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Falsa regeneración y chapuza en la reforma del Poder Judicial español



El PSOE y el PP han pactado una chapuza poco fiable, que presentan ante la sociedad como una despolitización y regeneración del poder judicial español, pero que en realidad no regenera nada porque sigue manteniendo vigente un sistema bastardo y sucio en el que los políticos y sus partidos eligen a los jueces en una Justica antidemocrática por estar politizada hasta el tuétano.

Se trata de un engaño más de políticos sin democracia a un pueblo tan domesticado que se cree siempre las mentiras del poder.

Por lo pronto, ambos partidos se han repartido los nombramiento de vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), diez para cada parte, al mas puro estilo dictatorial, pero prometiendo que en el futuro los jueces elegirán a parte de los jueces, sin garantizar la despolitización plena de una Justicia que, como todo en España, depende de partidos manchados de corrupción y llenos de delitos.
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Los hechos son elocuentes y el principal dato es que hay más euforia en el PSOE que en el PP por el pacto logrado. Otro dato a tener en cuenta es que Patxi López, portavoz de miserias y suciedades, ya cuestiona la esencia del acuerdo y dice que eso de que los jueces van a elegir a los jueces en el futuro es mucho decir.

Los demócratas españoles no se fían y tienen razón porque de partidos corruptos no pueden surgir soluciones limpias. O, dicho de otro modo, del problema, que son dos partidos convertidos en asociaciones para delinquir, no puede surgir la limpieza, ni la regeneración, ni la democracia.

Los políticos no han tardado ni un minuto en introducir confusión y polémica en el acuerdo. Abascal se reafirma en que PP y PSOE «son lo mismo» tras el pacto del CGPJ: «La traición se ha consumado», mientras Patxi López dice que eso de que los jueces elegirán a los jueces habrá que verlo.

Por lo pronto, Sánchez y los socialistas están contentos y eso es una pésima señal. Puigdemont dice que ha ganado el PP y los demócratas desconfían de los que han pactado, dos grupos que destacan como las asociaciones de delincuentes mayores del país, después de ETA, por el número de delitos cometidos y condenas recibidas,

Feijóo alaba el pacto y dice que acaba con la politización de la Justicia y que está garantizado por Bruselas, pero lo Historia demuestra que Bruselas no tienen capacidad hoy para garantizar nada.

Pero la gran incógnita es que del problema mismo no puede surgir la solución y que los corruptos no pueden pactar nada bueno y menos si el pacto conlleva pérdida de poder e influencia para ellos.

Sin embargo, a pesar de las carencias y defectos descritos, es justo reconocer que el acuerdo contiene algunos avances regeneradores que dificultan las puertas giratorias, el trasvase de políticos a los órganos judiciales y nombramientos tan corruptos como el de Dolores Delgado, reformas insuficientes después de cinco años de bloqueo y crisis del sistema judicial.

El acuerdo habría sido fiable y democrático si al mismo tiempo que pactaba la renovación del CGPJ aceptaba que los jueces eligieran a la mayoría de los miembros del órgano de gobierno, pero lo que se ha pactado es un reparto de cargos igualitario entre los dos partidos y una "promesa" de que en el futuro los jueces tendrán más poder.

Toda una chapuza bajo sospecha, acorde con la escasa ética, democracia y decencia de los dos protagonistas del pacto.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 26 de Junio 2024
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