Información y Opinión

Gobernados por delincuentes



La ley dice que todo el que conoce un delito y no lo denuncia es cómplice.

Nadie se atreve a decirlo, pero esa ley convierte a los grandes partidos políticos y a los gobiernos en el poder desde la muerte de Franco en auténticas asociaciones de malhechores.

Muchos en Podemos y en Sumar conocían los abusos machistas de Iñigo Errejón, pero lo encubrieron y guardaron silencio. Eso se llama complicidad y está tipificado por la ley como delito.

La Justicia tendrá que aclarar el alcance de los delitos de Errejón, quienes sabían lo que hacía y no lo denunciaron y el número de cómplices encubridores que le rodeaban.

Algo parecido ocurre en el PSOE, donde muchos conocían los desmanes corruptos de Ábalos, Koldo, Aldana, Begoña y otros muchos, a los que encubrieron y protegieron. La Justicia tendrá que aclarar cuántos son los cómplices en el PSOE y el gobierno que conocían las tramas corruptas de Ábalos, Koldo, Begoña y otras y no las denunciaron y si entre ellos está también el presidente del gobierno de España.
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Esta imagen con el corrupto Koldo acorrala y angustia a Pedro Sánchez.
Los partidos políticos han convertido a España en un lago pestilente de cieno podrido. Muchos de los partidos políticos se han convertidos en asociaciones de malhechores, no sólo por el número de miembros que cometieron delitos y están condenados, imputados o bajo sospecha seria, sino por el enorme número de encubridores de delincuentes que pueblan sus filas, todos ellos cómplices y, según la ley, también delincuentes.

Con la ley en la mano y en sentido estricto, es lícito y justo afirmar que España está gobernada por delincuentes.

No hace mucho, un diputado del PP me increpó porque, según dijo, yo afirmaba en mis artículos que todos los políticos son corruptos. "Yo sé que los hay y los conozco, pero yo no lo soy", me dijo. Entonces le expliqué que aunque él no lo fuera, es cómplice de esos delitos por no denunciarlos, lo que también le convierte en corrupto. Me dio la espalda pronunciando palabras duras y desde entonces no ha vuelto a hablarme.

Sin embargo, yo tenía razón porque prácticamente todos los políticos conocen en su entorno casos de corrupción que en el partido no sólo no se denuncian, sino que sus autores cuentan con el apoyo de la organización, que los protege y encubre.

¿Son encubridores y cómplices de delitos gente como Yolanda Díaz, Feijóo y Pedro Sánchez, entre otros, con toda seguridad conocedores de abusos, corrupciones y delitos que se producen ente los afiliados y cargos de sus respectivos partidos?

Es más que probable que sí y eso, con la ley en la mano, los convierte en cómplices.

Los partidos políticos se han transformado en asociaciones delictivas muy peligrosas y en auténticas escuelas de malhechores donde la filosofía reinante es el silencio, el encubrimiento y la omertá.

La "omertá" es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre las actividades delictivas. Estaba vigente en las mafias y bandas criminales, pero ahora también ha sido adoptada por la mayoría de los partidos políticos, donde a los que denuncian los delitos internos se les expulsa y se les despoja de todos sus cargos, en lugar de premiarlos por cumplir la ley.

Cuando se crearon los partidos políticos y quedaron convertidos en los gestores del poder político, en nombre de los ciudadanos, la democracia quedó herida de muerte y la vida política se transformó en una cloaca pestilente.

Hoy es absolutamente imposible que la regeneración avance mientras sigan existiendo los actuales partidos políticos, los grandes culpables de casi todos los males del planeta, desde las guerras a la contaminación, desde la corrupción al exterminio de pueblos enteros.

Francisco Rubiales


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Sábado, 26 de Octubre 2024
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