Información y Opinión

Ganadores y perdedores del debate



El perdedor claro del debate fue el pueblo español, obligado a soportar a cuatro candidatos mediocres e incapaces de ilusionar, cohesionar, pactar y proporcionar esperanza. De los cuatro, el que menos brilló fue Pedro Sánchez, que padece los mismos males que el socialismo que representa: confusión, falta de frescura, exceso de odio, poca flexibilidad, ansias de poder y una desoladora incapacidad para ilusionar a los ciudadanos.

¿El ganador? Es imposible saberlo porque en este país tan politicamente inculto, fanatizado y aborregado, cada uno cree que gano el suyo. Cada periódico da ganador en su encuesta al que coincide con su linea editorial. La Sexta cree que lo ganó Pablo Iglesias y el ABC piensa que Rajoy.

Nosotros creemos que el menos malo y el único que conecto en algunos momentos con la ilusión regeneradora y los cambios que el país necesata fue un Albert Rivera que mejoró mucho con respecto a otros debates del pasado y que habló de "soñar", lo único que puede redimir a un pueblo ya acostumbrado a las pesadillas.
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Los españoles son los perdedores porque, después del debate, siguen desilusionados, decepcionados, asqueados y sin esperanza alguna en la política. El horizonte de España se tiñe de negro. Los dirigentes olían a fracaso y no fueron capaces de entregar a su pueblo lo único que deseaba: ilusión.

Los cuatro mediocres enfrentados alimentaron las diferencias entre ellos y rompieron los escasos puentes que les unían para impedir los diálogos y pactos que serán necesarios después del 26 de junio. La España que surge del debate del 13 de junio es, si cabe, más triste y angustiada por culpa de cuatro incapaces.

Por lo que se vio en el debate, la posibilidad de que esos gallos de pelea pacten entre si es casi imposible. Lo único que les une es la ambición de poder, pero eso es también lo que les separa.

Cualquier alianza posible chirría. Si se analiza con lógica imparcial lo que ocurrió en el plató de televisión, los cuatro contendientes deberían dimitir por minusvalía política y porque provocaron insomnio a muchos españoles, que ya temen una tercera convocatoria electoral.

Pero, si se profundiza en el análisis, queda claro algo que cada día es más evidente: lo que está en crisis en España es el sistema político, esa falsa democracia creada con engaño y a traición tras la muerte de Franco, un sistema agotado, poco querido por los ciudadanos y capaz solo de producir energúmenos, ladrones y arrogantes alienados en la política.

Francisco Rubiales

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Martes, 14 de Junio 2016
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