad la batalla entre la democracia y el fascismo, la libertad frente al autoritarismo, el preludio de lo que iba a ser la Segunda Guerra Mundial” o que la Batalla de Madrid "Debería estudiarse como asignatura principal en todas las escuelas y debería celebrarse todos los años con los máximos honores". Dejando fuera las lágrimas de cocodrilo que no se privó en mostrar en el acto, quien considera el “fascismo” como algo retroactivo para quitarle la calle al almirante Cervera (militar progresista y héroe de la Guerra de Cuba) a pesar de que este falleciera en 1909, trece años antes de que los camisas negras del socialista Mussolini hubiesen empezado a desfilar siquiera, debiera preocuparse menos por hacer demagogia y más por leer Historia. No tanto para salvarla del ridículo, sino al menos para mitigar la creciente sensación del ciudadano español de que estamos gobernados por analfabetos. O, a lo peor, por auténticos voceros del odio.
Porque deberían tener conocimiento estas distinguidas señoras de que en Octubre de 1934 el PSOE, la UGT, los anarquistas y los comunistas, junto con los nacionalistas catalanes que en ese momento gobernaban en la Generalitat dieron un Golpe de Estado contra el gobierno de la República que, en Asturias, desembocó en una guerra civil con matanzas indiscriminadas. Todo porque no podían aceptar no gobernar ellos o que no se aplicasen sus programas. Y, si quieren, pueden ahondar más en el fraude electoral de Febrero de 1936 y en las elecciones que tuvieron que repetirse -fraudulentamente- en Cuenca y Granada, provocando que en La Coruña, Orense, Cáceres, Málaga, Jaén, Santa Cruz de Tenerife, además de las citadas Granada y Cuenca principalmente, alrededor de 50 escaños fuesen manipulados. Por no hablar ya del expolio en la Comisión de Actas controlada por el Frente Popular para otorgar arbitrariamente votos al mismo, el establecimiento de la Indisolubilidad de las Cortes y la destitución ilegal de Alcalá Zamora. Aquí podemos tener constancia definitiva de la visión de la Democracia que tienen Manuela Carmena y Ada Colau, especialmente si se atiende a que el Gobierno otorgó un estatus de semi-legalidad a las milicias de los partidos que componían sus alianzas, aprobó sus actividades terroristas (entre las que se contó el asesinato del líder de la oposición, José Calvo Sotelo), creó un Tribunal para exigir responsabilidad política a los Jueces y empleó la Ley de Defensa de la República para suspender las publicaciones que no le gustaban y meter en la cárcel a los que no opinaban como él.
Si esto no fuera suficiente, esta Batalla de Madrid entre “la democracia y el fascismo” tuvo como telón de fondo la Matanza de Paracuellos del Jarama, que con 2.500 personas asesinadas tiene el lamentable honor de constituir la mayor masacre de toda la Guerra Civil. Una matanza impulsada por el Partido Comunista Español, que nunca fue republicano y se agarró como una lapa a la defensa de la “república” haciendo propia su simbología y bandera hasta hoy, siguiendo las órdenes de Stalin, el revolucionario honorable, con la idea de hacerse con el poder total y eliminar a sus enemigos ideológicos dentro del mismo campo frentepopulista, como ocurrió con los anarquistas y el POUM.
Todo esto nos da una muestra, junto con muchas otras manifestaciones, de quiénes son esta gente y qué es lo que pretenden. Las presiones a favor de los “presos políticos” por parte de los comunistas españoles en la ‘marcha republicana’ madrileña y, en definitiva, siempre que pueden, es algo consustancial. Y algo que nos debe hacer tomar conciencia sin dilación de que es obligación por parte de la gente de bien de hacer algo contra quienes quieren destruir nuestra sociedad y nuestras libertades para sumirnos en la larga noche del totalitarismo. No es necesario que ganen las elecciones. El establishment político va asumiendo progresivamente sus programas hasta convertirlos en Ley. Y, si no actuamos rápido y contundentemente, en el futuro sólo nos quedarán unas lágrimas más sinceras y más patéticas que las de Colau bajo la pesada losa de la tiranía y de la desmembración de España.
