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Fidel no volverá al poder en Cuba





Hace cuatro días, en su segundo discurso político desde que asumió el poder, el pasado 31 de julio, Raúl Castro sugirió que Fidel no volverá nunca más al poder supremo e inuaguró un nuevo estilo de gobierno en Cuba, caracterizado por un poder colegiado, la entrada en escena de las nuevas generaciones y el fin de los largos discursos.

Ante un auditorio juvenil, con un estilo distendido y cargado de humor, poco apropiado si se tiene en cuenta que su hermano Fidel está agonizando, Raúl admitió que Fidel es irreemplazable, salvo que sea sustituido por una dirección colegiada, y sugirió que el poder descansa ahora en el Partido Comunista de Cuba (PCC).

El marco elegido, la clausura del Congreso de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), era perfecto para la presentación política del nuevo amo de la isla. Raúl aparecía rodeado de jóvenes cachorros del régimen y el acto, lógicamente, fue transmitido en directo por la televisión del Estado.

“Estamos en un momento histórico porque, queramos o no, ya nosotros estamos concluyendo el cumplimiento de nuestro deber y hay que seguir abriendo paso, paulatinamente, a nuevas generaciones”, dijo, y agregó: “Fidel es insustituible, salvo que lo sustituyamos entre todos, cada uno en el lugar que le corresponde”.

Todo el discurso fue portador de un claro mensaje subliminal: "Fidel no regresará". Ese mensaje fue más evidente cuando habló del nuevo liderazgo y dijo: “Cuando alguien trata de imitar, fracasa".

Más tarde sorprendió a la audiencia reconociendo que no siempre había mantenido buenas relaciones con su hermano: "Fidel es insustituible, lo sé porque lo conozco desde que tengo uso de razón, no siempre con las mejores relaciones".

Para dar ejemplo del nuevo estilo colegiado, pasó el micrófono a quien es considerado como jefe del ala dura del poder cubano, el joven ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque ("nuestro querido canciller", lo llamó), para que cerrara el acto.

Momentos antes evidenció el cambio de estilo al afirmar "De las discrepancias siempre saldrán las mejores decisiones", algo insólito en la Cuba de Fidel, donde la discrepancia se pagaba con la cárcel o la muerte.

El hombre que comandó durante más de medio siglo las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba es hoy el primer dirigente de una Cuba en la que Fidel ya no manda. Esté agonizando o no, ha sido neutralizado y el discurso del general Raúl Castro lo ha puesto en evidencia.



Franky  
Domingo, 24 de Diciembre 2006
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