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Guerra sucia repugnante en las redes españolas



Nunca hasta ahora, desde la muerte de Franco, España padeció una campaña electoral tan sucia y delictiva como la actual. Los partidos, en lugar de regenerarse, aprenden cada día a ser más sinvergüenzas y menos respetuosos con la democracia, la ética y la ciudadanía. El sistema requiere valores que en España han quedado suprimidos, entre ellos el respeto a la verdad, la confianza de los administrados en sus administradores y el imperio de la ley y de la ética.

El fuego sucio parece que ha sido abierto por el PSOE, que está utilizando todas las artimañas y trucos, incluso encuestas del CIS aparentemente alteradas, para ganar votos, toda una vorágine de indecencia que el resto de los partidos imitacomo puede.
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Quim Torra, aliado de Pedro Sánchez en el anterior gobierno, es, sin duda, el campeón de la "guerra sucia" en la política española
Las redes se han convertido en basura; muchos medios escritos son "la voz de su amo"; las televisiones son plataformas de propaganda partidista y el periodismo, en general, está vergonzosamente sometido a la publicidad, a los partidos y a los grandes lobbies. Es cai imposible distinguir lo verdadero de lo falso y la confusión lo domina todo. Hay multitud de empresas que están siendo contratadas para destrozar al adversario político del que les paga. Nadie cree en la política que las elecciones se ganen con ideas y propuestas y todos creen que la clave de la victoria está en machacar al enemigo. El gran perdedor de toda esta corrupción de la democracia es el ciudadano, que es privado de su derecho fundamental a ser verazmente informado y que está indefenso ante las noticias falsas, las mentiras y la manipulación.

Pero quizás el culmen de la repugnancia en esta campaña sea la exclusión de VOX de los grandes debates programado en televisión. De ese modo, se margina al partido que más temen los partidos tradicionales por su empuje y por su extraordinaria sintonía con el pueblo.

En estas circunstancias, gane quien gane, la victoria que se obtenga estará manchada y podrá ser cuestionada desde la democracia y la decencia. Parece que España está condenada a seguir siendo internacionalmente despreciada como foco de degradación política, corrupción y vicio por la parte de la Humanidad más limpia, decente y altruista.

Sabíamos que la política era una pocilga, pero en esta campaña estamos descubriendo que también la mayoría de los medios de comunicación, en todas sus ámbitos y categorías, son la misma basura, salvo algunas honrosas excepciones que nos permiten conservar un resquicio de esperanza.

Acaban de descubrir una red de cuentas falsas en Twitter, creada para beneficiar a Pablo Casado. Pero que nadie dispare contra el PP, un partido que no es más sucio que su eterno rival, el PSOE. La proyección de los papeles de Bárcenas sobre las paredes de la madrileña Plaza Mayor es otra manifestación del juego sucio y de la mendacidad de los partidos y sus políticos. La basura lo inunda todo y el ciudadano se defiende no fiándose de nadie y decidiendo lo peor en democracia: votar a los suyos, hagan lo que hagan. Es el caos y la podredumbre, que ya han tomado el poder.

Quizás el mejor ejemplo de guerra sucia en las redes sea el mensaje difundido masivamente por el PSOE, que invita a los incautos a dividir su voto al Senado entre los tres partidos de derecha, una equis al PP, otra a Ciudadanos y la última a VOX, lo que beneficia claramente al PSOE.

Los grandes partidos, en especial el PSOE, el PP, Ciudadanos y Podemos, han cruzado sin escrúpulos las líneas más sucias e indignas de la propaganda política moderna, desde las "fake news" hasta la mentira pura y dura, sin olvidar el rumor y la destrucción del prestigio y la fama del contrario. Las trituradoras de carne están a tope, en busca de políticos adversarios a los que convertir en pulpa, y los trolls e inventores de mentiras y falacias están cobrando mucho dinero, quizás de origen público. La campaña, con esos recursos desatados, es la más sucia de la España que sucedió al Franquismo y, sin duda, la más repugnante desde el punto de vista ético y democrático.

Aquella acusación de "Usted no es decente" que lanzó Pedro Sánchez a Rajoy, en la anterior campaña electoral, ante millones de españoles que seguían el "cara a cara" televisado entre ambos, sigue siendo considerado como uno de los "modelos" más repugnantes de guerra sucia electoral. Es curioso que el mismo Sánchez, autor de aquella puñalada en el hígado, pida ahora limpieza en los debates en los que participa.

Decenas de empresas especializadas en utilizar la suciedad y ganar elecciones a base de mentiras y engaños han sido contratadas por partidos políticos, dispuestos a todo con tal de ganar el poder. Son como bestias que se alían a bestias expertas para engañar al ciudadano, al que en democracia están obligados a servir e informar de manera decente y veraz. España, con su clase dirigente y política corrompida hasta el tuétano, está convirtiendo las elecciones del 28 de abril en un inmensa lago de excrementos.

Algunos observadores, por primera vez desde la muerte del dictador, están expresando, incluso, temores de que el resultado de las elecciones resulte alterado y exigen que los resultados de cada una de las mesas se publiquen y que no se destruyan las papeletas de cada mesa electoral, después del recuento, como es habitual en España.

Francisco Rubiales

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Lunes, 22 de Abril 2019
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