Pablo Gea
Los recientes sucesos que han tenido lugar en este mes de abril, junto con los que vendrán, son paladinamente claros. Entre otros, el Homenaje a Stalin que se celebrará -con dinero público de una universidad pública- el próximo 27 de abril en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, a instancias del colectivo extremista Universidad Obrera. Yo me pregunto ahora, ¿cómo es posible que una universidad (sea pública o privada, da igual) de un país pretendidamente democrático pueda siquiera plantearse dar pábulo a semejante barbaridad? ¿Sería la cosa igual si el homenaje se hiciese en honor de Adolf Hitler, otro asesino en masa, a instancias de un colectivo de ideología nazi? Desde luego que no. Más que nada, porque si así fuese, el Decano y el Rector de la facultad y universidad en cuestión se verían obligados a dimitir tras una brutal presión mediática, y las escuadras de camorristas gratuitos de los extremistas de turno reventarían en acto y destrozarían esa parte del inmueble. ¿Sucederá con el caso de Stalin y del comunismo? No. Porque hay quienes piensan todavía, y tienen cargos de responsabilidad social, política y administrativa, que este dictador era un revolucionario honorable y que el comunismo es la panacea. Fallo educativo protagonizado por una élite educativa politizada que simpatiza con una ideología asesina y con los asesinos que perpetran masacres y matan de hambre a la población. Porque eso fue la Unión Soviética y sus dictaduras satélites en los países de Europa del Este, es en la China, Cuba, Corea del Norte o Venezuela. Y eso es lo que buscan hacer quienes profesan esta ideología y quienes adoran, cual religión se tratara, estos regímenes y a estas personas.
Todos conocemos el Holocausto, en el transcurso del cual los nazis mataron a 6 millones de judíos, pero pocos el Holodomor, en el cual los comunistas asesinaron al 7 millones de ucranianos. Por poner un ejemplo de los múltiples que hay y no quedarnos sólo con los más de 100 millones de personas a las que ha exterminado el comunismo, frente a los 12 millones del nazismo. No es una relativización. Los nazis mataron menos porque perdieron la guerra. Pero la condena moral a ambas ideologías debe ser idéntica. ¿Y si esto es así -pregunta pertinente- cómo es posible que los medios de comunicación, tan sensibilizados hacia todo y todos, no hagan la más mínima cobertura de la manifestación del 14 de abril de este año en la que se exhibieron en Madrid, a plena luz del día, junto a banderas de la Segunda República, de la Unión Soviética y del grupo terrorista GRAPO, los retratos de Lenin, Stalin y Enver Hoxha (dictador comunista albanés), flanqueados por los de Marx y Engels? ¿Saben quienes avalan y espolean esto que Lenin fue el primer dictador en exterminar poblaciones civiles enteras por medio del gas, método que después copiaron los nazis? ¿Saben también que Marx y Engels diseñaron una ideología que negaba la validez de los Derechos Humanos -tan cacareados por ellos- y preveían el exterminio de pueblos y razas enteros? Lo dudo. Y si lo saben, aún peor. Por dolo y alevosía. Como la de Alberto Garzón, que ha asistido orgulloso a la manifestación para declarar, sin que se le caiga la mandíbula al suelo, que "En estos momentos en los que vivimos bajo un sistema económico y político en crisis y cada vez más autoritario y más depredador de los recursos, al final nos encontramos con la necesidad de repensar que necesitamos un nuevo país". Una definición de manual de qué es el comunismo y cuál es la política empleada por los sujetos cuyas caras se pasean impávidas por las calles de Madrid. Y aún peor, una muestra cínica y criminal de qué es lo que van a hacer si alguna vez llegan al Poder.
