Información y Opinión

Fake News (La guerra de las mentiras en los medios y las redes)



El mundo está en guerra, una guerra que se libra en el frente de la opinión y con la información y la opinión como armas. Las noticias falsas (fake news) lo invaden todo. El gran objetivo es desestabilizar y generar conflictos en los territorios del adversario. Los ciudadanos, bombardeados y confundidos con noticias y opiniones elaboradas en factorías a sueldo, ya no saben que es verdad y que es mentira y tienden a segregar odio y rechazo. Es la guerra típica del siglo XXI, en la que los hackers, los intoxicadores y los periodistas comprados son las piezas de destrucción más valiosas.
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Snowden, Assange y Putin, tres aliados intoxicadores
Cataluña está siendo el escenario más sofisticado y avanzado de este nuevo tipo de guerra, en la que las noticias falsas, las imágenes trucadas y las opiniones interesadas compiten en confundir y nublar las mentes. El mundo quedó conmovido, después del referéndum catalán, por una lluvia de informaciones y opiniones falsas, lanzadas por las factorías al servicio de Rusia, entre las que sobresalen las de Julian Assange y su WikiLeaks, expertos en intoxicaciones.

La verdad fue masacrada por la propaganda independentista, que estuvo ayudada masivamente por las factorías rusas de intoxicación. No existieron aquellas cargas policiales crueles que se difundieron, ni los miles de heridos, ni la sangre fotografiada. Todas aquellas falsedades, lanzadas al mundo para fortalecer el independentismo y debilitar a España y Europa, fue obra de la mentira y una batalla en esa guerra de la intoxicación en la que creyeron muchos medios del mundo, sobre todo anglosajones, siempre ávidos de noticias e informaciones que denigren a España.

La alianza entre el independentismo y las factorías rusas de falsas noticias es un hecho comprobado. El diario El País publica hoy un interesante documento sobre las relaciones del independentismo con el sistema de intoxicación amparado por los intereses rusos.

El empresario y editor Oriol Soler, uno de los ideólogos y promotores más relevantes del movimiento secesionista en Cataluña, se reunió el pasado 9 de noviembre durante cuatro horas con Julian Assange, el activista perseguido por la justicia estadounidense responsable de la web de filtraciones Wikileaks. El encuentro, según ha confirmado a EL PAÍS el propio Soler, tuvo lugar en la embajada de Ecuador en Londres, donde Assange permanece asilado desde hace más de cinco años. A través de las redes, este ciberactivista ha difundido miles de mensajes y desinformaciones en apoyo del independentismo catalán.

La alianza independentista con los sistemas de intoxicación y mentira es tan vergonzosa como la que les mantiene unidos al dictador venezolano Maduro. Ese mundo que se mueve para proteger la sedición catalana es pura escoria internacional, un aparato basado en la mentira y el engaño, movido por dinero de las mafias, del gobierno ruso y de empresarios interesados en negocios turbios, capaz de difundir cualquier cosa, aunque sea falsa, si perjudica al enemigo. Se trata del mismo grupo de intoxicación que apoyó la victoria de Donald Trump contra Hillary Clinton.

Un típico producto de esas factorías del veneno fue el vídeo "Help Catalonia. Save Europe", difundido en las redes por la asociación Òmnium Cultural, en el que la actriz Anna Murany relataba, en actitud melodramática, un cúmulo de falsedades sobre la actuación de la policía durante el referéndum ilegal del 1 de octubre.

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, habría colgado alrededor de 40.000 tuits apoyando la independencia catalana; mientras que el exanalista de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU.), Edward Snowden, habría tuiteado o retuiteado 8.198 mensajes, según datos recogidos en el último boletín de «CIBERelcano».

El apoyo del veneno y la mentira al independentismo catalán, aunque le aporte victorias iniciales, termina por degradar a ese movimiento y por restarle solvencia, dignidad y fuerza moral ante el mundo. Los intoxicadores movidos por Moscú, junto con otros similares impulsados por las potencias occidentales y por China, son hoy uno de los capítulos más sucios del presente humano.

Francisco Rubiales


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Lunes, 13 de Noviembre 2017
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