España, líder europeo en desempleo juvenil
Sexo, marihuana y voto a los 16 años. Es el plan de la nueva coalición alemana, encabezada por los socialistas, para atraer a los jóvenes, que está escandalizando al país porque constituye una apuesta incierta que dinamita viejos valores que proporcionaron al país, desde el fin de la II Guerra Mundial, prosperidad, estabilidad y lejanía de los extremismos. Pero la clave está en que el socialismo alemán, como el del resto del mundo, sabe que los minusválidos mentales, los atrapados por la droga y el sexo, los vagos, los indisciplinados y los pobres tienden a votar socialismo y han decidido apostar por ellos.
Los alemanes no son pioneros en esa política nociva e incierta. El español Pedro Sánchez les ha abierto el camino porque tiene claro que el voto de los jóvenes, de los sinvergüenzas y de los pobres le dará el poder, ya que pocos españoles decentes, demócratas o amantes de la nación y la libertad votarán socialismo después de la labor de demolición y ruina realizada por el PSOE en los últimos años.
Si eres joven en España te regalan títulos académicos sin estudiar, tienes ayudas para el alquiler y para la compra de viviendas, pero si no reúnes las condiciones para acceder a una vivienda te permiten que la "okupes" y la robes y el dueño seguirá pagando los gastos. Además, te darán dinero para tus gastos "culturales" y te permitirán botellones y orgías de sexo y drogas sin que la policía, cada día más debilitada, te moleste demasiado. Todo ese derroche de dinero lo consiguen los socialistas endeudando enloquecidamente a España, cuya deuda exterior ya es asombrosa y escalofriante.
Sánchez y los suyos esperan que, como agradecimiento, los votos de los jóvenes, de los ordeñadores profesionales del Estado y de los vagos subvencionados les mantengan eternamente en el poder.
Es el nuevo programa de un socialismo que había casi sucumbido en los países prósperos y democráticos del mundo y que espera resurgir gracias a la nueva política-basura.
Pero lo que el socialismo no puede darle a los jóvenes, ni a los adultos tampoco, es democracia, respeto a su libertad individual, empleo, servicios públicos de calidad y dignidad como persona.
El paro juvenil se enquista en la España socialista, el único país europeo que no consigue bajar del 30%. Entre el social-comunismo y la pandemia han logrado que España sea en el país con mayor tasa de desempleo juvenil de toda la OCDE. Los datos más fiables hablan de un desempleo juvenil de un 40 por ciento, lo que ha obligado a miles de titulados españoles, en teoría bien formados, a buscar trabajo en el extranjero, en su mayoría como expendedores de hamburguesas y de cerveza u otros empleos de bajo nivel.
Por Inglaterra y Holanda circula una especie de chiste que dice que "Si encuentras con un arquitecto o un investigador vendiendo hamburguesas, es español".
El socialismo gobernante no tiene interés alguno en formar a los jóvenes para que sean competitivos, ni en inculcarles la valiosa cultura del esfuerzo. Los prefiere atrapados en la molicie y la vagancia, dependientes siempre de las limosnas del Estado socialista, al que votarán para seguir disfrutando de una vida fácil, aunque miserable.
Francisco Rubiales
Los alemanes no son pioneros en esa política nociva e incierta. El español Pedro Sánchez les ha abierto el camino porque tiene claro que el voto de los jóvenes, de los sinvergüenzas y de los pobres le dará el poder, ya que pocos españoles decentes, demócratas o amantes de la nación y la libertad votarán socialismo después de la labor de demolición y ruina realizada por el PSOE en los últimos años.
Si eres joven en España te regalan títulos académicos sin estudiar, tienes ayudas para el alquiler y para la compra de viviendas, pero si no reúnes las condiciones para acceder a una vivienda te permiten que la "okupes" y la robes y el dueño seguirá pagando los gastos. Además, te darán dinero para tus gastos "culturales" y te permitirán botellones y orgías de sexo y drogas sin que la policía, cada día más debilitada, te moleste demasiado. Todo ese derroche de dinero lo consiguen los socialistas endeudando enloquecidamente a España, cuya deuda exterior ya es asombrosa y escalofriante.
Sánchez y los suyos esperan que, como agradecimiento, los votos de los jóvenes, de los ordeñadores profesionales del Estado y de los vagos subvencionados les mantengan eternamente en el poder.
Es el nuevo programa de un socialismo que había casi sucumbido en los países prósperos y democráticos del mundo y que espera resurgir gracias a la nueva política-basura.
Pero lo que el socialismo no puede darle a los jóvenes, ni a los adultos tampoco, es democracia, respeto a su libertad individual, empleo, servicios públicos de calidad y dignidad como persona.
El paro juvenil se enquista en la España socialista, el único país europeo que no consigue bajar del 30%. Entre el social-comunismo y la pandemia han logrado que España sea en el país con mayor tasa de desempleo juvenil de toda la OCDE. Los datos más fiables hablan de un desempleo juvenil de un 40 por ciento, lo que ha obligado a miles de titulados españoles, en teoría bien formados, a buscar trabajo en el extranjero, en su mayoría como expendedores de hamburguesas y de cerveza u otros empleos de bajo nivel.
Por Inglaterra y Holanda circula una especie de chiste que dice que "Si encuentras con un arquitecto o un investigador vendiendo hamburguesas, es español".
El socialismo gobernante no tiene interés alguno en formar a los jóvenes para que sean competitivos, ni en inculcarles la valiosa cultura del esfuerzo. Los prefiere atrapados en la molicie y la vagancia, dependientes siempre de las limosnas del Estado socialista, al que votarán para seguir disfrutando de una vida fácil, aunque miserable.
Francisco Rubiales