Hablando de saberes, nada comparable al demostrado por Manuela Carmena y Ada Colau, cuyo acervo cultural está fuera de toda duda, en la inauguración de la Exposición ‘No pasarán, 16 en Madrid de 1936’, durante la cual la alcaldesa de Barcelona que permite a los radicales de la CUP tomar las calles cuando les da la gana soltó perlas tales como “nada tuvo que ver con las dos Españas, era en realidad la batalla entre la democracia y el fascismo, la libertad frente al autoritarismo, el preludio de lo que iba a ser la Segunda Guerra Mundial” o que la Batalla de Madrid "Debería estudiarse como asignatura principal en todas las escuelas y debería celebrarse todos los años con los máximos honores". Dejando fuera las lágrimas de cocodrilo que no se privó en mostrar en el acto, quien considera el “fascismo” como algo retroactivo para quitarle la calle al almirante Cervera (militar progresista y héroe de la Guerra de Cuba) a pesar de que este falleciera en 1909, trece años antes de que los camisas negras del socialista Mussolini hubiesen empezado a desfilar siquiera, debiera preocuparse menos por hacer demagogia y más por leer Historia. No tanto para salvarla del ridículo, sino al menos para mitigar la creciente sensación del ciudadano español de que estamos gobernados por analfabetos. O, a lo peor, por auténticos voceros del odio.
Porque deberían tener conocimiento estas distinguidas señoras de que en Octubre de 1934 el PSOE, la UGT, los anarquistas y los comunistas, junto con los nacionalistas catalanes que en ese momento gobernaban en la Generalitat dieron un Golpe de Estado contra el gobierno de la República que, en Asturias, desembocó en una guerra civil con matanzas indiscriminadas. Todo porque no podían aceptar no gobernar ellos o que no se aplicasen sus programas. Y, si quieren, pueden ahondar más en el fraude electoral de Febrero de 1936 y en las elecciones que tuvieron que repetirse -fraudulentamente- en Cuenca y Granada, provocando que en La Coruña, Orense, Cáceres, Málaga, Jaén, Santa Cruz de Tenerife, además de las citadas Granada y Cuenca principalmente, alrededor de 50 escaños fuesen manipulados. Por no hablar ya del expolio en la Comisión de Actas controlada por el Frente Popular para otorgar arbitrariamente votos al mismo, el establecimiento de la Indisolubilidad de las Cortes y la destitución ilegal de Alcalá Zamora. Aquí podemos tener constancia definitiva de la visión de la Democracia que tienen Manuela Carmena y Ada Colau, especialmente si se atiende a que el Gobierno otorgó un estatus de semi-legalidad a las milicias de los partidos que componían sus alianzas, aprobó sus actividades terroristas (entre las que se contó el asesinato del líder de la oposición, José Calvo Sotelo), creó un Tribunal para exigir responsabilidad política a los Jueces y empleó la Ley de Defensa de la República para suspender las publicaciones que no le gustaban y meter en la cárcel a los que no opinaban como él.
Si esto no fuera suficiente, esta Batalla de Madrid entre “la democracia y el fascismo” tuvo como telón de fondo la Matanza de Paracuellos del Jarama, que con 2.500 personas asesinadas tiene el lamentable honor de constituir la mayor masacre de toda la Guerra Civil. Una matanza impulsada por el Partido Comunista Español, que nunca fue republicano y se agarró como una lapa a la defensa de la “república” haciendo propia su simbología y bandera hasta hoy, siguiendo las órdenes de Stalin, el revolucionario honorable, con la idea de hacerse con el poder total y eliminar a sus enemigos ideológicos dentro del mismo campo frentepopulista, como ocurrió con los anarquistas y el POUM.
Todo esto nos da una muestra, junto con muchas otras manifestaciones, de quiénes son esta gente y qué es lo que pretenden. Las presiones a favor de los “presos políticos” por parte de los comunistas españoles en la ‘marcha republicana’ madrileña y, en definitiva, siempre que pueden, es algo consustancial. Y algo que nos debe hacer tomar conciencia sin dilación de que es obligación por parte de la gente de bien de hacer algo contra quienes quieren destruir nuestra sociedad y nuestras libertades para sumirnos en la larga noche del totalitarismo. No es necesario que ganen las elecciones. El establishment político va asumiendo progresivamente sus programas hasta convertirlos en Ley. Y, si no actuamos rápido y contundentemente, en el futuro sólo nos quedarán unas lágrimas más sinceras y más patéticas que las de Colau bajo la pesada losa de la tiranía y de la desmembración de España.
Pablo Gea